Viernes 17 de enero de 2020
El independentismo catalán está en ebullición. Tras la Investidura de Sánchez se le abre una oportunidad para darle un arreón a Catalunya, pero para eso ha de hablar mucho, negociar, poner las cosas en gris, no solo en blanco y negro. De alguna manera es lo que está proponiendo Raul Romeva, protagonista del Procés, encarcelado y alguien que no se arrepiente de lo hecho pero que se da cuenta que algo distinto han de hacer. No son la Cup, que por cierto no tiene a nadie encarcelado frente a personas de ERC y de JXCat que cumplen condenas.
El exconseller de Asuntos Exteriores encarcelado en Lledoners (Barcelona) por el Procés, Raül Romeva, ha pedido al independentismo que hable y se escuche más: «Nos necesitamos los unos a los otros. Necesitamos debates sinceros y constructivos, contraposición legítima de ideas, consciencia de la realidad».
Así se ha expresado el exsenador de ERC en un artículo publicado en el ‘ARA’, en el que ha avisado de que «simplificar la realidad» lleva a una visión maniquea del mundo.
«Esto o eso. Los míos y los tuyos. Ellos o nosotros. Una lectura que solo interesa a la mirada corta y excluyente de bando y bando. Hay quien vive muy bien, cómodamente instalado en una trinchera», ha seguido Romeva, que ha asegurado que le preocupa que con la complejidad del momento haya constantes polémicas que ocupen el tiempo y debiliten.
Ha asegurado que para cumplir objetivos es necesaria la persistencia, la resiliencia, el respeto, la determinación, la dignidad y «sobre todo la generosidad».
«Tenemos que hablar y escucharnos. Sobra juzgar y falta empatía; sobra dar lecciones y falta saber escuchar; sobra acusar e insultar sin fundamento ni necesidad y falta respeto por las opiniones diversas y hasta contrarias», ha agregado Romeva, y ha asegurado que Cataluña es un lugar demasiado pequeño y el independentismo una causa demasiado grande como para no necesitar a todo el mundo.
Con todo, ha zanjado: «No me arrepiento de nada de lo que hemos hecho, lo asumo y extraigo un aprendizaje. No tengo ningún reproche, a nadie ni a nada».