VENEZOLANOS POR TODAS PARTES

Miércoles 28 de octubre de 2015

Sigo con el relato. Si el viernes estuve con los gallegos, los gudaris de Galdakao y la cena benéfica en Santurtzi, el sábado fue el acudir a una boda venezolana con gente vasca y venezolana.

La pareja, Zuriñe y Alejandro, se casó en la Iglesia Santa MarÍa de Donosti. Ella es invidente, muy inteligente y agradable. El, Alejandro es monitor de esquí para ciegos. Una magnífica persona como lo describió su hermano. Se conocieron hace tres años y se casaron este sábado ante unos 150 invitados, entre ellos María Esther y yo.

Conozco al padre, Iker Anzola desde siempre. Hijo de José Mari Anzola  comandante de batallón de gudaris, fue el Frank Copa de nuestra infausta guerra. Acaban de donar todas las fotografías a la Fundación y su hermana Zuriñe me comentó que sigue trayendo documentación de su aita. Será muy buena. Espero con interés una muestra pública de la misma.

Mi aita le conoció a José Mari Anzola en Juventud Vasca de Bilbao. En Caracas, nuestras familias vivían en edificios contiguos junto a la familia de Sabin Barrena otro nacionalista encarcelado por Franco en Soria cuando vino en viaje turístico pasados casi treinta años de la contienda. Su mujer, Tere Urkiola era de Tolosa y tuvieron una hija, Izaskun Barrena fue una de las cabezas  más lúcidas del Servicio Vasco de Información.

En 1959 viajamos juntos a Caracas con Iker hijo y en aquellas vacaciones fuimos todos a los Andes. Fue una bonita y recordada aventura.

Iker Anzola es ingeniero petrolero represaliado por el gobierno bolivariano de Chávez y Maduro y tiene cuatro  hijas y un hijo. Dos en Euzkadi, una en Madrid, otra en Alaska y otro en Londres. Seguramente de no haber existido la famosa revolución bolivariana vivirían todos en Caracas. El régimen está aventando a la gente joven del país.

La Misa la ofició el P. Mikel de Viana, nacido en Venezuela de origen alavés, jesuita, euskaldun y represaliado por Chávez. Todo eso no influyó en el buen ambiente que hubo en todo momento donde pude saludar al hijo de Inaxio Oliveri, al hijo de Eugene Goynetche, al hijo del Dr. Bilbao, Joseba, a venezolanos-venezolanos y a vasco-venezolanos. Todos con la boca abierta por la fuga del Fiscal que había acusado a Leopoldo López y todos sin gran confianza en unas elecciones que no serán democráticas el 6 de diciembre. Comentamos estas cosas mientras nos servían unos tequeños en su punto que fueron la revelación del cócktel.

Y al día siguiente, domingo, viajé a Madrid para estar con venezolanos.

Llegué el domingo muy temprano y como tenía tiempo cumplí un capricho que tenía desde hace mucho tiempo. Todos los días de estos años he pasado enfrente del Museo Cerralbo, la casa del Marqués de Cerralbo que era un coleccionista de todo lo bueno que había por el mundo y decoró su palacete con armaduras, uniformes de samuráis, lámparas preciosas, relojes únicos, cuadros de gran valor….Recomiendo su visita muy cerca de la Plaza España.

Y como tenía todavía tiempo me fui a conocer el Templo de Debot, enfrente del senado. A raíz de la construcción de la presa de Abbu Simbel, Egipto regaló a España esta joya que Arias Navarro colocó allí. Estando viendo aquello oí los sonidos vociferantes de gentes en un mitin. Se trataba de Albert Rivera que se ofrecía a salvar España desde Cataluña y luchar contra los separatistas. El público parecía casi todo pijos del Barrio de Salamanca.

Andando pasé por la Plaza de Oriente y al pasar por la Botillería vi expuesto y publicitado el libro del Cura Lezama, El Capitán del Arriluze. Se trata de la peripecia humana del abuelo de Lezama al que le coge el inicio dela guerra en alta mar y termina la aventura en Avilés. Al cura le hice llegar la página del Euzkadi donde se reseñaba aquel hecho histórico. El hombre flipaba.

Y llegué a la Puerta del Sol. La calle Arenal llena de gente, de titiriteros, de mendigos, una de ellas me gritó de esquina a esquina diciendo que le tenía que dar algo pues había vivido en Bilbao. Lo hice. Y, en el Corte Inglés compré la novela de Eduardo Mallo “La Conjura de los Mediocres”. Le había escuchado a Almudena Cacho en Radio Euzkadi entrevistar al autor y me interesó el personaje.

Y de allí por la calle Postas al local Arepa Olé que es una franquicia donde los venezolanos degustan arepas, tequeños, jugos, cachapas y cosas típicas. Me tomé un sabrosos jugo de guayaba y esperé y esperé sin darme cuenta que ese día habían atrasado la hora. Di una vuelta por la Plaza Mayor. Vendedores de monedas, sellos, chucherías, terrazas, rabas, fritangas, músicos callejeros…mucha gente y buen ambiente.

Laureano MarquezYa a las dos estaba la persona a ser reconocida: Laureano Márquez un politólogo canario, llegado a Venezuela muy pequeño, que es toda una referencia de la oposición por su humor inteligente y disolvente para el régimen que le ha persegudo. Había estado con su espectáculo  en A Coruña y en Barcelona con su monólogo que trata de explicar el por qué los venezolanos son como son. Y todo a sala llena.

Fuera de Venezuela hay ya un millón y medio de venezolanos, la creme del país, fuera porque los jóvenes no encuentran futuro y en Madrid hay ya una Asociación de periodistas venezolanos que tiene una lista de unos 200 profesionales viviendo en España. Uno de estos carnets se le hizo entrega a Laureano Márquez.

Y hablamos con él y le preguntamos cosas sobre el gobierno hamponil que desgobierna aquel país, de Podemos y Monedero, de Diosdao, de la huida del Fiscal, del Papa, de la situación de Guatemala, de que no solo consiste en votar sino transitar ese camino largo para llegar de verdad a la democracia. Habló de los silencios cómplices y de la falta de sindéresis y tenía miedo que Venezuela cayera en la anarquía e hiciera un país invivible. Creía que pasaría como cuando Venezuela todo quedó asolado tras las guerras de la independencia y que poco a poco fue encontrando su institucionalidad, pero pasaron muchos años y murió mucha gente. Hablamos de la negativa del régimen de admitir Observadores Internacionales en las elecciones, y de la dureza de vivir en aquel país.

Estando en ellos la policía pasó por allí siguiendo a un ratero. ”Como en Venezuela”. ”No” le dijimos.” Allí la policía no persigue rateros. Allí persigue políticos”.

Al terminar un viejo periodista venezolano me comentó que había leído en mi blog una historia sobre los Servicios Vascos de Información y de cómo Ramón Agesta había acabado trabajando en la embajada de Venezuela en Paris. Me preguntó si vivía. Le dije que  no pero me maravilló lo que puede hacer internet si hay gente que lo lee todo.

Por la tarde-noche, en el teatro Amaya era la cita. Allí Laureano Márquez interpretaba su monólogo “¿Por qué somos como somos”. Era a las 8:45 pero desde las 8 la cola daba la vuelta a la manzana. Un gentío inmenso que llenó el local.

Y es que Laureano Márquez es al humor venezolano lo que Carolina Herrera a la moda: uno de sus más importantes exponentes. Una habilidad nata que le ha acompañado durante toda su vida y que, inesperadamente, se ha convertido en su profesión convirtiéndole en una referencia contra la autocracia bolivariana que vive su país.

Politólogo, escritor, periodista, cómico, monologuista, guionista….lo es todo y en estos monólogos se mete al público en el bolsillo al combinar la broma, el chiste, la parodia con mensajes democráticos muy elaborados y bien dichos. Un genio.

La gente disfrutó de lo lindo y yo me quedé pasmado de la cantidad de venezolanos que viven en Madrid ya que Venezuela siempre había sido un país de recepción de emigrantes no de emigración. Al salir, un amigo de Euzko Gaztedi de Caracas, Jon Peli Zubizarreta cuyo abuelo fue jugador del Athletic y presidente del EBB, me saludó por sorpresa. Hace cinco meses que ha venido a vivir aquí con su familia.

Esa es la otra realidad de Venezuela que he podido palpar en dos día del fin de semana pasado.

La realidad de gentes que quieren a Venezuela pero no pueden vivir en semejante inseguridad, ante semejante desabastecimiento, ante semejante falta de proyectos de futuro y ante una dictadura cubanizada y presidida por hampones.

 

 

3 comentarios en «VENEZOLANOS POR TODAS PARTES»

  1. Soy venezolano y vivo en Donosti, no puedo negar que se hace cuesta arriba, pero leerte hoy me hizo sentir bien. No se decir si fue el hecho de identificarme con esto o simplemente saber que los venezolanos somos de Venezuela, pero también del mundo.
    Gracias por tomarte un momento y escribir sobre nosotros, los que nos fuimos sin querer.
    (Agradezco a España y en especial al País Vasco a diario, pero Venezuela siempre la llevo en mi mente)

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