Estamos en una tierra cargada de leyendas. La formación de muchas de las cuevas, rocas, montañas e incluso ríos, se les atribuye a seres mitológicos de un solo ojo, presumidas lamias con pies de pato o a nuestra deidad femenina, Mari, que vuela atravesando los cielos.
Esto mismo es lo que le sucede a la cascada de Gujuli o Goiuri, en euskera. Estamos en el municipio de Urkabustaiz dentro de la Cuadrilla de Zuia en la provincia de Araba, casi al límite con Bizkaia. Sobre la creación de esta hermosa cascada la cual se encuentra en un espectacular paraje natural de hayedos, nos habla una leyenda que trata sobre una hermosa y presumida lamia y su espejo mágico. Este espejo otorgaba a la lamia todo cuanto le pedía. Un pastor quedó fascinado por los poderes del espejo y, en un descuido, se lo robó. La lamia le descubrió y le convirtió en cascada.
Fotos: Iker Eraso / Cuadrilladezuia.com Más info: www.cuadrillazuia.com
La leyenda dice así.
«En Goiuri vivía un hombre al que sus padres llamaron Urjauzi (cascada) porque era muy llorón. Un día que paseaba junto al río descubrió una bella mujer bañándose en las aguas. La chica, Baigorri, en realidad era una lamia (ninfa, bruja de la mitología vasca) que mirando el espejo mágico pidió un peine de oro y al momento lo tuvo en sus manos.