Lunes 6 de mayo de 2019
Si algo tiene bueno o malo la Izquierda Abertzale o más bien Sortu, según se vea es su extremada versatilidad y el uso de distintas siglas, denominaciones y caretas para sus fines. Se puede llamar de muchas maneras pero la esencia es la misma. De llamarse HB, a Euskal Herritarrok, Amaiur, Partido Comunista de las Tierras Vascas, ANV, EH-Bildu y varias más que como gran canguro lleva dentro a Sortu, un florero llamado EA y un Matutes de apellido Alternatiba. Es lo que los comunistas de toda la vida denominaban “compañeros de viaje”.
El sábado por la Gran Vía de Bilbao pudo verse una variopinta manifestación de lo que digo incluyendo en ella nada menos que a Mikel Noval de ELA, manifestándose en favor de la dictadura, más bien tiranía, de Nicolás Maduro, que estos días no deja de salir rodeado de militares. Parece que eso es lo que les gusta a los manifestantes. Maduro no tiene un país, sino un cuartel y Guaidó tiene un país pero no un cuartel. Me quedo con lo segundo, aunque también que todos los que estuvieron fascinados por lo militar y se llamaban milis o polimilis les encante todo lo militar. A mi absolutamente nada.
No sé que piensa de la vida este Mikel Noval pues si asomara al sindicalismo de Venezuela podrá ver como son una oficina burocrática del gobierno Maduro, una mera correa de transmisión, unos burócratas que hace años no protestan por nada, no hacen huelga por nada, y no discuten ni aprueban un contrato colectivo, mientras se engaña o tapa la boca a los trabajadores con “aumentos” del salario mínimo, que, al paso que van, tendrán que hacerse diariamente y nunca alcanzará para comprar una docena de huevos habida cuenta de la hiperinflación existente. Sí, ya sé que la culpa la tiene Donald Trump.
Pero si ese es el modelo sindical para Euzkadi de ELA o el de Mikel Noval, que Dios nos coja confesados. Sí ya sé también que lo de ellos es el antisistema, la confrontación y la huelga como su gran oferta. No sé que pintan en este sindicato monolítico gentes a las que además de defender sus intereses, los de los trabajadores, les gusta vivir en democracia.
Y digo lo de las caretas porque le escuché a Otegi este fin de semana diciendo que ”hay gente que trata de construir el futuro (son ellos) y gentes que trata permanentemente de instalarse en el pasado y de hablar del pasado”. Seguramente lo diría por el PNV que efectivamente habla del pasado, pero también del presente y sobre todo del futuro porque estamos muy orgullosos de esos tres estadios y entiendo que lo de ellos sería más bien avergonzarse de ese pasado oprobioso y para conquistar ese futuro tienen que blanquearlo vistiéndose de lagarteranas.
Comentó Otegi que su referente en otro partido y amigo es Jesús Egiguren, en una evidente simplificación de la historia o quizás por querencia familiar como lo ha confesado varias veces y como gran novedad nos dijo que hay que reconocer a todas las víctimas sin excepción. Pues muy bien. De paso no estaría nada mal les dijera a los suyos que no está nada bien recibir con un aurresku a compañeros que han estado en la cárcel por matar a un ser humano. Me creería pues estas aseveraciones y su voluntad de ir pareciéndose cada vez más a ERC si tuviera el coraje, que no lo tiene, de reconocer el inmenso error y la inmensa tragedia que supuso su lucha armada.
Pero no lo hará ni lo harán. Confía en nuestra amnesia y en nuestra bobaliconería. Ahí le tienen ustedes a Iker Casanova dándonos clases de democracia y buenas maneras después de haber sido nada menos que feje de Jarrai. Y también, si en esta hipersensibilidad electoral por las víctimas metiera por ejemplo la solidaridad con las víctimas las de regímenes como los de Cuba, Nicaragua o Venezuela que nos tocan tan de cerca. De hecho, al hijo del Delegado Vasco en Venezuela, lo mató el golpe de estado de Chávez en Caracas. Pero tampoco dirá nada. No tienen el menor coraje.
Finalmente ahí va una interesante reflexión de Caustico sobre ELA.
“Una de las cosas que me llaman la atención en este tipo de abertzales es su obsesión contra el PNV, con un lenguaje teatralmente radical, y su silencio cobarde ante las putadas que nos hace Madrizzz.
También me repelen sus ansias de acabar con la enseñanza concertada, algo que afecta negativamente a muchas familias que pagan sus buenos Euros y sus buenos impuestos porque desean ese tipo de educación para sus hijos.
No entiendo la tendencia suicida de los profesores, que aun teniendo gran parte de razón en sus reivindicaciones se van a quedar si se cumplen los objetivos de ELA en la puta calle y entrar en la enseñanza pública con una plaza es harto complicado.
La huelga es un derecho innegable, pero usada con inteligencia, no a lo loco para satisfacer las ganas de protagonismo de líderes políticos que no sindicales”.
Pues eso.
Muy buen articulo
Señor Anasagasti, Guaidó no tiene el apoyo del pueblo. Analice las imágenes, el domingo hizo el más absoluto de los ridículos.
El sábado hubo en Bilbao una manifestación a favor de Maduro y solo hubo tres venezolanos.
Muy buen artículo. Aquí hay dos clases de gente: los colectivistas.comunistas y los que defendemos la libertad individual, en uitimo termino.