URKULLU HA DE HACER AUTOCRITICA

Viernes 16 de junio de 2017

Chirria el título. No es mío. Es de Iñaki Soto, director de Gara, el Granma vasco. Dice que como Lehendakari y como antiguo presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco ha de hacer autocrítica para saber si ha estado a la altura de su representación. Al parecer no lo tiene que hacer ni ETA, ni los presos, ni sus familiares. Solo el PNV.

Pero es que ya la hacemos y nos sale un balance desmesuradamente positivo en relación con esa página horrorosa de la historia reciente que fueron ellos los que la crearon. Poner el ventilador no resuelve nada, porque es que no hay nada. Y no hay nada en nosotros sino en  ellos que han estado sometidos a ETA hasta ayer por la tarde.

De hecho, Soto, en primera página del diario que dirige, como noticia principal, destaca en portada  el debate habido la víspera en el Parlamento Vasco y nos dice que «El PNV, el PSE y el PP evitan acordar otras políticas carcelarias». Lo de «carcelarias» suena a mazmorra. Generalmente se habla de «políticas penitenciarias».

Soto manipula la realidad y lleva el ascua a su sardina, una sardina  además que tiene poco de abertzale y mucho de podrida.

Efectivamente Jone Goirizelaia quería el jueves  una ponencia en el Parlamento Vasco para manosear asunto en la que ella podía destacar y ponernos a todos como  responsables de la situación en la que viven los presos vascos. Presos que están encarcelados tras haber sido sentenciados en juicios justos e injustos, pero esa es la realidad. Y hacía bien el portavoz del PNV, Joseba Zorilla preguntándole donde habían estado estos años en los que el PNV ha pedido reiteradamente la transferencia de prisiones que muchos creen que es que te den la llave de la celda para que tú se la abras, cuando es otra cosa. Para lo anterior está el juez de vigilancia penitenciaria y la judicatura española donde el PNV no tiene ni arte ni parte. En la petición de la transferencia de prisiones, que está en el estatuto, por supuesto. Y lo llevamos haciendo desde el minuto uno, mientras ellos apoyaban a ETA y se reían de ese estatutillo que tiene contemplada la transferencia de prisiones desde 1979, esa que ahora solicitan con tanta vehemencia echando a los demás la tinta de su calamar.

Por cierto. Ayer se cumplieron cuarenta años de las primeras elecciones democráticas tras la muerte del dictador. Y fuimos para sacar a todos los presos de la cárcel. Ellos, los puros, no fueron. Y los sacamos a todos en octubre de 1977. Ellos se ocuparon de llenar esas celdas que ahora exigen abrir.

Pero lo importante  para ellos es manipular la realidad.

Como eso de decir que el PNV diseñó la política de dispersión. Falso de toda falsedad.

Siendo Enrique Mugica ministro de justicia y Antoni Asunción, Secretario de Estado, ellos, el PSOE, diseñaron la política de dispersión a la que se le unía la de reinserción. Dispersar para reinsertar.

¿Por qué?.

Porque había familiares y presos que estaban condicionados por una ETA que no les dejaba ni moverse ni acogerse a la mínima política de beneficios penitenciarios. De esa manera, los más endurecidos los mandaban lejos, y los propicios, cerca. Ese fue el meollo de  aquella política diseñada por el gobierno de Felipe González, que se interrumpió cuando el PP y Mayor Oreja ganaron las elecciones. Y solo quedó la dispersión, sin reinserción.

Así de simple es la historia  en 1996 y ETA siguió matando, para que vengan ahora a manipularla.

Decir que el PNV por sí y ante sí, diseñó la política de dispersión es una de las múltiples mentiras con la que cada día nos deleita la IA buscando, junto a ELA, el que seamos el muñeco de sus vudús particulares. Nos atribuye un poder que no tenemos y que además jamás ejerceremos como es la búsqueda del mal para los presos, como si lo hizo Mayor Oreja, ETA y una IA que jamás condenó la violencia.

Ni caso.

La gente no es tonta y sabe en este país hay  quien quiere manosear los temas y quien busca culpables hasta debajo delas piedras pero también  quien busca y logra soluciones.

Ladran Sancho, señal que cabalgamos.

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