Miércoles 24 de junio de 2020
Andoni Astigarraga, natural de Soraluze fue una hormiga del dato. Lo apuntaba todo. Escribió un libro sobre la guerra de Euzkadi firmado como Astilarra y fue en Argentina una referencia junto al delegado Pedro de Basaldua.
Astigarraga hizo un recuento de los viajes del Lehendakari por América. Entresaco de una de sus colaboraciones este texto sobre una carta de Aguirre desde Berlín, cuando huía del franquismo y del nazismo. Dice así:
“He creído conveniente escribir estas líneas para recordar con ellas los párrafos más salientes de la histórica carta que Aguirre envió desde Berlín, cuando escapando de los nazis, buscó asilo en la propia capital del desaparecido III Reich.
Fue Manu Sota quien en una nota rubricada en Nueva York el mes de junio de 1943 y publicado por lo menos por EUZKO DEYA de Buenos Aires el 30 del mismo mes, dio a conocer en buena parte, el contenido de la misiva que el Lendakari firmó en Berlín el 3 de febrero de 1941,
El primero que tuvo conocimiento fue su destinatario, el inolvidable compatriota y patricio filipino don Manuel de Intxausti. El 11 de marzo de 1941, el Ministro de una Legación Sudamericana le llamó por teléfono, anunciando la recepción de un sobre que acababan de entregarle y que al día siguiente depositó en manos del Sr. Intxausti.
«Mi querido e inolvidable amigo: Le saldrá a Ud. una exclamación de susto al recibir una carta mía desde Berlín. Pues bien, estoy en Berlín…». Así empezaba la misiva, de 16 páginas, escrito de puño y letra del Lendakari.
A pesar de toda la tragedia vivida, de su odisea (basta leer “De Guernica a Nueva York pasando por Berlín”) era la exteriorización viva de los sentimientos de un hombre lleno de «optimismo incorregible», de quien, desde la misma boca del lobo nos decía: «Yo soy quién fuí y seguiré siendo el mismo, pase lo que pase. Las ideas no pueden cambiar como el viento o el socaire de las situaciones de cada momento».
Manifiesta como vive de muy cerca los acontecimientos y da cuenta, que su mensaje navideño, firmado en Londres el 22 de diciembre de 1940, coincidió con el día en que las autoridades alemanas le dieron el permiso -sin conocer por supuesto la identidad del solicitante- para que pudiera ingresar en territorio germano.
«No sé nada de nuestras Delegaciones», se pregunta más adelante, para señalar seguidamente: «Yo supongo que habrán salido de su zozobra primera. Si no es así, dígales que ésa es mi voluntad. ¿Qué es de EUZKO DEYA? ¿Sigue publicándose? Sería para mí un gran dolor saber que desapareció. Yo espero que la desgracia habrá agigantado los esfuerzos de los compatriotas, pues es en estos momentos en los que se conocen los hombres». Agrega luego: «No se olviden las publicaciones. Mejores o peores, son siempre necesarias para demostrar vitalidad, fe y presencia».
«Ayuden mucho a los que sufren y a aquellos que han perdido sus familiares. Que los que tienen den para sus necesidades y las de la Patria y su organización.
«Hagan cuanto puedan por nuestros presos y por cuartos estén aún en los campos de concentración. Merecen mucho porque han sido siempre dignos. Yo siempre les recuerdo con respeto y veneración. Ellos nos pedirán cuentas un día de nuestra libertad bien o mal aprovechada».
Sostiene en otro de los párrafos: «Que la magnífica y ejemplar fraternidad de nuestro exilio continúe», y que sepan todos que lo único que me contrariará y por lo que no pasaré será la mezquindad de espíritu que sea capaz de romper o solo entorpecer la unidad y hermandad de nuestro pueblo, sobre todo cuando está en la desgracia»«
«Exciten a la unión de todos, al sacrificio de todos.»
Insiste: «Repito también mi idea fundamental: unión, unión, unión y unión. Además, sacrificio. Lo que no se hace en un día se hace en dos, sino en cien, Que nadie dé un paso atrás. Hay que mirar al porvenir con optimismo. Lo que pareció fuerte en nuestros adversarios ayer, hoy parece frágil, cada día lo será más. Recuerden que trabajamos una causa de libertad que es causa de dolores y de penas, que no dan su fruto aunque éste es seguro, cuando nosotros queremos, sino cuando Dios lo dispone, y si no es posible que nosotros veamos el resultado, lo verán nuestros hijos».
«De esta prueba hemos de sacar nuestros espíritus fortalecidos y a nuestro pueblo invencible. Muchas veces antes de la guerra dije a nuestras autoridades que nos faltaba el exilio para triunfar y ha llegado acompañado de un dramatismo que no podíamos ni suponer. Así de proporcionado será el triunfo».
Una vez más acertó.
Y lo escrito por Aguirre en 1941, hace 79 años justos, tiene palpitante actualidad.
«Y lo escrito por Aguirre en 1941, hace 79 años justos, tiene palpitante actualidad».
¡¡TOTALMENTE DE ACUERDO!!
«… he visto pasar al ministro de exteriores japonés Matsuoka,(…) Iba con el el general Oshima. (…) Ha durado dos horas y media. He esperado, firme en pie, con intenso frió el momento. Salen al fin Hitler, Ribbentrop y Oshima. Yo estaba a 50 metros. Tenía en mi mano unas banderolas nazis y japonesas que nos han repartido gentilmente unos miembros de las SS. He disfrutado mucho.»
(diario de J.A. Aguirre. 27 de marzo de 1941)
No seré yo quien critique al Lehendakari (creo que Lehendakari, así, con mayúsculas, sólo es él), pero cuando falseamos la historia para mayor gloria estamos haciendo un flaco favor al teóricamente exaltado, un personaje extraordinario pero capaz de cometer errores, como no cumplir el mandato de la república de destruir las industrias vascas para que no cayeran en manos de Franco…es que daban pena, unas industrias tan buenas, tan modernas, tan vascas, y que tanto bien hicieron luego a los sublevados franquistas…. Por lo menos tuvo la decencia de no decir «me equivoqué. Fue un error, no volverá a ocurrir»
Si intentamos morder la historia sólo perjudicamos a quienes creemos defender. J.A. NO HUIA DE LOS NAZIS… intentó algún tipo de negociación que no fructificó… y tuvo que salir por piernas