Viernes 19 de junio de 2020
Lehendakari Ardanza saludando a un antiguo gudari de Durango, Carmelo Saavedra, con la escolta de los jóvenes; Kathleen y Robert Clark, dos de nuestros hijos.
Mari Clark es Mirentxu Amezaga, hija de D. Vicente Amezaga y Mercedes Iribarren nacida en Paris en el exilio de sus aitas. Casada con el profesor e historiador Robert Clark, vive en Washington habiendo sido presidenta del Centro Vasco de esta capital.
Ayer leyó lo que escribí a cuenta de la fotografía del Lehendakari Ardanza en su visita al presidente Reagan y sobre el monumento al pastor vasco y me manda estas interesantes líneas. De que vivimos un mundo globalizado, es evidente. Basta la respuesta y la inmediatez que existe y que nos conecta a todos los lugares del mundo. Cuando hace un mes hablábamos del Lehendakari Agirre nos añadió la interesante información de como habían recalado en las Bahamas donde los servicios de inteligencia tomaban nota de quienes iban en los barcos durante la guerra.
La nota de Mirentxu es ésta:
“Con el recuerdo de lo que tú escribes hoy en Facebook sobre el Pastor Vasco, y los centros vascos del Oeste de Estados Unidos, quiero agregar algo sobre un pequeño y efímero Centro Vasco que existió en el este de este hemisferio norteamericano y que agasajó al Lehendakari Ardanza y su esposa Gloria Urteaga. Lo resumo.
El 20 de marzo de 1988, nuestro Centro Vasco de Washington, “Euskalerria” ofreció una cena de gala en honor a la llegada del Lehendakari José Antonio Ardanza, quien oficialmente visitaba a Estados Unidos, y fue recibido al día siguiente de estar con nosotros en la Casa Blanca por el Presidente Ronald Reagan.
En antelación a este acontecimiento nos visitó Jon Azua con varios otros encargados de la preparación de la visita del Lehendakari. Entablamos conversación sobre lo que nosotros pensábamos hacer y él nos aseguró que era perfecto, y así salió.
Contratamos el servicio de Marina Grut, directora de ballet y autora de varios libros, y sus “dantzaris”. Ella consiguió que uno de los músicos de su grupo aprendiera a tocar el txistu en tiempo limitado y lo logró.
La cena fue preparada por uno de nuestros miembros, un cocinero bilbaino de primera. Alquilamos una limousina y fuimos a recibirlo al aeropuerto.
Momentos antes de llegar la limousina al edificio, todos salimos a esperarlo y ante Ardanza y sus acompañantes, los “dantzaris” bailaron el aurresku y la espata dantza.
En los suburbios de Washington aquella tarde se oía por vez primera las notas dulces y penetrantes de este antiguo instrumento musical vasco.
En esta cena estuvimos setenta y ocho personas, con el consejero de Cultura Joseba Arregui así como la escolta del Lehendakari, miembros de ETB, guarda espaldas, y algunos políticos vascos que le acompañaban. El salón lucía radiante, con multitud de mesas perfectamente decoradas, y con una comida magnifica esperando. Todo estaba listo para nuestros distinguidos visitantes.
Cantamos el Himno vasco “Gora ta Gora” y algunos de nosotros dijimos algunas palabras. En nombre del Centro Vasco le obsequiamos al Lehendakari con recuerdo de su visita; un pequeño globo terráqueo de cristal con piedras semipreciosas incrustadas en los puntos indicados de Washington y Euzkadi, simbolizando la unión entre Euzkadi y los vascos de Washington.
Fue una noche emocionante y fabulosa. Nuestro pequeño Centro Vasco se convirtió en un gigante aquel día.
Iñaki, deja ya de recordar cosas, y más en esta época en que tenemos otros problemas. Hablemos de la actualidad, no?
Hablo de todo.Hoy publico en Deia y en Noticias el por que nos cerraron la Comisión del Gal,que es pasado pero actualísima actualidad,¿0 no?.Y también de cosas que algunos quieren olvidar.Me da que no sabes que quien no conoce el pasado está condenado a repetirlo.
No soy de los que comulgan a pies juntillas con Iñaki, pero a los que nunca nos enseñaron en clase quiénes éramos, y nos hablaban de los sublevados como ejército de salvación, jamás le agradeceremos lo suficiente la labor de divulgación de nuestro pasado más reciente.