Martes 10 de enero de 2017
Trillo es hombre políticamente muerto tras la recepción de los familiares de las víctimas del Yakolev por parte de la ministra de la Defensa, M. Dolores de Cospedal. Y digo esto, porque Trillo engrosa la lista de zombis políticos que, sin que Rajoy los apuñale, van quedando en el camino: Aznar, Cascos, Bárcenas, Esperanza Aguirre, Granados, Barberá, María San Gil, Astarloa, Elorriaga….y un largo etcétera.
Pero Trillo es un hombre de secretos y de movimientos maquiavélicos. Es muy mal enemigo.
La única salida que le queda a Trillo es reconocer por humanidad su falta de empatía, inteligencia emocional y abuso de posición dominante que protagonizó tras la caída del Yakolev y la muerte de 62 militares españoles en Turquía.
Aznar tenía mayoría absoluta y no hizo caso a nadie que le pedíamos una comisión de investigación. Aznar hoy calla. Pero en el asunto de la gran chapuza humanitaria cometida por el ministerio de Defensa de hace 14 años a la hora de meter en ataúdes, restos de varias personas, y militares equivocados, Trillo tiene toda la responsabilidad pero compartida. Y no sé como este dato no sale a la palestra. Yo lo voy diciendo en cada esquina.
José Juan González de Txabarri fue cuatro años secretario de la Mesa del Congreso siendo Trillo presidente de la Cámara y antes de decir lo que llevo comentando le llamé para que me corroborara el dato ya que lo oímos los dos en una comida que tuvimos en Madrid con Federico Trillo.
En la informalidad de un almuerzo le comentamos la chapuza que había sido aquello y nos contestó lo siguiente:
-Pues si. Tenéis razón, pero el Rey nos dijo: «Quiero un funeral y no 62 y cuanto antes». Y esa orden se llevó a la práctica de muy mala manera.
Y tan mala.
Pero el responsable de aquel acto patético en Torrejón de Ardoz, con los 62 ataúdes en la pista, en un funeral impresionante y con muchísima tensión, al que acudí, lo tuvo, Juan Carlos de Borbón.
Pero como se ve, la prensa y la política española sigue protegiendo al gran responsable de tantas chapuzas en este país.
Y si no, que en la comparecencia en el Congreso se lo pregunten a Cospedal, que eludirá el dato y la prensa que le pregunte al propio Trillo que si se ve abandonado, va a cantar la Traviata, a pesar de ser más monárquico que la Reina de Inglaterra.
No es creíble que aquel funeral, de la forma como se hizo, y con tanta rapidez, saliera del Ministerio de Defensa. Pero lo hicieron porque el Jefe de todos los Ejércitos se lo mandó.
ver la foto de la derecha con un señor de bigote se ve la prepotencia y que nunca han roto un vaso.
Está bien que ahora salgan estas cosas para demostrar que nadie quedará impune si ha cometido algún delito.
Y espero que esos señores, y demás colaboradores paguen algún día el mal que han hecho a todos los ciudadanos vascos y españoles.
Las familias de las victimas del accidente del Yak-42, tanto las de nuestros 62 militares como las de las otras 13 victimas mortales, merecen justicia, reconocimiento y verdad.
El Sr. Anasagasti, aprovecha el drama, los pasados errores, los ocultamientos habidos en este caso, para arrimarse el ascua a su sardina.
No me gusta su manipulación en este grave y dramático suceso.
Ha sido la fortaleza y la tenacidad de las familias afectadas, unidas en una Asociación, lo que ha aportado más luz al caso, no el oportunismo indigno e indignante de otros, ajenos al drama y más ajenos aún a la búsqueda de la transparencia en las acciones del poder.
Había ya administración autonómica vasca cuando ocurrió el grave accidente aéreo del monte Oiz. ¿Qué hizo, no ya entonces, sino’ desde entonces hasta hoy, la administración autonómica vasca para colaborar a una atención digna y eficaz para las familias de víctimas de catástrofes aéreas en España, en la UE?
El centro de los esfuerzos quiero verlos en la mejora de los protocolos de actuación para atención a las familias de las víctimas y en el ajuste de los mecanismos de inspección y control que inciden sobre la seguridad aérea en España?
Cargar contra el Jefe del Estado y de las FF.AA. de aquel momento porque impartió la consigna de celeridad respecto del funeral de Estado no sólo no aporta nada positivo al conocimiento de lo que ocurrió y no debe ocurrir, es que me parece tan forzado y tan artificioso que deja en pésima posición a este moderno «inquisidor».