Tontos del Cupo

Los tontos del Cupo son una moda de ida y vuelta en bucle como los pantalones de pata de elefante. Aunque siempre permanecen ahí, en estado de latencia, de cuando en cuando reaparecen todos a una y con estrépito para bramar sus cánticos tiñosos. Qué mejor oportunidad para la vuelta a las andadas que los titulares gordos sobre el último acuerdo alcanzado por los gobiernos español y vasco (o por el PP y el PNV, que no sé si monta tanto). ¿Cómo es eso que de la noche a la mañana, estando las arcas españolas con telarañas, les largan a los insaciables vascones 1.400 millones del ala? Un atraco, un agravio intolerable, una vergonzosa cesión a los chantajistas periféricos, y así, hasta llenar cien barriles de bilis.

Y no crean que los bufidos salen solo de las gargantas de costumbre. La cosa no se limita a los inquebrantables de la rojigualdez. Hasta los requeteprogres presuntamente comprensivos con la vaina de la plurinacionalidad andan echando espumarajos. “¡España se rompe por el ministerio de Hacienda, señor Montoro!”, se tiró de los pelos en el Congreso el tenido por razonable Joan Baldoví. Por similares derroteros dialécticos han hecho slalom desde la bancada morada Iglesias, Errejón o la intrusa de tertulias Montero. No pasa de moda Josep Pla: no hay nada más parecido a un español de derechas que un español de izquierdas.

Quizá debamos echarle pedagogía. Por intentarlo, que no quede. Lástima que no podamos clonar a Pedro Luis Uriarte. Con todo, soy escéptico tirando a pesimista. Es verdad que esta bronca sobre el Concierto o el Convenio se basa en la ignorancia, pero diría que más en la maldad.

El Concierto PLUS

Confesémoslo: la mayoría nos situamos a favor o en contra del Concierto —lean también Convenio— en función de nuestras simpatías, por pura intuición o, en el mejor de los casos, a partir de media docena de nociones pedestres. No es poca cosa esta última, teniendo en cuenta que para el común de los mortales de las demarcaciones autonómica y foral de Euskal Herria, el instrumento que tanto influye en su día a día es un perfecto desconocido.

La buena noticia para partidarios, detractores y, especialmente, ignorantes —en el sentido más neutro de la palabra— es que Pedro Luis Uriarte nos acaba de proporcionar, literalmente gratis et amore, el modo de cubrir esa falla. Desde hace una semana, cualquiera que lo desee puede descargarse una magna obra titulada El Concierto Económico vasco: mi visión personal, fruto del trabajo de dos años de quien hace más de tres décadas negoció la recuperación de la herramienta clave para ser lo que somos. Quizá les parezcan inabordables sus 2.685 páginas divididas en 11 tomos, pero no se asusten. En el índice hallarán lo que busquen e, incluso, se verán tentados por lo que no busquen; PLUS sabe cómo captar la atención, se lo aseguro.

Y si, pese a todo, no encuentran tiempo o presencia de ánimo para enfrentarse a tan copioso material, tienen la esencia en cualquiera de las entrevistas que está concediendo su autor estos días. Lógicamente, les recomiendo que empiecen por lo que se ha publicado en los diarios del Grupo Noticias y, de un modo más egoísta, por la lección magistral que impartió el viernes en Euskadi Hoy de Onda Vasca. Les prometo que lo tendrán más claro.