Patxi y el Príncipe de Viana

Lunes 13 de junio de 2022

Es bueno visitar Navarra. Estado vasco reconocido y abatido en 1512 por el hurto, el engaño y la fuerza, incluso falsificando Bulas Papales como hizo Fernando el Católico que a pesar de su fechoría le siguen llamado el Católico. Y dentro de esta historia la del Príncipe de Viana.

Carlos de Viana fue Infante de Aragón y de Navarra, príncipe de Viana y de Girona, duque de Gandia y de Montblanch y rey titular de Navarra como Carlos IV. Murió joven, a los cuarenta años. En febrero de 1461 Juan II tuvo que reconocerlo como heredero, pero su muerte por tuberculosis, unos meses después, fue considerada por algunos como providencial, otros acusaron a su padre de envenenamiento. No sé qué habría sido Navarra si este hecho trágico no se hubiera producido.

Su escudo de armas personal representaba a dos sabuesos que reñían entre si por un hueso, una alusión a la disputa que los reyes de Francia y Castilla mantenían para controlar el reino de Navarra, junto al lema “Utrimque Roditur”, ”Por todas partes me roen”. Expresivo lema.

Y al Príncipe de Viana le recordamos viendo, detrás del ayuntamiento, un palacio mazacote en la mitad de Sangüesa donde había vivido el malogrado heredero.

Pero ir a Sangüesa—Zangoza  y no visitar la Iglesia de Santa María la Real  es algo que no se puede hacer pues se trata de una joya, sobre todo  la portada románica del siglo XII, de la que ya nos habían dado información. Y allí fuimos.

Curiosamente en Navarra, en todas las iglesias, hemos encontrado sus puertas abiertas y tras admirar la portada nos encontramos  en este templo que data de cuando Alfonso I el Batallador donó a la Orden de los Caballeros  de San Juan de Jerusalén su Palacio  y Capilla Real para que  levantasen sobre el mismo  solar la primera parroquia del nuevo burgo. De esta época datarían los tres ábsides de la cabecera. En transición al gótico como se ve y nos destacó Patxi. Parece que el arquitecto quiso dejar constancia de los dos estilos.

¿Quién es Patxi?.

Dentro del templo mirábamos asombrados su belleza cuando un señor que allí estaba nos preguntó si queríamos que nos contase lo que él sabía de la iglesia. Le contestamos afirmativamente y se dedicó con gran  conocimiento y pasión a explicarnos  lo que él sabía de una construcción que vale la pena conocer. Nos dijo que no cobraba nada y lo hacía por amor al arte, nunca mejor dicho. Está jubilado y con su erudición se dedica a explicar lo que él sabe como si fuera un entomólogo hablando de mariposas. Una inmensa Custodia del siglo XV, unos lienzos del siglo XVIII, cuadros clásicos en paneles, el retablo mayor plateresco, las tres naves, una vidriera dedicada a la Virgen, un crucificado barroco, la imagen gótica de San Blas, el retablo neorromántico de San Francisco Javier y en la hornacina con reja romántica la imagen de la Inmaculada.

Todo eso y más nos lo contó Patxi con minuciosidad, datos y con la ayuda de su linterna que utilizaba como puntero. Fue toda una lección.

Al terminar le preguntamos si era el guía y nos dijo que no, que simplemente era un jubilado enamorado de esta Iglesia y que tiene por misión darla a conocer.

En todas partes encuentra uno personas interesantes y vocacionales. Patxi es una de ellas .Merece pues ser conocido  el gran Templo y conocido también el bueno de Patxi que con dedicación divulgadora ilustra al que pasa de lo que él considera debe ser conocido.

Euzkadi es la patria de los vascos

Domingo 12 de junio de 2022

Cuando Sabino Arana nació en 1865 en Abando, Bilbao  era una pequeña Villa que  pasaría  justo justo de los veinte mil habitantes. Su padre, D. Santiago, era un armador que se había involucrado apoyando al carlismo perdedor y había pagado las consecuencias de su compromiso en  multas, amenazas y destierro, para él y su familia. Aquello lo vivió muy de cerca su  hijo Sabino un joven carlista más hasta que paseando y discutiendo con su hermano Luis en los Jardines de Albia, cayó en la cuenta que el carlismo les había llevado a una derrota y a perder todo poder originario, los Fueros, mientras el  genio civil y la  identidad vasca se iban diluyendo en lo que ya era una provincia más de España. Ante aquello, escribe un librito, ”Bizkaia por su Independencia”, que despierta la curiosidad de los señorones de Bilbao que le invitan a una apari-merienda en el Txakolí de Larrazabal, cerca de la Basílica de Begoña, con el fin de que les explicara sus teorías. Eran mayoritariamente los llamados euskalerriakos, gente situada y  poco amiga de aventuras que ante la lectura de las tesis de aquel joven de 28 años, unos le montaron la bronca, otros le aplaudieron y los más  le pagaron con su indiferencia. Pero no captaron con quien se jugaban los cuartos. A los dos días sacó una hoja volandera, Bizkaitarra, al año siguiente creó una organización de convivencia y discusión como el  Euskaldun Batzokija, ikurriña incluida  y al siguiente el EAJ-PNV, como instrumento político con el fin de presentarse a las elecciones. Seguramente de haber tenido Internet y manejando las redes sociales, se hubiera hecho el amo en poco tiempo, pero en aquellos diez años hasta su muerte no cejó hasta crear la semilla de una organización que 126 años después sigue viva e incluso decide en una moción de censura que el presidente del gobierno español ha de irse a su casa.

Aquella noche en el txakolí de Larrazabal, entre otras muchas cosas dijo lo siguiente ”en ocho partidos diferentes están principalmente divididos en la actualidad los bizkainos: tres católicos y cinco liberales, dos son monárquicos, el conservador y el fusionista y tres republicanos, el radical, el federal y el posibilista. Ya los veis. Ocho distintas banderas tremolan en las cumbres de nuestros montes, ¿distinguís tal vez entre ellas a la bizkaina?”.

Ahí estaba la clave. Nadie se ocupaba del pueblo vasco como tal, de ahí que había que romper urgente y radicalmente con el carlismo y para ello pone las cosas en su sitio tras su debate público sobre “el Partido Carlista y los Fueros Vasco-Navarros”. Con las ideas claras y aplicando el principio de las nacionalidades  le dota a la Nación de una bandera, la ikurriña, de un nombre Euzkadi, de un himno cuya letra escribe en la cárcel, de un nomenclator de nombres vascos, de una épica, y de una idea clara resumida en siete palabras: Euzkadi es la Patria de los Vascos. Desgraciadamente muere joven, tras dos encarcelamientos, y habiendo sufrido lo indecible la última parte de su vida con la “bronceada de Adison” pero deja las bases para la recuperación del poder perdido. Treinta y tres años después 26 batallones del partido que fundó defienden la democracia con las armas  y solo en 1980 se comienza  a transitar ese duro camino en el que seguimos. El pueblo vasco le debe el mérito  incuestionable de haber sido el aglutinador y concienciador de lo existente aunque disperso. Sabino Arana fue así y legó a su partido el cometido de continuar concluyendo su tarea. Quiso dejar al pueblo vasco, al PNV, la tarea de cada día ir avanzando en la conciencia de pueblo y en sus logros  progresivos de liberación nacional.

Y es verdad que Sabino Arana no inventó el nacionalismo vasco, del mismo modo que Marx no inventó el socialismo. Desde sus coetáneos los “euskalerriakos”, hasta el padre Manuel de Larramendi, ya en la primera mitad del siglo XVIII pasando por Agustín Chaho, hay todo un mundo por analizar  y explicar. Lo realmente propio de la formulación sabiniana  fue su aplicación a la praxis  y su conversión en una columna vertebral, que dio forma y solidez a la autocomprensión y a la lucha de un pueblo sumido en la derrota y en la confusión.

A la IA no le gusta la existencia de Sabino Arana. Para ellos la historia comienza en 1960, curiosamente creando una organización que se llamó Euzkadi ta Askatasuna una Euzkadi a la que han hoy han reducido a la Comunidad Autónoma, una ikurriña que trataron de sustituir y ahora cohabita con la navarra, un abertzalismo, convertido en  independentismo, un himno que siendo ley, no les gusta por sabiniano y  vuelven al Gernikako Arbola, permitido bajo el franquismo lo mismo que la descripción geográfica y cultural de Euskal Herria, algo incomprensible en la historia de los pueblos irredentos que respetan a sus pioneros, cuestión que utiliza la caverna para deformar la trayectoria sabiniana. ”Sabino Arana no fue solo el despertador de la conciencia nacionalista en su terruño y el fundador del PNV, escribió recientemente Jorge Bustos. Fue también un racista de puro encaste mengueliano y un orate demenciado  por el odio al maketo, al no vasco que según él invadía y contaminaba su santo territorio….A todo esto nuestro mesías ya frisa  la treintena y comienza  su vida  pública  como cualquier vasco cenando opíparamente. Junta a 17 amigos  en Larrazabal y a los postres les lee un juramento solemnísimo de lealtad a un proyecto que no solo es el futuro, sino también el pasado. No se trata solo de emancipar a la nación vasca de España sino de retrotraerla a los tiempos pre modernos del bucolismo rural, amenazados de muerte por la industrialización…..Todavía hoy los nacionalistas vascos rinden homenaje a su fundador  tres veces al año, en el aniversario de su muerte, en el de su nacimiento  y en  el de la fundación del PNV….”

Miguel Unamuno conoció personalmente a Sabino Arana. Tras su muerte, escribió: ”Lo mismo ha pasado en mi tierra vasca…En esta poesía mecí yo los ensueños de mi adolescencia, y en ella los meció  aquel hombre singular, todo poeta, que se llamó Sabino Arana  y para el cual no ha llegado aún la hora del completo reconocimiento. En Madrid, en ese horrido Madrid en cuyas clases voceras se  cifra y compendia toda la incomprensión española se le tomó a broma o a rabia. Se le desdeñó sin conocerle o se le insultó. Ninguno de los desdichados folicularios que sobre él escribieron algo, conocían su obra y menos su espíritu. Y saco a colación a Sabino Arana, alma ardiente porque tiene un parentesco con Rizal y como Rizal, murió incomprendido por los suyos y por los otros. Y como Rizal filibustero, filibustero o algo parecido  fue llamado Arana”.

Prefiero pues lo escrito por Unamuno que le conoció que el veneno que destila Bustos que se olvida  que  existe una cuarta celebración que es recordar lo que se denomina “El Juramento de Larrazabal” cuya llama alimentaba anualmente Txomin Saratxaga hasta su fallecimiento en 2019 a través de su Asociación Betiko lagunak.  Pero también en la Organización Municipal de Larrazabal.

Este año, tras dos  de pandemia, la gente cada vez más quiere verse y reunirse. Ese ha sido el caldo para haber hecho este año un recuerdo a lo que fue el llamado Juramento de Larrazabal a lo grande. Y, sin demasiada publicidad y de boca a oído, el 3 de junio nos reunimos en el comedor del  palacio Euskalduna unas 140 personas alrededor de un lema tan claro y contundente como el enunciado por el joven de Abando resumido en su frase mágica de “Euzkadi es la patria de los vascos”. Mesas redondas con nombres tan sabinianos como Euzkadi, Nikole, Bizkaitarra, Gora ta Gora, Kiskitza, Larrazabal Euskaldun Batzokia, Joseba Rezola, la Txalupa, Zergaitik ez, Bizkaia por su independencia, Ajuriaguerra, Matalas, Lehendakari Agirre escuchamos las intervenciones de Begoña Errazti abriendo la reunión, de Rafa Agirre, presidente de Betiko y explicando que se pretende, de Arantza Amezaga contando las experiencias de Sabino Arana en Navarra junto a su hijo Pello y del alcalde de Forua, Mikel Magunazelaia, explicando su trabajo sobre el nacionalismo en Busturialdea. Fue una bonita experiencia quedando los asistentes satisfechos y con ganas de continuar en esta pequeña liturgia histórica  tan necesaria en las relaciones humanas.

A Sabino Arana si los nacionalistas vascos, los abertzales, no lo ponemos en  valor, seguiremos soportando las descalificaciones del nacionalismo español que lo ve como su gran enemigo y distorsiona su legado y de gentes que  seguirán con sus monsergas deletéreas, olvidándose que en Sabino Arana encontró el pueblo vasco el catalizador de su sentimiento nacional. Arana interpretó como nadie la crisis de un pueblo herido en lo más hondo de su ser, en sus libertades, tras las contiendas del siglo XIX, que supusieron la pérdida de nuestras instituciones de autogobierno. Arrastrando la enemistad de quienes no quería ni oír hablar  de nuestras “viejas leyes” combatió el abandonismo, la desesperanza y el escepticismo de muchos vascos, que abonaban el terreno para que la causa de las libertades vascas fuera considerada objeto de  literatura meramente romántica. Ante ese ambiente, su gran aportación política  genialmente resumida fue la interpretación de la crisis de un pueblo y la  claridad y decisión  con que alumbró su causa y le dedicó su vida.

Por eso, desde Sabino, Euzkadi es la Patria de los Vascos. De todos los Vascos.

Se debería exprimir a este buen fraile

Sábado 11 de junio de 2022

Tiene 87 años. Está como una rosa. Simpático y hablador, sabe siete idiomas y nada más verle en su mostrador de la recepción del Monasterio de la Oliva en Carcastillo (Navarra) te cuenta que nació en Azpeitia y en clase les obligaban a hablar en castellano y si lo hacían en euskera les ponían una rayita. A las diez rayitas, multa de una peseta. Era la manera de erradicar una lengua propia. Para aprender castellano lo mandaron a Navarra a cuidar vacas y acabó en Bilbao en la calle Henao trabajando en una pastelería. Estuvo cuatro años y tras eso nos fue relatando los países a los que fue enviado como misionero. Pasó tres años como organista y encargado de la tienda en la Colegiata de Zenarruza y ahora está en La Oliva, magnífico  monasterio  románico de 1.140 con un claustro precioso, hostería e iglesia grande y silenciosa con el órgano en medio de la nave principal. La Abadía cisterciense tiene mucha vida, además de la abacial y es muy visitada, por excusiones y alumnos para preparar exámenes.

Si van allí le encontrarán a Fray Gregorio Azpiazu con sus mermeladas, galletas, quesos, mieles y vino de Consagrar y de Refectorio. Será difícil salir de allí sin algo en las manos gracias a la calidad de los productos y a la conversación envolvente del fraile que no para de contar vivencias. Por eso digo que una productora, un historiador, un Argiñano, un buen periodista, ETB creando una serie de tipos humanos singulares debería acordarse de este hombre con historias de todo tipo hoy  irrepetibles.

Vaya a la Oliva, admire el gran monumento y converse con un fraile único. No perderá  el tiempo. Viene el verano y no todo es playa y chiringuito.