Jueves 7 de febrero de 2013
El maridaje entre la judicatura, los partidos políticos PP y PSOE, la Banca y ciertos medios de comunicación ha dado como resultado no ya la sensación de impunidad que se vive en España sino la real impunidad e inmunidad con la que han vivido y viven, los tiburones de las finanzas. Recordemos el indulto de Zapatero al banquero del Santander, Alfredo Sáez y cómo el Tribunal Supremo absolvió al banquero de Neguri Emilio Ibarra por mantener fondos extracontables con beneficios extraordinarios en paraísos fiscales y lugares secretos. Bien es verdad que éste “águila de las finanzas” se quedó sin el banco, pero aquello fue un apaño para que éste señor no pasara por Alcalá Meco, como debería haber sido. Hoy, con una opinión pública fuertemente sensibilizada no saldría de rositas de sus manejos ni de aquella imputación por haber financiado la campaña de Hugo Chávez en Venezuela.
En Alemania están dispuestos a que no haya Emilios Ibarras paseando tranquilamente por la calle.
Hasta cinco años de cárcel podrían cumplir los banqueros alemanes que realicen inversiones de alto riesgo fallidas. Así se desprende de un proyecto de ley que se está discutiendo el Consejo de Ministros en la Cancillería de Berlín y que probablemente apruebe. Con esta legislación, diseñada para el sistema bancario alemán por el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble (CDU), Berlín pretende convertir en delito penal las operaciones financieras arriesgadas que supongan una amenaza para la entidad.
En año electoral y en campaña por mantener la Cancillería, el objetivo del proyecto es prevenir posibles nuevas crisis financieras, obligar a la banca a tener más cuidado en la toma de riesgos y evitar que las consecuencias alcancen a los contribuyentes.
El proyecto de ley -que se desconoce si podrá aprobarse en trámite parlamentario en lo que queda de legislatura- obligaría a bancos y aseguradoras a desarrollar planes de recuperación y de resolución que aplicarían en caso de que atraviesen dificultades que pongan en peligro el sistema financiero.
Asimismo, establece que la banca debe externalizar sus negocios especulativos en una filial independiente en términos organizativos, legales y económicos en caso de que estas actividades supongan el 20% de sus activos o que el volumen de las transacciones supere los 100 millones. Se crearía así un cortafuegos para defender el negocio comercial.
Según el diario “Handlesblatt”, la legislación se ha basado en varias normas nacionales e internacionales que se introdujeron tras la crisis de 2008 y supone el cumplimiento de la promesa del G-20 de que no haya mercado, actor o producto sin supervisión. Según la nueva normativa, los bancos seguirán siendo rescatados sin dinero público y los clientes estarán protegidos contra los riesgos que supongan comportamientos especulativos de la entidad.
El Ejecutivo de Merkel ha sido uno de los impulsores en el G-20 de un marco regulador más estricto para las entidades financieras, abogando por separar la banca de inversión de la comercial, y regular el “shadow banking” o “sistema bancario en la sombra”; aquellas empresas que funcionan como instituciones financieras pero que no lo son legalmente.