Viernes 11 de abril de 2014
El martes, toda la expectación estaba en el Congreso. Era lo normal. Se discutía con final conocido la petición del Parlamento catalán de celebración de un referéndum en Catalunya. Un asunto eminentemente territorial. Como lo fue la modificación en 2005 del estatuto de autonomía de Gernika, mal conocido como Plan Ibarretxe.
A Artur Mas se le comparó con Ibarretxe ganando éste, a los nueve años en la estimación general porque se ha dicho «dio la cara». Yo no critico a Mas. Cada nación y partidos tiene su estrategia y a Mas lo que se le quería era derrotarlo y luego darle una palmada. En Euzkadi hace nueve años actuaba ETA y la situación era distinta. Pero Ibarretxe no salió del hemiciclo con el rabo entre las piernas. Todo lo contrario.
Pero a mí no me escandalizó que Mas no viniera sino que el debate territorial se hiciera en el Congreso y no en el Senado, siendo esta Cámara de representación territorial. Pero es que la muy intocable Constitución española dice claramente que estos debates hay que iniciarlos en el Congreso. Vaya visión tan aguda tuvieron aquellos constituyentes que le quitaron al Senado toda visibilidad. Y por eso fue en el Congreso el martes el debate. Pero que luego la gente no se queje cuando se pregunta para qué sirve el Senado.
En la actualidad hay una ponencia que estudia estos cambios. Si el Senado quiere persistir estas anomalías se tienen que corregir. Y eso se evidenció este miércoles 9 de abril cuando se aprobó en lectura única el proyecto de ley por la que se aprueba el Concierto Económico con la Comunidad Autónoma del País Vasco por el procedimiento de urgencia. Y allí en el tablero todo fue verde. Ni una abstención, ni un voto en contra. Desde Amaiur al PP, pasando por CIU, la Entesa y el PSOE aprobaron este proyecto. Lógicamente el PNV. Todos. 227 votos. La gran pradera cromática. Lo que nunca sucede.
Comenté a mis compañeros que ésto se debe a aquella generación de jelkides que vieron lejos e hicieron bien su trabajo.
Arzalluz, Irujo, Unzueta, Zabala, Monforte, Bujanda, Sota, Bajo, Iriarte, Vizcaya, Ollora, Cuerda, Azkarraga, Oregi, y demás que supieron ver las necesidades del país mientras en Catalunya esta figura no les interesó. No les critico. Hoy pueden demandar con todo derecho lo que entonces rechazaron. Pero los nuestros lo tuvieron claro. Y en eso nuestros mayores, Leizaola, Irujo, Jauregui, nos decían: «Autonomía como mínimo la del 36, devolución del Concierto para Gipuzkoa y Bizkaia y el capitán general de la sexta Región Militar de Burgos a Bilbao para controlarle». Y salió.
Vuelvo al debate en el Senado.
Hablando del Concierto Económico fueron varios los que aludieron a que el debate catalán del martes 8 se debería haber efectuado en el Senado. Y hasta el presidente Pío García Escudero hizo suyo el argumento. Es una anomalía que al Senado no se le dé ni agua cuando es Cámara de Representación territorial y anunció que esto iba a cambiar a partir de la reforma de las funciones del Senado cuya ponencia trabaja cada lunes. Veremos.
En fin. Que nuestra gente en 1979 lo hizo muy bien. Vio lejos y, aunque solos, sacaron al país adelante. Y como me comentó Montilla. En Europa «siendo independientes no tendríais un sistema tan ventajoso. Y si me dan a elegir entre el Concierto y la independencia, me quedo con el primero». Pues bien, pero esto lo lograron nuestros mayores. Que no se olvide.
Salvo Montilla de la Entesa que pidió revisar el cupo, todos alabaron una figura que no es un privilegio sino un acuerdo político que viene de la historia y que el PNV siempre ha sabido defender.