Martes 26 de noviembre de 2024
Hemos estado en Gogora con Lola quien con mimo, entrega y profesionalidad trabaja en la biblioteca histórica que se ha ido formando estos años y que cada vez tiene más consultas y más libros. Y le hemos entregado el ejemplar que tengo en mis manos.
Se trata del libro autoeditado por mi hermano Koldo con la historia de la saga familiar Anasagasti-Olabeaga. Se ha tomado el trabajo de dar forma a una historia que tiene de todo. Gentes de mar, caserío en Mundaka y en Bilbao, vida en Argentina en la Pampa, guerra, exilio, persecución, avatares, estudios, fallecimientos y lo ha titulado MISIA ISIDRA Y EL KATIRE “Guerra, exilio, y retorno de una familia euskaldun”. Son historias de varias generaciones para que la familia tenga las referencias de personas que han ido pasando por la vida dejando su impronta para formar un núcleo con esos apellidos, a fin de ecuentas una historia más de las miles que tenemos en Euzkadi.
Mi ama se llamaba Itziar pero como en Venezuela no conocían el nombre le llamaban Misia Isidra. Lo de Misia era como un sucedáneo caribe de señora. Y mi aita como era rubio y a los rubios se les llama catires, pues El Katire.
Al final aparece un testimonio del que ya no me acordaba. Se trata del escrito que redactó mi hermano, estudiante de medicina, cuando después de mi detención el 1 de abril de 1976 le llamó la policía para cotejar lo que yo había dicho en Comisaría, a la vez que actuando como policías buenos decirle que no eran tan fieros como les pintaban. Es un documento de octubre de 1976 que refleja toda una época al inicio de la transición. También cuenta la historia de cuando volvíamos de Venezuela en 1955 en el Marqués de Comillas, una película de mi aita donde aparecía la ikurriña, película que fue requisada ya que en la sala estaba el Conde de Vallellano, que volvía de Caracas en viaje oficial y le costó más de un disgusto a mi ama a quien le pusieron una cuantiosa multa.
Eran familias muy numerosas, mi aita nueve hermanos y mi ama cinco, muy religiosas, muy diversas, muy trabajadoras, muy nacionalistas y que lo perdieron todo con la guerra pero pudieron rehacer sus vidas en el exilio de Venezuela.
Ojalá los muchos jubilados que tenemos en Euzkadi hicieran algo similar con las historias de sus familias para que todo ese acervo no se pierda y sus bisnietos sepan algún día que es lo que hicieron sus inmediatos antepasados. Koldo ha hecho un muy buen trabajo.
Si nuestro partido pasa de todo.