Creo recordar de un cursillo de marxismo acelerado que hice en el pleistoceno que la vaina iba de poner al enemigo frente a sus contradicciones. Parece que el soberanismo institucional de Catalunya lo ha captado al revés. O, bueno, con el sindiós ideológico que atravesamos, tampoco descarto que los marxistas de ocasión sean los de la España una y grande, que han conseguido que el Govern frene y acelere al mismo tiempo. Es decir, que mande a los mossos a reprimir las mismas protestas que alienta.
Sí, las mismas. Dejen de removerse en sus mullidos sillones los procesistas de salón locales, que al propio Torra se le ha escapado un par de veces y ayer mismo el atribulado conseller Buch reconoció en su mil veces aplazada comparecencia que sopas y sorber no puede ser. Claro que ni uno ni otro lo han expresado hasta ahora mejor que la portavoz del Govern, Meritxell Budó, cuando dijo que los golpes eran por el bien de la causa, pues así se le birlaba al Estado la excusa de la inacción para traer a sus propios apaleadores.
Bien mirado, Budó tiene algo de razón. Ciertas imágenes hacen pensar que los piolines del terruño manejan los rudimentos de la porra tan bien o mejor que los importados. Otra cosa es que al presidente español en funciones eso le vaya a importar una higa. Ya ha quedado claro que va a sacar petróleo de la inocultable y desmedida violencia que se ha visto. La usará como argumento electoral y, además, como prueba de cargo ante la comunidad internacional. Ojo, que ahí quedará en entredicho el bien más preciado del independentismo: su carácter netamente pacífico. Por eso urge un desmarque sin matices.
Tras el 1 de octubre del 2017 todo el mundo tuvo la impresión de que el Estado español había sufrido una estrepitosa derrota en términos de imagen con el consiguiente triunfo en la materia del independentismo.
Hoy la sensación es la contraria. El momento «sentencia» debía poner contra las cuerdas al Estado y al Gobierno central de turno, debía ser un impulso para el independentismo, gasolina para el proceso. Y la sensación de la de que quien está sacando ventaja de estos días es el «españolismo» y muy en especial Pedro Sánchez.
Y…todo..por el mal uso de la gasolina, en todas sus acepciones. Se ve al independentismo muy perdido.
Hay tiempo para rectificar. La de las marchas me parece una potente iniciativa y este fin de semana el soberanismo puede volver a llevar la iniciativa.
Además; parece que Rivera les va a echar una mano con una performance que creo que está midiendo muy mal y que va a suponer su defintivo hundimiento.
Claro…que también, en el lado del independentismo la pueden volver a cagar. Porque no creo que puedan controlar una violencia muy arraigada que viene desde antes el proceso.
Desde hace bastantes años, cualquier acto de masas en Barcelona termina en actos vandálicos muy graves. Una celebración de una liga del Barça, una huelga estudiantil, que cierren los bares a las 03,00 en las fiestas del barrio de Gracia, da lo mismo, la cosa termina en contenedortes ardiendo, tiendas destrozadas, carreras, golpes….
Por motivos profesionales tengo contacto con una gente quien gestiona un edificio de oficinas y bajos comerciales en pleno centro de Barcelona. El metro cuadrado a precio de kokotxa.
Cada dos por tres sufren tremendos destrozos en escaparates, cócteles molotov…
Me contaban que, ha hartos, en alguna ocasión en que con grabaciones de cámaras se pudo identificar a algunos de los atacantes y los dueños del edificio decidieron denunciar…los combativos chicos son casi siempre niños bien, niños de papá de la burguesía catalana, eso sí con la indumentaria revolucionaria y abogados de postín pagados por papá.
Supongo que al igual que los jóvenes americanos tienen costumbre de, antes de lanzarse al mundo profesional, de pasar un año o unos mese haciendo el hippy por el mundo, los cachorros de la burguesía catalana antes de convertirse en forrados hombre de negocios y gente de orden llena de seny, pues pasan un tiempo jugando a la revolución y a la guerrilla.
Es algo que vienen sufriendo en Barcelona desde hace mucho tiempo.
Removido en mi mullido sillón (que gustoso cambiaría por silla girasol y auriculares), no defenderé lo indefendible. Como dice el mindundi que tú ya sabes, con violencia sólo gana el Estado. El desmarque (actualizado, porque yo siempre lo he oído, no sé tú y Sánchez) ya se ha producido y queda claro el campo de juego, si no lo estaba. Protesta sí pero pacífica. Incluso los procesistas de salón podemos salir a la calle el sábado por Donosti contra el engendro de sentencia, y no romperemos nada. Los que nunca lo hemos hecho ni justificado. Es más, oyendo a tus colegas ayer en los medios del imperio, con lo del árbol y las nueces parte II, me entró un deja vu escalofriante. No les valía no el desmarque del lehendakari (perdón del president) y un plumilla, al oír su condena, enfadado sin duda porque la hubiera, le llamó miserable, con todas las letras. Urge un nuevo cocidito Javier, con tropiezos de butifarra.
Cundo la violencia estalla por parte de quien ha sido violentado sistemáticamente por los «violentos oficiales», hay situaciones que sí ayuda.
En Ecuador recientemente hemos vivido un episodio que lo demuestra, y nadie puede reprochar que el hartazgo de ver una y otra vez como condiciones ya pactadas se rechazan por decreto y chulería a quien la solicita, porque exprime como arma la educación y sonrisa, mientras la otra parte se «descojona» mirando con asco a los pobres miserables.
Otra cosa es que a río revuelto aparezcan pescadores que siempre están con la caña preparada dispuestos a pescar en cualquier río y cualquier presa.
Aquí podemos enumerar a los incompetentes de la grande y libre que han llevado a repetir las elecciones del 10N y a los que corrieron demasiado en pasar de reino a república en cuestión de segundos con pasaporte en el bolsillo mientras sus huestes recibían ostias por parte de los «violentos oficiales». que ahora esperan con sus 155 sacar réditos electorales con olor a carroña.
El capital e imperialismo siempre se ha basado en la violencia «legal» que no justa, para conseguir su objetivo, y siempre ha soltado alguna migaja cuando ha visto contraviolencia menor en la otra parte.
Estando de acuerdo con lo leído, solo recordar que los Jordis llevan dos años en prisión y han sido sentenciados a nueve por, precisamente, haber evitado lo que está pasando ahora.
No es fácil de explicar ni de entender.
A aquellos que distinguen entre clases de antidisturbios, yo les diría que percibo diferencia entre A/ los de Pinochet, policía mexicana de los años 70, grises y GC del terreno durante la época de dictadura (y algunos años de transición también), y alemanes del siglo pasado –por poner sólo unos ejemplos–, que llegaban a usar fuego real llegado el caso; y B/ los antidisturbios actuales de la Guardia Civil, la Policía Nacional, los ‘beltzas’, los ‘brimos’ (así los llaman) de los Mossos, las CRS de Francia y los ingleses, todos los cuales reparten sopapos a manta (¡joder si reparten!), pero, aparte de tener su número en la chepa, están algo más entrenados en cómo apoyarse unos a otros, en no responder a las frases cariñosas que les dedica la contraparte a su familia, y saben que gastar fuego real podría acabar con su carrera.
Ahora bien, siguiendo con B/, eso no supone, creo, que el reparto de tunda sea diferente entre unos y otros cuerpos. El antidisturbio, con la tensión a mil, es una persona que, con independencia del país o cuerpo al que pertenezca, reparte la misma leña (quizá la única diferencia — no menor– es que en Cataluña se prohibió que los Mossos gastaran pelotas de goma, mientras que los demás antidisturbios sí las usan).
Lo dicho: pensar que en una situación de gran tensión estos y otros sacudirán aquellos menos y estos más, es desconocer completamente de qué va la cosa y estar poco menos que en la inopia (o mundos de Yupi).
Lo cual quizá sea también una de las causas de todo lo que ocurre en CAT…
Sopas y sorber si puede ser lo que no puede ser es soplar y sorber
A ver si soy capaz de explicar lo que quiero decir.
No pretendo frivolizar ni nada parecido pero…cómo decirlo…se trata de una violencia muy de «primer mundo». Muy aparatosa, muy retransmitida, viral, mientras la lías la grabas con el IPhone y la subes a redes sociales o lo mandas por «guachap» pero…hasta ahí llega la cosa. Realmente el potencial desestabilizador es muy pequeño.
Insisto; no pretendo minimizar los incidentes ni negar la indignación que pueda haber tras la sentencia. Bloquear un aeropuerto, comunicaciones, rodear edificios oficiales, etc…no es moco de pavo. De hecho…son situaciones que de persistir podrían justificar medidas adicionales.
Pero creo que no deja de ser una violencia propagandística, de mera imagen. No va a tener ningún otro alcance y yo le veo a Sánchez y el Gobierno incluso cómodo. Claro…que un paso más allá, un salto más que no pudieran controlar más o menos los cuerpos policiales ya le pondría al Gobierno en más apuros, pero de momento, hasta le viene bien.
Es una violencia que se proyecta y se ceba en Catalunya, particularmente en Barcelona. Quienes la sufren, los que ven su vida diaria afectada son los catalanes y bacerloneses. En Madrid, en el resto de España…se sigue con la vida norma, viéndolo por la tele y comentándolo en el bar o en la oficina y ya. Pondrán mueca de desagrado viendo las imágenes pero en el resto de España se la pela que ardan todas las noches las calles de Barcelona.
La sociedad catalana es la castigada. Y eso se les vuelve en contra a quienes la ejercen. Aparte de que insisto en que no tiene capacidad de hacer tambalearse nada y es violencia aparatosa, de video de youtyube, como un juego de guerrilla muy realista, bastante bestia….pero…»un juego», a nivel de propaganda…es una derrota para el independentismo.
¿Cuánto tiempo pueden sostener esta dinámica? ¿Cuánto tiempo pueden someter a la gran mayoría de la sociedad catalana a esta castigo en su vida diaria? Yo diría que esta semana….y no más. Y eso lo aguanta el Gobienro central sin pestañear, con postureo de tema grave pero sin despeinarse, estando localizado en Catalunya, y encima sacando réditos de imagen.
Muy mal medido.
Nos acordamos, supongo, de cuando era segurísimo que el TEDH tumbara la ilegalización. Y terminó asegurando que la ilegalización de una estructura política que daba amparo a una organización terrorista no solo era legítima, sino que era una necesidad social desde hacía bastantes años.
Curiosamente, fue esa bofetada a mano abierta la que abrió la vía para que Otegi y cía, si bien no han abandonado el pasado (ellos sabrán, es probablemente el único lastre verdadero para que el PSOE se preste a un gobierno «de progreso» a la vasca), sí que han tenido que dejarlo atrás en buena medida.
Quizá haga falta que el TEDH explique (de nuevo, les leyó la cartilla en octubre del año pasado) alguna cosilla sobre los derechos del resto o el TJUE le diga a x país que de ponerse a discutir euroórdenes nada, para que se pase a una fase menos histriónica y más de buscar objetivos realizables. El Concierto catalán, que, de rebote, podría traer el concierto para todas las autonomías y un Estado bastante menos centralizado en la práctica y unas autonomías más en la medida de sus necesidades y recursos, de rebote. Pero, claro, para quien quiere lo absoluto, sea esta una independencia sin separación de poderes y con una mayoría ínfima o sea esto un Estado centralista ,e ineficiente, a la francesa, como que no le gusta la idea.
La realidad es… pringosa y gris. No aceptará volverse pura y blanca porque los que agitan la bandera que sea así quiera. Podríamos empezar por ahí.
Esto es un problema que, en el caso catalán, se arrastra ya desde hace unos años. Precisamente el «cepillado» no fue sino quitarle al Estatut cosas que le daban poder, no concedido por nadie, sobre otras latitudes. Por ejemplo, la nuestra; el primer informe sobre que nuestro sistema era negativo para Cataluña estaba en el horno. Sin el TC, y tal como estaba redactado, todas las normas forales tributarias habrían quedado en suspenso. Que esa es otra, el blindaje de las normas forales no ha caído en una manifa; ha sido en una negociación lenta, frustrante y arrastrada. Y lo mismo con cualquier otra cosa.
¿Luther King hubiera conseguido algo sin los Black Panthers? Es más ¿consiguió algo? Con la paz se llega muy lejos, sobretodo Puigdemont, que es el que más lejos ha llegado.
Y ahora los nazis españolitos, claro. Abrir el melón de la «violencia legítima» tiene el problema de que otros mucho más cafres están dispuestos a saltar a por las mayores piezas de fruta.
Desde Catalunya:
Ha habido un cambio en Catalunya desde que Marchena sacara del cajón la sentencia el pasado lunes.
Siete años de movilizaciones ejemplares no han servido para que se nos respete, más bien al contrario.
Hay indepes escandalizados y preocupados por las barricadas y los contendores quemados, cierto.
Pero se empieza a abrir paso otra corriente: la que defiende que hay que dejar claro que España tiene un problema. S los catalanes se nos ha convencido de que siempre debemos poner la otra mejilla; todo el mundo puede enfadarse, protestar y liarla… menos los catalanes. ¿Qué se consigue sacando flores después de la sentencia? Que España se crezca.
A los que dicen que estos incidentes dan mala imagen del movimiento les preguntaría:
¿Algo que decir de la violencia policial gratuita? ¿De las provocaciones? ¿De la permisividad y complicidad con los fascistas que hemos visto esta noche?
Supongo que los que critican los «violentos altercados» están de parte del gobierno chino y no de los hongkoneses; supongo que están de parte de Lenin Moreno y no de los indígenas ecuatorianos; de parte del ejército israelí y no de los palestinos; y así hasta el infinito.
¿Por qué lo que genera comprensión e, incluso simpatía, en otros conflictos genera rechazo en el caso catalán?
De hecho, como digo, a muchos catalanes nos habían convencido de eso.
Pero creo que se está acabando. No vamos a caer en la trampa de España y vamos a mostrar que el conflicto existe y es gordo, gordo.
Ni la sentencia va a «apaciguar Cataluña» ni el independentismo está descabezado porque – aunque España es incapaz de comprenderlo – tiene más de dos millones de cabezas.
Y porque, diga lo que diga Carmencita Calvo, tenemos mucho de lo que quejarnos y tenemos mucho que decir.
Como dijo Beenhakker al fichar por el Madrid «L’época bonita s’ha acabao».
Y, sobre todo, existe en Catalunya la sensación que ahora se entra, de verdad, en la fase resolutiva: Ganarán o ganaremos, pero ahora es la definitiva.
Entonces…¿los altercados son obra de infiltrados…no…sí??