Hay que blanquear al responsable del 23F

Lunes 22 de febrero de 2021

Es evidente que la celebración del cuarenta aniversario del golpe de estado del 23F se les ha chafado. Más que hablar de las cuatro décadas transcurridas todo gira sobre la ausencia del rey en los actos del Congreso y en ese intento de blanquear su figura se nos dice que fue quien salvó a la democracia aquel día y que todo lo posterior, granujerías, comisiones, cacerías, doble vida etc., son borbonadas sin mucha importancia. Ayer el diario El País a través de un catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, Juan Francisco Fuentes, se metía conmigo a cuenta de que yo no podía demostrar la implicación del rey en el golpe de estado. Todo un honor.

¿Acaso han dejado investigar este asunto?. ¿No son suficientes libros de enjundia que dan pelos y señales de la frivolidad de Juan Carlos que ante la legitimación de Adolfo Suárez, tras las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977, los atentados de ETA contra militares y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la voladura de UCD y los actos en la casa de Juntas de Gernika  le encargaron al general Armada para que diera “un golpe de timón”, así se llamaba la operación y encabezara un gobierno de concentración que desandara  el camino autonómico transitado por Suárez.

Afortunadamente aquello fue una gran chapuza y estéticamente algo propio de la España cañí tan impresentable que no les quedó más remedio al rey que desandar el camino andado gracias a los reflejos del general Sabino Fernández Campo aquella noche aciaga donde tardó tanto en salir a la opinión pública. De haber sido por él, hubiera recibido en la Zarzuela a su antiguo preceptor Armada y la lía parda.

En una recepción en el Palacio Real, Antonio Carro, que había sido ministro de la presidencia con Carrero Blanco me dijo ”El culpable del 23 F fue éste” señalando al rey. ”Se dedicaba a criticar durísimamente a Suárez, a tener relaciones de gran campechanía con militares golpista, de tener una relación casi diaria con Armada que hizo que forzara el nombramiento de éste como segundo jefe del estado mayor, en contra de Suárez.

En este cuarenta aniversario se le quiere blanquear, sin dejar que los historiadores investiguen de verdad que pasó en los días previos y esa tarde de marras, de hecho, la conocida como trama civil está sin tocar. Hay que continuar con el cuento chino del rey salvador de la democracia. Aunque sea mentira. Y, de eso, nada, absolutamente nada.

La Operación Armada comienza a quebrarse por «un problema de estética, una operación que se suponía palaciega no podía incluir aquellos gritos, aquellos empujones a un hombre, teniente general, ya mayor, al que ni siquiera se derriba y, sobre todo, aquellos disparos… Ésa no era una imagen aceptable para que nadie se prestara a liderarla

El juicio de campamento

Cuando ya está muy avanzado 1981, el comandante José Luis Cortina y el capitán Vicente Gómez Iglesias pasan a ser detenidos. En el entorno del primero se dice que se los acusa porque son la vía que «lleva al Rey», vía que eligen los abogados defensores de los acusados para exonerarlos de culpa a través del atenuante de «la obediencia debida»; los encausados, así, se hubieran limitado a cumplir «órdenes» que venían de la Zarzuela. Es cierto que durante la causa, inútilmente, los abogados defensores y los encausados intentarán demostrar que el rey es «la pieza que falta» en el puzle del golpe.

La investigación judicial del 23-F distó mucho de ser ejemplar. Y, sin duda, en ello tuvo que ver no poco aquella decisión que se tomó en los días inmediatamente siguientes al fracasado golpe: implicar al menor número de militares posible y a ningún civil, como si nunca hubiera habido otra «trama civil» que la que representaba el falangista García Carrés en absoluta sole­dad. El que a menudo los eventos cruciales de la trama se desarrollaran en conversaciones con tan sólo dos protagonistas, es decir que acababan reducidas a un «yo digo, tú dices» sin, por tanto, valor probatorio, aún hizo más difícil desentrañar un laberinto en el que a veces parecía que lejos de derribarse muros, lo que se hacía era añadir nuevos rencores.

Y como punto final ni Sabino Fernández Campos compareció ni los Directores de los Medios trataron para nada el asunto de la implicación del rey.

Todo esto, como se ve, es vergonzoso, nada edificante, pero muy demostrativo del reinado de Juan Carlos de Borbón que celebra este aniversario en Abu Dhabi, allí huido, por su frivolidad, su corrupta vida privada y la suma de sus errores, el mayor de ellos, el del 23 F, algo gravísimo en la historia de España que se quiere blanquear.

Xabier Arzalluz. Dos años.

Domingo 21 de febrero de 2021        

Mitxel Unzueta en enero. Xabier Agirre en febrero. Arzalluz hace dos años. Los romanos tenían un altar a los diversos lares, a sus antepasados. Los chinos también. Nosotros casi vivimos de espaldas a nuestros difuntos, aunque nos golpeen sus fallecimientos. Hoy quiero recordar uno, sin olvidarme de Xabier Agirre y Mitxel Unzueta.

El 28 de febrero de 2019 falleció Xabier Arzalluz. La semana que viene se cumplirán dos años de su silencio. El EAJ-PNV actual no se entendería sin él. Con sus luces y sombras, con su increíble capacidad de encandilar a quienes le escuchaban, con su interés en hablar para ellos, no para los periodistas presentes en las inauguraciones como él les decía; con su voluntad de ser “el perro del caserío” guardando la “casa del padre”. Un político que leía semanalmente Der Spiegel pero recordaba que todos tenemos las abarcas del abuelo colgadas en la puerta del caserío. El diputado con el más impactante y mejor discurso de la legislatura constituyente. Un europeísta de vanguardia buscando que la estrella vasca estuviera en la bandera. Un trabajador de lo social que inquietó a una ELA que le pidió se ocupara solo de lo político en 1976 y él se negó a ello. El concientizado profesor que en 1968, tras la invasión de la URSS a Checoslovaquia y el primer atentado de ETA, dio el paso de comprometerse en pleno franquismo con una causa y un partido del que la falsa modernez decía que era un recuerdo del pasado. El intelectual que escribía tan bien como hablaba. El líder que les pedía a los jóvenes dos apuestas: ”euskera y tecnología”. Euskera no solo como idioma, sino como genio civil identitario y tecnología como pueblo abierto a los cuatro vientos para progresar. Esa era la Goma 2 que proponía mientras HB alimentaba los comandos y otros “socializaban el sufrimiento”. El burukide que se adelantaba en el ataque para poner a la defensiva a los demás. El hombre respetuoso con el pasado de una organización eje del país y que fomentaba la autoestima de la misma por haber tenido siempre la brújula bien imantada.

Vivimos  inmersos en una ultramodernidad  acelerada y enloquecida sometida al mínimo esfuerzo y eso reduce nuestra memoria y nos dificulta interpretar el futuro. La desmemoria y la ignorancia limitan nuestra sabiduría. Nos decía que para cambiar el mundo hay que comprenderlo y el mundo ha cambiado y tenemos que volver a comprenderlo. También dicen que una persona muere de verdad cuando no se le recuerda y creo que la mejor manera de hacerlo es a través de lo que dejó escrito. Ahora todo es internet y cada vez se edita menos. Pero lo editado queda. En El Corte Inglés no hay una sola oferta de ningún libro de un político vasco y si lo hay está escondido. Él era partidario de escribir y de editar. La falsa modernidad deja el libro de lado pero el libro volverá a ser subversivo. Afortunadamente Deia recopiló los artículos publicados entre octubre de 1984 y febrero de 1986. Están agrupados en seis grandes capítulos. El primero lo dedica a “Reflexiones sobre la Historia Vasca”. Son diez. Comienza hablando de “Nuestros Hombres en Lausanne” y termina con el ejemplo que dio el Lehendakari Agirre, pidiendo a los jóvenes que conozcan lo que hizo. Comenta hitos de los siglos XVII y XVIII. Al autor le llaman especialmente la atención personalidades como el jesuita Manuel Larramendi y el ilustrado Xabier de Munibe. El segundo lo dedica a la  política Internacional. El tercero a la Transición en la que fue protagonista, el cuarto a  la “política Cotidiana”, el quinto a “Nacionalismo e Ideología” y el sexto al “Túnel de la Violencia”. Son 56 trabajos, 56 lecciones de vida y de orientación ideológica  en solo año y medio. Pero es que Arzalluz lo escribía todo. Desde la ponencia política e internacional de 1977, los comunicados del EBB, las reflexiones el día de Aberri Eguna y todos estos artículos y crónicas que comenzaron en la revista clandestina Alderdi, tamaño Selecciones del Readers Digest con seudónimo, al último un año antes de fallecer.

Entresaco del libro algunos párrafos como éste:

“Recuerdo que allá por los años 1976-77, intensa época de mítines, andaba yo de pueblo en pueblo propagando, en nombre de mi partido, la participación  en el proceso político de la transición. Nos decían que en Madrid no se nos había perdido nada. Recuerdo haber dicho con frecuencia. ”Nos toca jugar en campo ajeno y con árbitro casero”. Y me refería al poder judicial en su más alta instancia. Cuanto menos democrático es un régimen, tanto mayor es su empeño por domesticar y tener a su servicio la judicatura”. Otro. ”Cómo llama mi atención la última revolución del radicalismo marxista-abertzale que busca desesperadamente modelos en Nicaragua o Cuba. En el “frescor del Caribe”, como dice un anuncio estúpido. Donde no hay  salvajes ni frescor. Mimetizando situaciones extremas de analfabetismo, miseria y opresión, que nada tienen que ver con las condiciones de este rincón de Europa, por muy azotado que esté por la crisis económica. Les queda esa vocación de control, arrogancia y dogmatismo. Han dejado de analizarse para dirigir su microscopio hacia nosotros. Contra quienes nunca creímos en dogmas tejas abajo. Contra quienes seguimos pensando que la justicia y la libertad son valores a rescatar día a día sin fórmulas estereotipadas, sin arrogancias de perdonavidas y sin complejos de progresía”.

De Lehendakari Aguirre opinaba.”Aguirre es ejemplo de entrega a una causa. De la supremacía de los principios sobre cualquier tentación de opor­tunismo político. Aguirre conoció intentos revolu­cionarios, pero apostó por la liber­tad. Le acosaron los violentos, pe­ro fue fiel al diálogo y a un modo humano de hacer las cosas. Compartía el ideal de su partido y su aspiración a la soberanía plena de Euzkadi sobre sí misma.  «Se lucha por la liberación na­cional y se lucha por la liberación social». «Guardad una disciplina férrea». «Sólo a través de nuestra libertad, sólo restaurada nuestra personalidad, sólo a través de nues­tra voluntad como pueblo, sólo a través de un orden vasco, podre­mos participar en el futuro en más amplios espacios políticos. Buscaba la reconstrucción de su pueblo. Creía en una labor colecti­va de liberación, a partir de una vo­luntad colectiva. Hoy más que nunca es necesario que las nuevas generaciones de vascos conozcan a Aguirre. En sus li­bros, en sus conferencias, encon­trarán un estilo humano y cristia­no de encarar los problemas más agudos de la vida pública. Lejos del odio y de la tentación de la pis­tola. Lejos de la manipulación y del maquiavelismo. Lejos de la bravata o del papel de mártir sus­citando la compasión colectiva co­mo arma política. Aguirre es el mejor ejemplo, no sólo de entusiasmo y de vitalidad, sino de fe en una causa, de espe­ranza en el futuro en medio de los más sombríos nubarrones.

Y no se olvidaba del Lehendakari Leizaola.”Tenemos entre nosotros al Lehendakari Leizaola, como una roca. Con la mente lúcida, entera, repleta. Firme y fresco como un abedul. Con el estómago como una caldera de remolcador. Lo sabe todo. Recuerda todo. Leizaola heredó la decepción colectiva y el ostracismo político. Veinte años con las manos atadas manteniendo el testigo de la legitimidad. Hasta que murió el dictador y comenzó un nuevo período político. Uno tras otro murieron todos sus compañeros nacionalistas miembros del Gobierno vasco. Y Dios le dio larga vida para entregar el testigo a Carlos Garaikoetxea en Gernika en 1979. Frente al activo Aguirre, al temperamental Irujo o al duro y tenaz Ajuriaguerra, Leizaola pasa por “avefría”. Pero Leizaola no fue sólo el político cauto, ordenado, acostumbrado a la objetividad y al metódico curso procesal de los expedientes. Es además un poeta sensible. Hombre de una profunda afectividad, soterrada en una amplia percepción del sentido de la Historia. Un contemplativo e intérprete de la Historia. Imperturbable. Leizaola, en su ancianidad, es como una roca azotada por el mar. Cristiano, occidental, demócrata, honesto y conciliador”.

Mucha gente los guarda como oro en paño. El epílogo del libro de Deia “Entre el Estado y la Libertad” lo escribió el Lehendakari Leizaola. Sentenció así:

“Para mí, los artículos de Xabier Arzalluz demuestran, en primer lugar, que nos encontramos ante una pluma extraordinaria. Llena de sensibilidad, de contenido ideológico y, sobre todo, de un encomiable sentido de la responsabilidad”.

Todavía hay muchas reflexiones a recuperar de Xabier Arzalluz. Los trabajos están. Mi hermana Maitena me ha transcrito más de un centenar. Solo hace falta ordenarlos por temas, como se hizo en 1984 y dar a las nuevas generaciones gasolina para su motor abertzale. ¿Quién lo hace?.

Nuevo delegado de Euzkadi en México

Sábado 20 de febrero de 2021

Julen Ruiz de Azua, presidente de Euskal Etxea de México, ha recibido a José María Cazalis, nuevo delegado del Gobierno Vasco, recién llegado al país. Según reconocía el propio Cazalis a los miembros de la Junta Directiva que lo agasajaron, el Gobierno ha puesto un gran reto en sus manos: “En el Senado siempre bromeaba diciendo que después de ser senador, el mejor destino es ser embajador en la Santa Sede. No he llegado al Vaticano, pero si a ser delegado de Euskadi en México, y de verdad creo que se trata de un reto muy gratificante para mí”. Cazalis fue alcalde de Lekeitio en dos legislaturas así como Senador.

El nuevo delegado se ha referido a las tareas que enfrentará en la Delegación en los próximos años: “Tenemos lógicamente que continuar con la labor realizada hasta la fecha, pero el verdadero reto será reinventarnos tras la Pandemia, porque el futuro no va a ser como el pasado y vamos a tener que cambiar muchas cosas”. Cazalis también se ha referido a la Euskal Etxea y la diáspora, ya que, a su parecer, éstos son el corazón de lo que se puede hacer como servicio exterior de Euskadi. “Otra cosa diferente es que como Gobierno pueda haber sus pormenores en el día a día, pero compartimos una filosofía y eso es lo importante”, ha añadido en su visita a Euskal Etxea.

Conscientes de que el mejor modo de conocer Euskal Etxea es en torno a una mesa, miembros de la Junta Directiva del centro vasco han compartido un almuerzo con el nuevo delegado de Euskadi en México. Euskal kultura