Arantza Quiroga, no es tan lista como ella se cree

301.14Domingo 9 de marzo de 2014.

Guapa, mujer lista (no tanto), ex presidenta del Parlamento Vasco, beneficiada por el dedazo de Basagoiti frente a Laura Garrido (euskaldun) y muy altiva, se creía la reina del mambo pensando que todas estas cualidades y el haber caído de pie le permitían hacer y deshacer a su antojo en el proceloso mundo de la política.  Y con la costalada ha comprobado que no es así. Puedes tener todo lo anterior pero si te metes en una cristalería dando golpes con un bate de golf, parte del cristal acaba roto.

Y acabó roto.

Basagoiti y Oyarzabal se llevaban muy bien. Tal para cual. Eran los boy scout de la política vasca que de vez en cuando rompían la inercia de la vieja derecha foral vasca andando en moto, diciendo tacos, jugando al fútbol, atacando el abertzalisrno con fiereza y malos modos, pactando con el PSE, insultando a López  describiéndole como  tan inculto como Homer Simpson podía modernizar una derecha que a pesar de estos gags iba a menos. A la mitad de votos de los que tuvieron Mayor Oreja y María San Gil.

Y un buen día le preguntaron a Basagoiti. “Oye Antonio ¿tú crees que vas a poder ser lehendakari, alcalde de Bilbao o presidente del Athletic”?. Y él, lo pensó y llegó a la conclusión que eso no iba a ser posible.

“Pues chico no pierdas el tiempo y vete al negocio de tu padre que vivirás más confortablemente, más tranquilo y con Londres a la vuelta de la esquina” que es lo que te gusta. Y dicho y hecho, Don Antonio dejó a los boy scouts en la estacada y se fue a México.

Antes de irse eligió a la más ambiciosa, no la más capaz. Tenía varias opciones, entre ellas a Laura Garrido que sabe euskera, pero optó por “la chica rubia de Irún” como la llaman algunos de sus correligionarios en casa y ella, por haber dicho una palabrita de más ante Rajoy por el caso Gurtel, sin llegar muy lejos, y por haberle dicho al lehendakari sus “verdades” con trazo grueso y sin generosidad, se creyó la reina de la fiesta y pensó que quitarle a Oyarzabal, y prescindir de la vieja guardia, y dejar en paro a uno de los pilares el Dúo Dinámico, iba a ser como quitarse una uña del pie. Se coge el cortauñas y ¡zas!, a otra cosa. Pues no. Quitarle a Oyarzabal era enajenarse a Basagoiti que de vez en cuando enreda, y nada menos que a Alfonso Alonso, el portavoz del PP en el Congreso, la muleta de Soraya Sáenz de Santamaría, poderosa señora a la diestra de Rajoy. Y se lo han hecho pagar. Casi un treinta por ciento de voto en contra y las excusas de la neófita, con sus lágrimas de debilidad en la Asamblea y eligiendo a Nerea Llanos una secretaria general simplona a la que los alaveses no van a hacerle mucho caso. Está encantada de haberse conocido. De todas formas y como resumen se puede decir que ha sido el Congreso de la hipocresía, de los aplausos y de los lloros. Ahora bien. Iñaki Oyarzabal se ha destacado como un actor consumado. Vale el tío.

Dar la patada al avispero es fácil. Medir las consecuencias y los riesgos de hacerlo es lo que distingue a los buenos políticos y esta señora ha demostrado que no lo es. Me da que no lo va a pasar bien.

¡Si Ramón Rabanera hablara y contaran con él!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *