Arias Cañete o la contumacia en el error

Domingo 18 de mayo de 2014

“Debatir con una mujer es muy complicado.  Si el hombre hace un abuso de superioridad intelectual, parece que eres un machista y estás acorralando a una mujer indefensa” espetó Miguel Ángel Cañete, cabeza de lista para el Parlamento Europeo en el programa Espejo Público de Antena 3.  Y la armó.  La víspera, Elena Valenciano he había dado una soberana paliza en la cara de TVE. Confuso, poco humano, leyendo papeles, hablando solo en clave tecnocrática, no salió allí el mejor Cañete, sino el peor.  Y para justificar su derrota, al día siguiente puso la gran torta con la explicación de marras.

Conozco a Arias Cañete.  En la pasada legislatura fue presidente de la Comisión Mixta con Europa y lo hizo muy bien.  Fue la Comisión que más se reunió y mejor dictámenes hizo y además tenía el detalle de dejar hablar a los parlamentarios sueltos, tras haber hablado los portavoces de sus grupos.  Eso no ocurre nunca.  Pues con Cañete sucedió.  Por lo demás es el clásico señor conservador español, no más machista que la media, casado con una señora mandona, bastante sobrado en su actitud ante la vida, sin detalles para con la gente, gracioso y ocurrente, listo, muy antiautonomista y luciendo gala de su abogacía del estado a todas horas, que empezó trabajando en Ceuta y con desayuno en la cama.

No sé quién le asesora en la campaña, seguramente el impresentable Arriola, casado con la más impresentable Celia Villalobos, pero si es así, se han lucido.  Porque el comentario de marras además de ser profundamente machista y despreciador del sexo opuesto es de una falta de inteligencia sideral. Pero no solo es un inmenso error decirlo, sino mantenerse en el error con especial contundencia y contumacia. Será porque de verdad el hombre piensa que su gracieta describe bien a las mujeres.

Recuerdo que una vez Álvarez Cascos comparó a las mujeres con las cariátides del Partenón y todas las diputadas de la Cámara, incluyendo a las del Partido Popular le pidieron rectificara.  Y lo hizo.  En esta oportunidad hemos vueltos a ver la verdadera cara del PP.  Ni Arantza Quiroga, ni Esperanza Aguirre, ni Fátima Báñez, ni Ana Mato, ni Celia Villalobos han dicho esta boca es mía.  En el fondo miedo y falta de personalidad en la hora de no dejar pasar ni una a estos comentarios sexistas.

Pero así es el PP.

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