Miércoles 9 de octubre de 2019
El pasado lunes, 7 de octubre se cumplieron 83 años de la creación del primer Gobierno Vasco de la historia. El dato no tuvo una sola mención ni línea en ningún medio de comunicación como si la gesta hubiera sido irrelevante y como si no hubiera una necesidad vital de transmitir a las nuevas generaciones esos hitos del pasado para que aprendan que lo que viven, nunca fue gratis.
Por eso permítanme recordar como se llegó a la aprobación del Estatuto en el Congreso el 1 de octubre de 1936, que dio paso a la creación de ese primer Gobierno Vasco.
El 8 de mayo de 1931 alcaldes na¬cionalistas de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, lanzaron la iniciativa de elaboración de un Estatuto cuya redac¬ción inicial encargan a la Sociedad de Estudios Vascos. Veintitrés días más tarde el texto era una realidad. Poco más de una semana después nacería la polémica sobre la inclusión en el texto de un concordato particular de Euzkadi con la Santa Sede. La aprobación y redacción definitiva del proyecto —el Estatuto de Estella— tuvo lugar el 14 de junio en «magna asamblea» celebrada en esa localidad nava¬rra. 427 Ayuntamientos de los cuatro territorios históricos dieron su conformidad. Tres meses, más tarde, paralelamente se elaboraba la Constitución republicana, la práctica totalidad de alcaldes de esos Ayuntamientos y los diputados de la denominada Minoría Vasco-Navarra entregaban en la presidencia del Gobierno el proyecto de Estella. A los tres días las Cortes declararon anticonstitucional la cláusula del Concordato. Aquello que dijo Prieto de que el PNV quería crear un Gibraltar Vaticanista.
En noviembre de ese mismo año la primera reacción oficial del Gobierno reconoce la facultad de negociar un Estatuto negando al mismo tiempo la viabilidad del texto de Estella. Un mes más tarde se concreta el procedimiento de redacción y tramitación: una comisión compuesta por un miembro de cada Gestora (diputaciones provinciales), tres representantes de Ayuntamientos nacionalistas y otros tantos socialistas.
El 19 de junio de 1932, una vez re¬dactado el Estatuto, se reunieron los alcaldes de las cuatro provincias en Pamplona. Los Ayuntamientos nava¬rros, de acuerdo con las decisiones tomadas en cada uno de ellos, se habían inclinado, aunque por escaso margen, por un Estatuto unificado. Pero en la asamblea algunos se abstuvieron y otros votaron en sentido negativo. Recientes investigaciones han demostrado que, a pesar de ello, el número de Ayuntamientos navarros partidarios del sí fue superior. La evolución de la Comunión Tradicionalista había resultado decisiva.
Hubo que rehacer el Estatuto para adaptarlo a las tres provincias. En setiembre de 1932 se aprobaría el Estatuto de Cataluña y en octubre se reanudaron las tareas de redacción del vasco. Finalmente, el 8 de agosto de 1933 los alcaldes lo aprobaron en Vitoria y el 5 de noviembre de ese mismo año sería aprobado en plebiscito (84% sí; 2,6% no y 12,7% abstenciones). Fue una arduo trabajo de superar obstáculo tras obstáculo.
En diciembre del 33 el texto llegó a Madrid y en febrero de 1934 en el Pleno de las Cortes para emitir dictamen se planteó la polémica sobre el resultado de referéndum en Álava.
La violación del Concierto Econó¬mico al excluirse la capacidad de gravar el vino, la consiguiente protesta de Zumárraga y la dimisión de todos los Ayuntamientos, excepto los monárquicos, el conflicto entre la Generalitat y el Gobierno sobre la ley de Contratos de Cultivos que provocó la retirada de las Cortes de diputados ca¬talanes y vascos y los sucesos de octubre del 34 retrasaron toda la cuestión, agravada por la crisis política y social de 1935. Tras la victoria del Frente Popular y después de la sublevación del 18 de julio de 1936, la Comisión de Estatutos presentó su dictamen al Pleno el 1 de octubre. Cinco días más tarde el Estatuto Vasco era aprobado. Al día siguiente, en Gernika, nacía el primer Gobierno Vasco presidido por el diputado del EAJ-PNV, Jose Antonio Aguirre.
Recordemos que, además del Estatuto de Estella, ha habido otro no nato, rechazado también en Madrid, pero que reflejaba (y refleja) el sentir de una amplia mayoría del Pueblo Vasco: el Estatuto Ibarretxe, excelente texto que no conviene olvidar.
La pregunta hoy, Iñaki, sería: tendremos por fin en vigor un tercer Estatuto que mejore los anteriores (el actual recordemos incumplido), recogiendo expresamente la irrenunciable soberanía vasca y las garantías de una bilateralidad real con el estado?…
Lo que cuesta conseguir las cosas y lo rápido que te las pueden quitar…