Rafting y mucho más por el Cañón del Ebro

El Ebro es uno de los ríos más caudalosos de la península y también de los más largos. Lo ve nacer la localidad cántabra de Hermandad de Campoo de Suso, atraviesa Castilla y León, La Rioja, Euskal Herria por el sur y Aragón para finalmente dar a morir en el mar Mediterráneo (Tarragona) en forma de un gran delta. Sus aguas llegan a drenar territorios más lejanos de su caudal como Valencia o incluso Castilla-La Mancha. Una maravilla de río que la huerta alavesa, riojana, navarra y aragonesa conocen muy bien. Aunque en ocasiones les dé más de un quebradero de cabeza.
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Texto: Oihana Eraso.
Fotos: Anaí López, Oihana Eraso.

Nosotros vamos a recorrer una de las zonas altas de la cuenca. Es una de las más agrestes y también para muchos la más desconocida y bonita. Aquí el paisaje es muy distinto al que el imaginario colectivo tiene de este gran río. Toda una aventura a escasos kilómetros de casa.

 

Nuestra primera parada, el Embalse del Ebro, también conocido como el Pantano de Reinosa. Se encuentra a caballo entre la comarca cántabra de Campoo-Los Valles y la región burgalesa de Las Merindades. Aquí el Ebro se nos presenta calmado. A pesar de tratarse de un embalse artificial, se ha convertido en una zona importante de aves que invernan en sus aguas o que descansan de las migraciones. Todo un regalo para la vista! Nos encantan las tonalidades de los nenúfares que nos encontramos cerca de la orilla!

Seguimos el curso del río, no muy lejos se encuentra uno de los platos fuertes de nuestro viaje, Orbaneja del Castillo. Un pueblo atravesado por cascadas y arroyos que caen estrepitosamente al Ebro. El pequeño pueblo, de no más de cincuenta habitantes, se encuentra colgado en las laderas. Así que sus arroyos van saltando como buenamente pueden entre rocas y pendientes, regalándonos estampas tan bonitas como esta.
Difícilmente encontrareis otro pueblo donde se haya dejado al agua tanta libertad de movimiento como en éste. La vida se ha amoldado a los saltos y corrientes de los pequeños ríos. Casas atravesadas por arroyos, incluso por cascadas!, presas al final de una calle, saltos de agua que parecen nacer en el mismísimo casco urbano, no es de extrañar que el agua haya sido también aquí una forma de vida. Estamos en un antiguo molino que data del siglo XVIII y que se utilizaba para moler cereal. Aunque también fue utilizado como central eléctrica. Tanto es así que la fuerza del agua daba luz a 15 pueblos de la zona.

Este encantador pueblo literalmente regado por afluentes del Ebro está también custodiado por rocas calcáreas esculpidas caprichosamente por el agua. Una de las formas más populares es la de estas dos rocas que se asemejan a dos camellos besándose. Dicen que si es lo primero que observas al llegar a Orbaneja tienes un año de buena suerte!

 

 

 

Seguimos acompañando al río para recalar en el mirador del Cañón del Ebro, que deciros … es impresionante! Aquí el río se nos presenta en forma de brecha que se abre camino entre montes de encinas y arbustos. Sus aguas han creado este gran cañón de más de 200 metros de altura, que bien merece unas cuantas fotos!

 

El Ebro aquí se transforma en todo un río salvaje. El agua se abre paso entre gargantas de roca calcárea y grandes desfiladeros convirtiendo a este tramo, a nuestro parecer, en uno de los más bonitos de toda la cuenca. Amantes de las alturas, ¡apuntad! Si queréis ver la sinuosa silueta de este río a vista de águila, este es vuestro lugar. Estamos a un kilómetro y medio antes de llegar a Pesquera de Ebro, no os defraudará! Eso si, abstenerse los que tengais vértigo porque el lugar es bien escarpado!

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Además este lugar tiene un alto valor ecológico. Estamos en la morada de la nutria y de rapaces como el águila real y águila perdicera.

Pero ¿Qué pasaría si recorriésemos el cañón por abajo? Si os acercáis hasta aquí os recomendamos que lo hagáis! Y es que qué hay mejor que ver y conocer el Ebro surcando sus aguas.

Más info: www.akuamaya.com

Más divertido aún haciendo rafting con nuestros amigos de Akuamaya! Es maravilloso deslizarse por los cañones del Ebro y más si te acompaña en el viaje por ejemplo una garza real. Si el tiempo acompaña un chapuzón para finalizar será la mejor guinda del pastel para un día de emociones.

 

Pero el recorrido no ha terminado, el Ebro aún nos depara muchas más sorpresas. Destaca por su belleza el Desfiladero de los Tornos. Un baño en el entorno de Tudanca donde sus aguas se calman en forma de meandro, es ideal. Más adelante el Ebro volverá a estrecharse en un desfiladero que se abre paso hacia Cidad de Ebro.

 

 

Y no podíamos poner final a nuestro recorrido más que en la monumental Miranda de Ebro, segunda localidad más importante de la provincia de Burgos después de la capital.

 

La localidad es atravesada por el río Ebro, el cual divide a la ciudad en dos zonas bien diferenciadas por su antigüedad histórica: el casco histórico o Aquende (orilla derecha) y la parte moderna o Allende (orilla izquierda).

El mejor broche a nuestro recorrido junto al gran río Ebro.

 

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