¡Para lo que vamos quedando! A estas alturas del tercer milenio, HBO, un emporio audiovisual que paga en España menos impuestos que un currela medio, ha retirado de su (ramplón) catálogo Lo que el viento se llevó bajo la acusación de dar una imagen edulcorada de la esclavitud en Estados Unidos. Ya era abominable la decisión inicial, pero ha ocurrido que tras la polvareda que ha provocado el anuncio, la plataforma ha empeorado las cosas. Ahora dice que se trata de algo temporal, lo que se tarda en añadir al clásico una introducción que contextualice y adapte a los tiempos actuales su trama. Tracatrá.
Primero, me pregunto dónde carajo encajarán el sermoncillo, pues, aunque hace tiempo que no me echo a las ojos las desventuras de Escarlata O’Hara y Rhett Butler, creo recordar que la cinta comienza, precisamente, explicando que lo que sucede en la película se remonta a mucho tiempo atrás, a una época, literalmente, “que se fue con el viento”. Segundo y más importante, el atrevimiento de largarle un pegote a una obra ajena es más grave que el borrado del catálogo mondo y lirondo. Es mearse en el autor, pero especialmente en los espectadores, a los que se trata de menores de edad. Justo lo que hizo, por cierto, la censura franquista con Ladrón de bicicletas o Los cuatrocientos golpes. Todo vuelve.
Lo que nos queda a los potenciales condimidores de esa Empresa (HBO), es dejar que les lleve el viento a ellos, y no consumir nada de ella. Es el «arma» que tenemos la ciudadanía, en nuestra condición de consumidores, para parar a este tipo de Empresas.
Yo lo que no entiendo es cómo no se hace con este tema como cuando sube la ultraderecha, que se echa la culpa a alguien del otro extremo. Siempre sale el acomplejado de turno diciendo «cuidao», no te muevas, que sube Abascal». Nadie habla de que el auge de la ultraderecha acaba con idiotas suicidados en búnqueres o colgados de un pino, menos los que acaban de txontxongilos de los yankies, que siguen jodiendo igual pero no debe ser nada digno desde su punto de vista. Esto es la ley del péndulo, ha habido cierto auge mundial de la ultraderecha y ahora, como vacunados del virus fascista, nos vamos al otro extremo. La culpa de todo la tiene Trump.
Es la otra pandemia: la de la corrección política y la estupidez que conlleva.
«Curiosamente», la misma derechona made in USA que es claramente racista, se inventa el multiculturalismo y la corrección política porque lo primero es reforzar el capitalismo.
Lo pero es que la izquierda los adopta y se apunta al racismo antiblanco – de hecho, autorracismo -… para no parecer racista!!
Se autoconvencen de que sólo los blancos son racista y atacan a cualquiera que ose mostrarles la realidad.
Supongo que es lo que tienen las religiones: te ofrecen verdad absoluta y convicción de ser mejor que los demás a cambio de venderles no tu alma sino tu intelecto.
Bueno, borremos de la historia el período dorado de Pericles en la Atenas democrática , borremos de un plumazo los cientos de años de desarrollo de la Republica Romana. Aristoteles, Platon, Socrates, Seneca, Ciceron, Cayo Julio Cesar, Augusto, etc, todos ellos producto de una sociedad esclavista.
Y no nos olvidemos de algo: la esclavitud no fue abolida por los escrúpulos morales de una determinada sociedad, fue suprimida por el maquinismo y la revolución industrial, la “moralina” y “La cabaña del tío Tom” vinieron después a “vestir el santo”.