Dos semanas más de confinamiento. “Pero relajando medidas», titulan algunos. “Sin descartar que haya que alargar el periodo hasta finales de mayo”, apostillan otros. Y seguro que lo uno y lo otro salió de los labios del presidente del gobierno español, con esa curiosa facultad para anunciar cosas diferentes en medio párrafo de distancia. Qué curioso ejercicio mental, por cierto, imaginar qué pasaría si el de las comparecencias oficiales tuviera gafas, barba blanca y un peculiar modo de pronunciar las eses. Como poco, las cañas serían lanzas y las lanzas, cañas. O sea, los que ahora echan espumarajos y tildan de inútil al jefe del Ejecutivo andarían pidiendo altura de miras y llamando a remar en la misma dirección. Y viceversa, claro. Los que aplauden con las orejas al líder máximo y tachan de antipatriotas a los que osan emitir cualquier crítica estarían exigiendo la dimisión inmediata.
A mi, francamente, me da lo mismo que me sermonee uno que otro, aunque agradecería un poco de consideración. Vamos, que no me tomen por más idiota de lo que ya me siento. De igual modo, no me pilla por sorpresa la prórroga del encierro, como tampoco me asombrará que vuelvan a largarlo. Temo que lo peor vendrá depués. Es decir, presiento que tras la noche, vendrá la noche más larga. Adiós, Aute. Gracias por tanto.
Ahora sí que estoy desconcertado. La OMS parece que se inclina ahora por usar mascarillas.
El efecto aerosol parece que sí existe, que las partículas de fluidos con virus permanecen suspendidas en el aire y que las mascarillas serían complementarias a las medidas de higiene ya consideradas.
Pues como todos sabemos no hay mascarillas en el mercado salvo en e-commerce y de empresas chinas que se aprovechan del miedo mundial,sin escrúpulo alguno, con plazos de 1 mes o más y precios de bandoleros.
El gobierno central pide hoy a las autonomías que empiecen a buscar locales para aislar a los portadores asintomáticos.
Se van a repartir un millón de tests entre las CCAA, cantidad infinitamente menor a las necesarias para hacer un chequeo efectivo, por ejemplo de portadores asintomáticos o de individuos ya presuntamente inmunizados.
Al mismo tiempo empezamos a oir hablar de estudiar una vuelta escalonada a la normalidad a partir de unos días y los epresarios animan a acudir cuanto antes a los puestos de trabajo mediante anuncios a página completa en los medios.
Todo ello me transmite una impresión de pollos sin cabeza.