Pensé que su figura y su liderazgo iba a ser otra cosa. Una mezcla de pragmatismo e idealismo, de progresismo y valentía. Pues no. De su actuación nos queda una evidencia: solo piensa en su reelección. Aquella salida a la televisión desde su despacho jactándose de haber matado a Bin Laden nos enseñó a un hombre que actuaba de la misma manera que como Bush. Wanted. Se busca y se mata. Sin juicio y sin justicia. Demostró con aquella jactancia que piensa como Maquiavelo aquel que decía y así lo escribió que el fin justificaba los medios. Pero para actuar así ya tienen los Estados Unidos a muchos republicanos pensando así. Pero de él, esperábamos, otra ética y otra estética. De él esperábamos otra cosa. Nos engañó y engañó a muchos de sus votantes.
Y ahora vuelve a mostrarnos su verdadera cara con el históricamente enquistado asunto palestino. El año pasado en la tribuna de la ONU dijo que Palestina requería ser reconocido como un estado independiente y que él apoyaría este desiderátum. Pero en un año ha permitido todas y cada una de las chulerías de Netanyahu, no ha dicho nada ante las barbaridades israelíes contra los barcos internacionales que llevaban ayuda humanitaria y que trataban de llegar a Gaza, ni mucho menos ante los asentamientos de colonos israelíes, ni ante la escalada verbal de los líderes judíos. Ha sido un flete para la extrema derecha israelí que se ha reído de él. Y es que este hombre, como cualquier republicano rodeado de halcones, mira demasiado al lobby judío neoyorquino. Y para ese viaje no hacían falta las alforjas humanitarias que esbozó en su campaña. De él se esperaba algo más. Por lo menos un mínimo de coraje y valentía. Nada ha hecho tampoco en relación con esa vergüenza llamada Guantánamo y cuyo desmantelamiento anunció. Promesas como se ve que ni cumple ni piensa cumplir.
Ayer se desdijo de lo dicho en Nueva York. Quiere que ese estado palestino llegue de la mano de un acuerdo entre palestinos e israelíes. ¡Que bonito!. Lo mismo que decía el presidente Bush y, que yo sepa, la independencia norteamericana no llegó en virtud de un acuerdo entre Inglaterra y los colonos asentados en Norteamérica. Que se lo pregunten a George Washington. Consejos vendo que para mí no tengo. Y no digamos nada de cómo trata de abordar la crisis Siria. Dos varas de medir. Una para Libia, otra para Siria. Se constata con su debilidad que no existe para él la Justicia Universal. Gadafi es el malo. Asad, un dolor de cabeza.
En relación con Cuba, también esperaba algo más de él. Por ejemplo el haber levantado el embargo contra una dictadura de cincuenta años que lo utiliza como argumento. Pero tampoco ha hecho nada.
Obama llegó a la presidencia envuelto en el perfume del cambio, de la valentía, de la generosidad, de la justicia, de la igualdad, del hombre limpio y bien intencionado. Puro marketing. De todo esta tarea pendiente ha demostrado que no es capaz de hacer absolutamente nada de nada. Por eso su política ante Palestina no es más que la historia de una inmensa frustración y de un gran fracaso. Como su presidencia. Y todo porque quiere ser reelegido. En definitiva, un bluf!!!.
Obama no manda ni gobierna los EEUU, esto lo hacen y lo han hecho desde los años 30 las empresas petrolíferas, las de armas, la banca, , etc.
Por otra parte Obama es decir el partido demócrata, no deja de ser un partido de extrema derecha, lo que sucede es que los republicanos son todavía más extremos.
Entre los Bush y Clinton por ejemplo tampoco había diferencias de ningún tipo, y esto es extrapolable a todos los presidentes USA habidos desde Wilson a esta parte.