Cuando hablamos con Fidel Castro del viaje del Papa

Martes 12 de mayo de 2015

078.9 recortadaSucedió en 1998. El partido Comunista cubano invitó a una delegación del PNV a visitar la Isla. Y allí fuimos Josu Jon Imaz, Xabier Albistur, Ricardo Ansotegui, Joseba Egibar y quien esto escribe.

Hacía una semana que el Papa Juan Pablo II había visitado Cuba. Fidel Castro le había recibido y agasajado con respeto en loor de multitudes  y la petición del Parpa al marcharse fue  todo un mensaje: «Que Cuba se abra al Mundo y el Mundo se abra a Cuba».

Una semana después llegábamos nosotros.

Estuvimos en muchos sitios, visitamos a mucha gente, cenamos con Salsamendi,  y gente de la delegación vasca  y además de en La Habana, estuvimos en CienFuegos. Pero no sabíamos si el Comandante nos iba a recibir. Esta incógnita debía ser norma de la casa. Pero la visita al Palacio de la Revolución se produjo la víspera de nuestra marcha. Llegamos muy tarde y salimos de madrugada. Hablamos de todo con Fidel y le regalamos figuritas  de  un aizkolari, un pelotari, un harrijasotzaile. No le regalamos una txapela pues con aquel uniforme verde oliva, la cosa desentonaba. Quizás hoy con esos chándales que se pone, igual le quedaría mejor.

El caso es que hablamos de todo. Detrás suyo el secretario Pérez Roque, que luego fue ministro de Asuntos Exteriores y cayó posteriormente en desgracia.

078.9.2Nos habló de sus recuerdos del frontón de La Habana y de su educación con los jesuitas así como  de su formación religiosa. A una semana, seguía impresionado de la visita del Papa y casi nos hablaba como un párroco. Sobre todo de la inmoralidad de las películas en televisión. Fueron horas de audiencia con la clásica foto de conjunto y el poster firmado que Egibar llevó para su mujer. Fue una entrevista para nosotros histórica e irrepetible con uno de los iconos del siglo XX.

Antes habíamos visitado al secretario de la Conferencia Episcopal Cubana Monseñor Aranguren, hijo de un gudari con una bonita historia por detrás. El padre había enterrado una ikurriña y libros nacionalistas cerca de un árbol en el caserío familiar antes de salir al exilio .Los hijos desenterraron aquella caja que guardaba aquel tesoro familiar.

Por eso no me ha extrañado nada lo acontecido con la visita del hermano de Fidel, Raúl, al  actual Papa, Francisco.

Las últimas palabras de Raúl Castro al Papa Francisco, que le despedía al pie de su automóvil tras un cordialísimo encuentro de 55 minutos en el Vaticano, fueron sorprendentes: «¡Y usted rece por mí!». Dos horas después, al término de la reunión del presidente cubano con el primer ministro italiano, Mateo Renzi, la sorpresa fue aún mayor. En la conferencia de prensa conjunta con el jefe del Gobierno, Raúl Castro seguía emocionado por el encuentro anterior en el Vaticano y comentó: «Estoy muy impresionado por la sabiduría y la humildad del Papa. Cuando Francisco venga a Cuba voy a asistir a todas sus misas».

Es más, ante el asombro general, añadió: «Leo todos los discursos del Papa. Si sigue así, volveré a rezar y regresaré a la Iglesia católica. Y no lo digo en broma. A pesar de que soy miembro del Partido Comunista, que no admitía a los creyentes. Pero se han dado pasos adelante».

 

Un comentario en «Cuando hablamos con Fidel Castro del viaje del Papa»

  1. Encantador, un relato encantador el suyo, Senador.
    Encantador y ocultador de lo importante.
    Usted, Senador, oculta que en 1997 residian en Cuba una portada de etarras,
    Dé usted detalles sobre ese asunto y sobre las gestiones que hizo entonces aquella delegacions del PNV para que la verdad y la justicia pudieran resplandecer en relación con aquellos etarras, con sus acciones en España y con los esfuerzos del Gobierno español para obtener su extradición, nunca lograda.

    Eso importa, Senador; lo demás suena a «distracción» para no hablar de lo verdaderamente importante.

    Piense un poco más en los 300 y pico de atentados etarras que aún están por esclarecer, Senador. ¿Hizo entonces el PNV todo lo que podía para acabar con el terrorismo etarra?
    Y no me vale que trate de cubrir la conducta del PNV con las victimas que ETA les «ha producido», esas víctimas son también mías.

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