Jueves 30 de mayo de 2019
Esta semana postelectoral, parece mentira que las elecciones hayan sido el domingo pasado, se ha caracterizado por lo mucho que se está hablando de pactos sin dejar sedimentar las aguas. Parece mentira que unos y otros hablen y condicionen pactos, cabreen al personal, se menosprecien y sean incapaces de estar callados. No entiendo como gentes de partido toman iniciativas sobre lo suyo sin tener en cuenta que la negociación ha de ser global.
No entiendo tanta locuacidad cuando lo que está en juego es la estabilidad de las instituciones durante cuatro años.
¿Por qué no se callan?
¿Por qué gana siempre el PNV?.
Antonio Rivera fue Viceconsejero de Cultura del Gobierno Vasco bajo el mandato de Patxi López. Pero más que hombre de cultura parece un militante del antipeneuvismo más rancio y menos refinado para un hombre que se jacta de ser alguien del mundo del pensamiento pero demuestra ser alguien con mucho resentimiento y mucha envidia acumulada.
El lunes en El Correo publicó un artículo analizando los resultados electorales con este llamativo título y explicando el por qué cree él que la fórmula del éxito es la que apunta en tan abominable bazofia. Copio estos tres párrafos y opinen ustedes:
“Del Ebro para abajo asisten abobados a semejante embrujo y lo jalean como demostración de genio. Hacia arriba, al ser más molesta la presencia, tendemos a preguntarnos por las razones del éxito, porque, en realidad, esto viene siendo así desde la Transición, desde finales de los años 70. Desde entonces, todos los gobiernos, empezando por los de Suárez, convinieron en que la interlocución de todos los vascos la llevaba el PNV, dejando continuamente en mal lugar a sus correligionarios del paisito. A fuerza de repetir ese error, todos, propios y extraños, se acaban creyendo que el País Vasco se representa adecuadamente en ese partido; gana así una hegemonía por incomparecencia. Solo la cultura de ETA (la izquierda abertzale) le disputó desde el primer día esa partida; el resto se ha resignado.
“Importante; la manera de aprovechar esa ventaja que se le ha dado en Madrid es conseguir favores colectivos para Euzkadi. Ese era el procedimiento por excelencia del caciquismo político de los siglos XIX y XX, la manera de fidelizar el voto con la recompensa de instalar antes el teléfono, reducir el importe a pagar del cupo o traerse recursos para gastos a los que no contribuimos. La diferencia es que ahora quienes pagan más allá del Ebro lo interpretan como genio político (y siguen pagando). Obviamente, ello proporciona un gran sentido a ese voto porque las consecuencias se ven. La política moderna es pura abstracción; te crees las promesas. Pero si alguien la materializa en bienes tangibles, la fidelidad será eterna.
“Últimamente, además, le votamos para que nos deje en paz, para que no desate su inclinación intrínseca soberanista y se ponga a maquinar planes. Cuesta una pasta esa prudencia, pero la damos por bien empleada. En Madrid también, y pagan como si les fuera en ello la vida. La red clientelar alcanza así proporciones exageradas. El bien que derrama por el país nos tapa la boca. Es la reedición perfecta del genio de Maquiavelo, la técnica de San Ignacio y los buenos deseos del último soñador de nuestro tiempo. Tres en uno. Y luego se preguntan por qué no hay manera de que suelte aquello que agarra”.
Buenas noches, don Iñaki.
Cuando escucho sus quejas de los que sin terminar el recuento están hablando, y se pregunta ¿por qué no se callan? Desde mi ingenuidad le interpelo… ¿También esas palabras se las dirige a Joseba Egibar, que acapara portadas estos días?
Estoy seguro que usted ha ido de frente y se las ha dicho personalmente, Joseba ¿por qué no te callas?, porque aquí no hace mención de ello.
No quiero ser mal pensado y pasárseme por la cabeza que no ha tenido «arrestos» para hacerlo. Pero bueno, ahí queda la duda.
Cambiando de tercio y haciendo alusión a los tiempos de Patxi López, casi echo de menos su omisión u olvido de Alberto Surio y el desaguisado que pudo hacer en ETB y la comunicación en general.
Un saludo