Viernes 2 de mayo de 2014
Cuando ELA-STV acaba de ratificar su condición de sindicato mayoritario en Euzkadi, se cumplía el quinto aniversario del fallecimiento de quien durante casi cinco décadas fuera su presidente, Manu Robles-Aranguiz, toda una vida dedicada al nacionalismo y al sindicalismo vasco.
Descansa Manu Robles-Aranguiz en el cementerio de Zeanuri, donde él deseaba ser enterrado. Aunque nacido en Bilbao, la mayor parte de su infancia transcurrió en Larra, un caserío de este pueblo del Valle de Arratia, situado al pie del Gorbea, con la familia Lezeaga Beobide en un ambiente de gentes sencillas dedicadas al pastoreo y a las labores propias del baserri.
Defensor autonomía ELA-PNV
Manu fue impresor de profesión y muy pronto comenzó su militancia nacionalista, enfocada hacia la actividad sindical en Solidaridad de Obreros Vascos, fundada en 1911. Durante aquellos años Manu trabajaba en los talleres del diario «Euzkadi». Una huelga organizada en aquella publicación nacionalista serviría años después para que Robles-Aranguiz dejara clap! la tradicional autonomía entre ELA y PNV.
En todo ese tiempo – explicaba Manu en una entrevista concedida en 1977-, pase a ser un sindicato de obediencia nacionalista, su trayectoria jamás estuvo s/metida a las directrices del Partido Nacionalista Vasco, manteniendo en todo momento una total independencia, característica ésta que se encuentra presente en los escritos de Sabino Arana cuando habla del tema sindical. Sabino, el algunos párrafos, viene a decir que si los obreros vascos, a la hora de defender sus intereses específicos, debido a su composición desconfían del Partido Nacionalista Vasco, deben crear otra organización, totalmente independiente de la anterior aunque de carácter nacionalista .
«Y así se mantuvo Solidaridad -continuaba Manu Robles Aranguiz-, en ocasiones con dificultades, ya que ha existido más de una confrontación con este motivo: en 1916, por poner un ejemplo, Solidaridad mantuvo,una huelga durante meses contra el diario «Euzkadi», propiedad del Partido Nacionalista Vasco, conflicto importante y que no creo le hiciera demasiada gracia al Consejo de Administración. Dudo que esta actitud tenga antecedentes en el caso de la Unión General de Trabajadores y el Partido Socialista Obrero Español».
El primer exilio con Primo de Rivera
Ya en 1920, un solidario, Marcelino Txartebina, fue matado a tiros por un sargento de la Guardia Civil. Los enfrentamientos en aquella época eran continuos. Con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, UGT recibiría un trato de favor, mientras los solidarios eran perseguidos. Manu fue detenido en 1924 y trasladado a la cárcel de Larrinaga. El fiscal pedía doce años de prisión, por lo que Manu optó por huir a América, tras verse obligado a pagar una fianza de 5.000 pesetas.
A su vuelta de la Argentina, Robles-Aranguiz disentió de una actitud contemporizadora con el directorio militar que mantenía un sector de «Soli», encabezado por don Policarpo Larrañaga. Las diferencias se solventarían en el Congreso que SOV celebró en Eibar en 1929. A partir de esa fecha, la organización entra en una nueva etapa caracterizada por un constante crecimiento llegando a convertirse en el primer sindicato de Euzkadi en número de afiliación. Durante la República Lalu fue diputado en las legislaturas. Al margen de colaborar en las tareas del grupo parlamentario nacionalista se dedicó a gestionar y agilizar en Madrid expedientes de obreros vascos que permanecían estancados en los ministerios.
El caserío «Leku-Eder» de Bezkoitze
El 1933 en el I Congreso, los solidarios eligen presidente provisional a Manu Robles-Aranguiz. En el congreso de Gasteiz, se adopta el definitivo nombre de Solidaridad de Trabajadores Vascos. A petición de Julio Jauregi y de Manu Robles-Aranguiz se decidió ingresar en la Internacional Sindical Cristiana de Utrech, actual Confederación Mundial del Trabajo.
Finalizada la guerra, Manu pudo marchar, en su condición de diputado, a México, pero ya con las maletas preparadas le dijo a su esposa: Decididamente no nos vamos, para que nuestros hijos no se olviden de la Patria».
Desde el viejo caserón «Leku-Eder» en Bezkoitze, Manu colaboraría activamente en la lucha contra el nazismo. En las siguientes décadas hasta por tres veces cruzó la muga para coordinar la actividad clandestina de ELA y las acciones de Alianza Sindical. Su definitivo exilio se produciría en la década de los sesenta ante el cerco que, en torno a él, había montado la policía franquista.
Legitimidad histórica entre escisiones
Durante las dos últimas décadas de su vida