Mucho me temo que sobran los signos de interrogación en el encabezado. Los últimos números, da igual en Euskal Herria, el Estado o en el entorno europeo, apuntan exactamente por ahí. Cabe, como mucho, la bizantina discusión técnica: si es todavía la segunda ampliada o una tercera de nuevo cuño. Da igual. Basta mirar el gráfico. Desde que hace un año tuvimos que encerrarnos en casa hasta hoy, se ven claramente tres montañas y el inicio de una nueva cuesta arriba. Justo cuando nos las prometíamos felices recuperando (en el caso de la CAV) la movilidad entre los territorios y acariciando la posibilidad, una vez pasada la Semana Santa, de dar saltos mayores, volvemos a darnos de morros con la realidad.
Somos Sísifo subiendo una y otra vez por la pendiente con el pedrusco a cuestas. Y para que el chasco sea mayor, cuando empezábamos a pasar del trantrán en el ritmo de vacunación, se obliga a dejar en el congelador miles de dosis del suero de AstraZeneca sin que los mismos expertos sepan muy bien por qué. Será inevitable la caza del culpable. Unos dedos señalarán a la pachorra de la ciudadanía. Otros negarán la mayor y apuntarán a las autoridades por hacer y, ya puestos, por dejar de hacer. Este humilde tecleador no tiene moral para apuntarse a este o al otro bando. Bastante trabajo da seguir en pie.