Miércoles 21 de mayo de 2014
Me llega a casa la papeleta electoral del PP y miro por curiosidad a sus componentes. Algunos repiten y recuerdo que aquella candidatura de hace cinco años la llamaban «el último helicóptero del Viet Nam». Todos guardamos aquella terrible imagen de aquel helicóptero en la terraza de la embajada norteamericana en Saigón y centenares de aquella pobre gente luchando por meterse en aquel cacharro. Y la candidatura del PP, hace cinco años, la llamaron así. Eran los tiempos de vino y rosa del insensato Zapatero.
Veo que una mujer va la tercera yAntonio Pérez Isturiz que acaba de estar en el puerto de Bilbao dándonos consejos va el once. Es un gallo que al parecer en su gallinero tiene pocas plumas. Y le veo a Carlos Iturgaiz Angulo el 17. Si sale ya puede ir en triduo a la basílica de Begoña en agradecimiento a los favores concedidos. El hombre no pisa fuerte en su partido porque le ven como la concesión a un Mayor Oreja que se va de Europa y de la política harto de su partido. Pero ahí está el hombre chupando cámara como loco porque sabe que le vienen cinco años de sequía sin cantimplora.
Y le veo en el lugar 33 a Zoe Nubla, a quien nos la presentaron como la nueva musa europea y casi a la par de Juncker. Entrevistas, fotografías, besos y abrazos, pero en un lugar imposible de salir. ¿No es un poco indecoroso hacer semejante campaña no teniendo la menor posibilidad de salir? Una cosa es el ir de relleno, porque a alguien hay que poner y otra cosa es tratar de darnos el pego de que puede ser la estrella del Parlamento Europeo. De eso nada, querida Zoe Nubla.
Y de repente no se le ve en ningún sitio. Deducción. Iturgaiz ha dicho “quítenme esta sombra de mi campaña que el único que puede salir soy yo y el único autorizado para seguir diciendo bobadas soy yo». “A la Quiroga la tenemos solo para meterse con el PNV, “cuando del caladero PNV los de PP no pescan ni una sardina, pero hay que meterse con ellos. Y sobre lo de Cañete, silencio y más silencio. Tabú.
Bueno pues así va la campaña pepera en Euzkadi.