Ya sabemos qué habrá después del estado de alarma. Nada entre dos platos. O, menos finamente, una boñiga pinchada en un palo. El decreto de transición anunciado por la vicepresidenta Carmen Calvo con su ineptitud expresiva habitual no llega ni a mal parche. Bien es cierto que, una vez jurado en hebreo todo lo jurable por la enésima deslealtad del inquilino de Moncloa con quienes lo mantienen donde está, la jugarreta es perfectamente coherente con lo que llevamos visto y padecido desde el principio de la pandemia. A Sánchez y a sus susurradores se la bufan un kilo las muertes de decenas de miles de personas y la ruina económica. Especialmente, si pueden pasarles el marrón a los gobiernos locales, que es lo que vuelve a suceder con este esputo legaloide que se han sacado de la entrepierna.
A partir del domingo se van por el desagüe todas las medidas que nos habían jurado que eran imprescindibles para luchar contra el virus. Si las comunidades pretenden mantenerlas deberán pasar por la doble humillación de recibir el aval del Superior de Justicia correspondiente y de suplicar clemencia al Supremo es-pa-ñol en el muy probable caso de que un juez jatorra se ponga estupendo; precedentes tenemos. Los cuantopeormejoristas del terruño, que ya juran que estamos peor que en India, se van a dar un festín.
No entiendo de leyes, pero creo que se puede decir que entramos en una situación de «vacío legal». ¿Y a quien beneficia esa situación?, muy claro: a los aprovechados, a los iresponsables, a los que gritan eso de que «a mi me van a decir lo que puedo hacer y lo que no puedo hacer». Y esto último me recuerda a Aznar cuando fijo aquello de que «a mi me van a decir cuando puedo, o no, tomar unas copas».
Pues ala, que se vayan preparando los hospitales, el personal sanitario y todo lo necesario para lo que venga, (y me gustaría equivocarme) tras esta situación de indefensión legal que, según dicen los que saben de esta cosas, van a quedar los gobiernos de las Comunidades Autónomas.
«A Sánchez y a sus susurradores se la bufan un kilo las muertes de decenas de miles de personas y la ruina económica.»
Muy duro decir eso, pero es la pura verdad.
Solo les preocupa tapar su trasero y las próximas elecciones.
Y luego nos sermonearán con que la culpa es nuestra por ir a la playa o al campo a tomar el sol.
“El que con chiquillos se acuesta, ca____ se levanta”
Nos espera más juego sucio. Sin esperar al día 9, el clown de la anchouca Revilla ya ha puesto en boca del Lehendakari cosas que según el aludido jamás ha dicho.
Quienes durante el vigente estado de alarma han puesto todas y cada una de las zancadillas que han podido, ahora creciditos ante el despropósito del fullero de la Moncloa echarán el resto.
PP, tasqueros, togados, y amantes del estilo Ayuso le van a poner las cosas aún más difíciles, porque los que se mueren siempre son «los demás»
Si el estado español y sus dirigentes tuvieran alguna decencia moral hubieran esperado a que la vacunación haya cubierto al porcentaje de población que marquen los científicos dedicados a ello.
Pero España es diferente como decía su Caudillo. ¿ De verdad que está muerto?
Sánchez se lava las manos con alegría. En teoría lo único bueno es que ya no será posible que en Navarra cierren los bares mientras que en la CAV no se pueda. El Supremo decidirá. Lo malo es que conociendo el tipo de jueces que llega al Supremo nos podemos temer que sus decisiones se basen antes que nada en cómo hacer daño a los malvados rojoseparatistas que usurpan un poder que debería estar reservado a los buenos patriotas, prescindiendo de cuáles serían las mejores decisiones para contener la epidemia.
Volvemos a lo de siempre, el gobierno de Madrid nos vuelve a recordar que el gobierno del caserío vasco es de los vascos, pero el caserío sigue siendo propiedad de Madrid. No lo olvidemos. Urkullu, con toda su tristeza tendrá que envainársela una vez más y acatar lo que le digan. Desde Madrid y desde Europa.
Siempre ha sido asi, yo lo voy extender a todo la clase politica y economica, » SE PIENSAN QUE ELLOS NO SE VAN A MORIR NUNCA » SOLO NOS MORIEMOS LOS DEMAS y asi luce el pelo.