La tragedia de Lemoiz bien contada

Viernes 19 de febrero de 2021

Inmaculada Boneta fue elegida en 1980 vicepresidenta del Parlamento Vasco. Fue la primera en aquella neonata institución  legislativa. Habían existido las Juntas Generales pero no un Parlamento agrupando a tres de los territorios vascos. Casada con el ingeniero de Iberduero Fernando Arriola, familia muy conocida y apreciada, tenían como vecinos en  Unbe a la familia del  ingeniero responsable de la construcción de Lemoniz, José María Ryan. Digo ésto porque con ella vivimos angustiados el secuestro y asesinato de su vecino y amigo el ingeniero, datos que recoge su hijo Antón en el libro “El Ruido de entonces” que no es otro que el que producía la segadora que el ingeniero ponía en funcionamiento todos los sábados para dejar bien segado el césped de su casa.

Sobre Lemoniz, que así se llamaba entonces, recuerdo los debates en el Parlamento Vasco, la ponencia que se creó, la explosión de la central de Harrisburg, las manifestaciones a las que acudimos, la protesta en la calle, los acuerdos en los ayuntamientos, el debate sobre la energía nuclear con una ETA que en tiempos de clandestinidad y en su libro blanco había apoyado este tipo de energía que convertía a los países en soberanos y  autosuficientes. Pero cambió y aquel cambio produjo asesinatos, extorsiones y tragedias.

Se han cumplido cuarenta años de aquellos hechos abominables y parecería que nos hemos olvidado del secuestro de Ryan, la semana que ETA dio a Iberduero para que clausurara la central y al final el asesinato. Como con Miguel Ángel Blanco pero más alejado en el tiempo. La misma estrategia asesina con suspense incorporado, pero aquella vez con un profesional con la diferencia de no militar en un partido que se ocupa de recordarlo. Y hacen bien.

También en el libro se recuerda el origen de todo que no fue sino  la iniciativa de un Iberduero de construir una central muy cerca de una población  millonaria, de su actuación caciquil, de inversiones millonarias que se resistían a dejar de percibir, de consejos de administración insensibles al sonido de la  calle actuando como si el dictador siguiera en el Pardo, de decisiones tomadas a quinientos kilómetros del lugar de los hechos.

Todo esto es el libro de Anton Arriola, libro que combina dos historias, está muy bien escrito, aporta reflexiones del autor y tiene el plus de las vivencias de Antón Arriola, vecino de la familia Ryan  que vivió en directo  la desolación que supuso aquella tragedia. Libro muy recomendable.

En su contraportada, el libro lo explica así:

 “El ingeniero salió de la central a las 19:45, en su Seat 131 de color blanco. Nunca llegó a casa. A las 21:30, se recibió una llamada en la delegación en Bilbao del diario Egin. «Tenemos a Ryan, de Iberduero», dijeron. Comenzó entonces una morosa semana de an­gustia y esperanza, cuyo desenlace pasaría a formar parte de la historia de la infamia. Desde aquel tiempo mi madre, al desper­tarse los sábados por la mañana, oía el ruido de una segadora. La maquinaria del mundo se ponía en marcha con un ronroneo estremecedor, que le hablaba de aniquilamiento y desolación como ningún elaborado soneto o discurso pudiera hacerlo. Pero solo existía ya dentro de su cabeza: hacía años que José Mari había dejado de cortar la hierba de su jardín.

Mediante una poderosa combinación de ficción alegórica y cró­nica autobiográfica, El ruido de entonces se adentra en los trági­cos hechos que acontecieron alrededor de la central nuclear de Lemoiz. El secuestro del ingeniero José Mari Ryan, vecino y amigo de la familia del autor, constituye su elemento central. Junto a la pretensión inicial de contar la historia de un hombre inocente atra­pado e*n una encrucijada, del relato irá aflorando una convicción: la necesidad de recuperar los recuerdos dolorosos de entonces, para que entre todos convirtamos a la memoria en guardiana de nuestro futuro.”

Debate en el parlamento vasco

La doble moral de Bildu y Podemos

Jueves 18 de febrero de 2021

Se ha visto este jueves una proposición no de ley en el Parlamento Vasco sobre la dramática situación de Venezuela. Era conjunta del PNV y PSE. El PP y Ciudadanos ha presentado una enmienda. El resultado de la votación ha sido  48 votos a favor, 27 en contra. Los votos contrarios, incluyendo a EA (apéndice vergonzoso de Sortu) han  tenido discursos profundamente antidemocráticos. Lo que en Euzkadi es objeto de crítica, de manifestación, de desprecio, de crítica salvaje, en Venezuela es comprensible y lo más sangrante, propio de un régimen democrático elegido por el pueblo cuando a ese pueblo no se le deja votar con garantías, donde no hay libertad de expresión, donde se persigue al disidente, donde se asesina al contrario y donde más de cinco millones de venezolanos han tenido que emigrar de mala manera y donde los derechos humanos son conculcados diariamente. Pero a ellos les parece modélico. Me encantaría que Martínez de Podemos y Oihane Etxebarrieta  de Bildu se fueran a vivir en Venezuela y pusieran allí cómodamente en marcha su asqueroso discurso trotskista, asqueroso porque el ser humano y sus derechos no existen. Para ellos, me remito a las mentiras que han proferido que han sido un insulto a la inteligencia y a la sensibilidad democrática.

Ha sido penoso escucharle al parlamentario de Podemos hablar de la crisis económica vinculándola a la crisis del petróleo cuando el chavismo ha destruido toda una industria que ha pasado de los tres millones de producción de barriles diarios a menos de un  millón tras 21 años de dictadura y habiendo expropiado todo lo que económicamente funcionaba con aquel salvaje grito de guerra que aún resuena en nuestros oídos. ”¡Exprópiese!”. Comunismo en estado puro. Eso es lo que es Podemos lo mismo que Sortu, sucesor de aquel nefasto Partido Comunista de las Tierras Vascas que además apoyaba a ETA. Por lo menos no ocultan su ideario totalitario.

Iñaki Agirre les ha afeado su doble moral, su irrespeto a los derechos humanos, su apoyo a un dictador como Maduro, lo mismo que Txarli Prieto y hasta Iturgaiz. Es un problema de sensibilidad y es un problema de ideología. Cuando uno apoya a un régimen totalitario significa que su modelo en Euzkadi es asimismo totalitario. Y el que no se dé cuenta de eso o es tonto, o es ciego o está con ese modelo.

A Gaika Etxearte, hijo del Delegado vasco en Caracas, lo mató la revolución bolivariana, dato que para Bildu carece de importancia atribuyendo a Trump todas las culpas cuando todavía es necesario recordar el telegrama que Bildu mandó al presidente republicano tras su victoria electoral. Al parecer lo que les gusta son los populismos, aunque sean de derechas.

Este debate tendrá repercusión en la opinión pública del exilio venezolano y mandará un mensaje a los venezolanos que sufren bajo aquella dictadura  de apoyo pero ha servido para algo más. Y no es cosa menor. Quita máscaras. Los proyectos de Bildu y Podemos, son proyectos totalitarios.

Aprendamos en cabeza ajena.

Euskaltel nació en Genova 13 y en euskera

Miércoles 17 de febrero de 2021

El título suena a exageración pero cuando hoy son noticia que el PP abandona su sede de Genova 13 y que Euskaltel Euskadi vuelve a correr con su camiseta naranja, la conjunción de ambas noticias, me da este recuerdo.

Era 1996. El PP de Aznar había ganado las elecciones. La campaña, como el pasado había sido muy bronco, pero Aznar necesitaba de CIU, Coalición Canaria y el PNV. Y teníamos dos posibilidades, o negociábamos e íbamos día a día fortaleciendo Euzkadi o nos poníamos exquisitos y decíamos que no negociábamos con fachas, que suele ser lo habitual. Pero el PNV no va de complejos. El PNV va de vencer resistencias y barrer para casa.

Al frente del PNV estaba Xabier Arzalluz que tras analizar la cuestión en el EBB y en su Asamblea, decidió negociar y como consecuencia de esto se acordó apoyar un pacto de investidura. No se logró un pacto de legislatura pues los sindicatos pusieron sobre la mesa que si se negociaba el régimen económico de la Seguridad Social, ellos recibían a Aznar con una huelga  general pues  se rompía el tótem de la Caja Única y que por eso no pasaban. Les importaba un pito que el estatuto de Gernika fuera una ley orgánica de obligado cumplimiento.

Nosotros logramos avances en la consolidación del Concierto y acuerdos importantes, uno de ellos la creación de Euskaltel. Una telefonía propia que posteriormente con su equipo ciclista entusiasmó a los aficionados vascos y proyectó su imagen por todo el mundo.

Tras el acuerdo, muy trabajado por el vicelehendakari Juan José Ibarretxe, me llamó Mayor Oreja. Estaba feliz. Quería que viniera todo el PP a Bilbao como habían hecho con los ca­talanes. Le dije que preferíamos ir nosotros a Madrid. «¿En qué hotel?», me preguntó. «No. En vuestra sede», le dije. No se lo terminaba de creer porque toda la obsesión de CiU había consis­tido en que el PP fuera a Barcelona, poco menos que a inclinar la cerviz, al hotel Majestic. Sin embargo, el montaraz PNV lo quería hacer nada menos que en la sede del PP. «Yo por ir a la sede del PP no voy a dejar de ser nacionalista vasco. No tengo complejo alguno», le contesté.

El martes 30 de abril salíamos Arzalluz y yo hacia Madrid rumbo a la sede del PP. La expectación era inusitada. Subimos al despacho de Aznar. Allí estaba con Rato, Rajoy y Mayor Oreja. Hablamos del acuerdo y de sus partes. Había una cláusula secreta a petición de Aznar. Habíamos llegado al acuerdo sobre el segun­do operador de telefonía, Euskaltel, y el PP no quería que esto se supiera porque CiU les iba a pedir a ellos lo mismo. Y allí estaba. Pero Arzalluz quería que Aznar firmara el documento. Éste le pre­guntó si no se fiaba de él. «Sí, pero me fío más si firmas», le contestó Arzalluz. «Pero bueno, ¿vosotros no habláis siempre de la palabra de vasco?», y diciendo esto puso su mano sobre la carpetilla verde. Con ese gesto daba por firmado el documento.

En aquel séptimo piso los dirigentes del PP nos comentaron lo complicado de nuestra organización, los mítines de los fines de semana, la labor diaria. Ellos nos decían que por haber tenido un partido con listas abiertas casi se quedan sin organización en 1986. «Es terrible cuando la gente hace propaganda en la prensa para lograr un cargo interno».

Y con las mismas fuimos a la planta baja, a una rueda de prensa que estaba de bote en bote, con las gaviotas del PP detrás. Un pe­riodista le preguntó a Arzalluz si sabía dónde estaba. «Por supuesto. Esto de aquí detrás son las gaviotas del PP y este edificio la sede del PP en la calle de Génova, 13. ¿No es así? ¿Usted cree que yo no sé con quién estoy pactando?». Trece cámaras de televisión y una rue­da de prensa de una hora. Arzalluz utilizó su contrastada capacidad didáctica para explicar el acuerdo. Dijo que había tenido especial interés en que se hiciera público. Al final el PP accedió. «No hay nada mejor que la transparencia, que la gente lo sepa por si alguien lo incumple». Al no haber firma, la prensa actuaría como BOE.

Contestó asimismo en euskera. Seguramente sería aquella la primera vez y quizá la última que en aquella sala resonara el eus­kera. La imagen era increíble y, hoy, impensable. Los dos en la sede del PP. Arzalluz hablando en euskera de acuerdos con Aznar en su propia casa. Impactante e insólito.

Subimos de nuevo al despacho de Aznar. Firmaba cartas. Nos enseñó la sede. Es todo un edificio, aunque es mucho mejor Sabin Etxea. «Seguro que cuando veas Sabin Etxea y degustes nuestras exquisiteces —le dijo Arzalluz a Aznar— te gustará más el nuestro y comenzarás a entender un poco mejor al PNV».

Hoy es noticia que  vuelve el equipo ciclista y que la sede de Genova 13 desaparece. El lastre de la corrupción se la ha llevado. No estoy muy seguro si van a lograr cambiar de imagen por eso. Convergencia en Catalunya cambió de sede y de nombre. Han desaparecido. La gente puede asociar una sede a la corrupción, pero la mayoría lo hace a los éxitos y los 23 años de Pujol que hoy denigran, están en el imaginario colectivo para bien. Lo peor es pues marear al personal.

Termino. Recuerdo con agrado aquella rueda de prensa y el euskera utilizado por Xabier hablando de todo menos de Euskaltel que había nacido en el piso de arriba pero no había que dar cuenta de ello para que CIU no pidiera lo mismo.

Como diría Clinton en 1993. ”Es la política, imbécil”.