Sábado 7 de enero de 2017
A Juan José Laborda le conocí como alumno de Santiago Apóstol,
Anasagasti – Robredo – Laborda y Gil
ya que ambos somos de la misma promoción. Luego he tenido relación con él pues ha sido toda su vida senador por Burgos donde llegó como profesor a su Universidad. Quedé con él en la Alhondiga y allí apareció con su coche, adaptado su volante, pues por culpa de un ictus tiene su mano derecha rígida, pero a él ésto no le arredra, ni detiene ese impedimento a su vida diaria. Y nos dirigimos a Villasana de Mena donde en su plaza nos esperaba el senador Ander Gil, socialista como Laborda, y buen amigo. Nos llevó a un típico restaurant del pueblo donde degustamos carne de la buena en un espléndido chuletón mientras simultaneábamos la actualidad, la historia, el chascarrillo y las historias del pueblo. En él vive Ricardo García Damborenea.
Con Ander Gil fui en julio de 2015 a Caracas para visitar a los presos del gobierno chavista. Ander es una joven promesa socialista que lo está pasando mal por la situación de su partido. Portavoz en Exteriores, se mueve como una anguila en todos estos ámbitos.
Laborda nos obsequió un pequeño boletín donde escribe sobre el Ebro y el Cantábrico, que lo leí y me pareció interesante. Nos sugirió leer a Benjamín Constant sus reflexiones sobre la democracia basadas en algo tan sencillo como la democracia es un régimen donde no se tiene miedo a discrepar. En su folleto, Laborda, cuenta como por razones de salud tuvo que veranear en Plentzia y narra una subida por la Ría hasta llegar a lo que queda como vestigio de antiguas ferrerías y molinos.
Laborda es un investigador de la historia foral y un político de largo recorrido. Ha sido presidente del senado y ahora trabaja para el Consejo de Estado. En su blog describió lo mismo de esta manera:
“Salgo divertido de Madrid para llegar a Bilbao y después de unos días en mi villa natal, me fui a Villasana de Mena, donde he tenido otra divertida jornada con el senador por Burgos, Ander Gil, con el alcalde de Mena, Armando Robredo y con Iñaki Anasagasti, destacado dirigente del PNV, y antiguo –como yo- senador y miembro de la Mesa del Senado. Anasagasti y yo somos compañeros del colegio de Santiago Apóstol de Bilbao, y desde entonces viene nuestra amistad, si bien él no comparte del todo mi recuerdo crítico con los Hermanos de la Salle, la orden que lo dirigía (el colegio hace años que fue demolido), ya que, en mi opinión, la mitad de los “curas” (no lo eran, pero así los llamábamos) eran franquistas, y la otra mitad eran nacionalistas vascos”.
“Como es lógico, Iñaki comparte sólo la mitad de mi aserto. Además de divertirnos, la conversación fue en todo momento un privilegio propio de personas inteligentes”.