Reunión de viejos rockeros

Lunes 16 de enero de 2023

Estoy en la foto de consorte y es que a una alubiada en La Arboleda, invitados por Martin Martínez, es algo que no se puede rechazar.

Los presentes son parte del equipo de gobierno de la Diputación de Bizkaia de 1995 a 1999 formado entre diputados del PNV y del PSE. Cada uno con su historia, su cartera y sus logros. Están los tres socialistas de aquel equipo: Josu Montalbán, Martin Martínez y Pedro Hernández y del PNV, Josu Bergara, Peli Basozabal y María Esther Solabarrieta. Ya de entrada recordaron que la nueva carretera que llega a la Arboleda se hizo en su tiempo de gobierno así como la zona de esparcimiento de los lagos, el campo de golf, la depuradora de aguas residuales y tantas cosas que emprendieron e hicieron contadas con pelos y señales por un Martin Martínez que es un dirigente que todo partido debería tener. Intenso, amigo de sus amigos, talento natural, seguimiento de los temas, concepto de partido y de mando en plaza, hechos y una memoria a prueba de alubiadas. Y todos con el máximo respeto hacia el Diputado General, Josu Bergara.

Si dicen que la política es complicidad sin amistad pero esta fotografía desmiente ese dicho pues se sigue conservando la amistad, lo malo es que si los partidos amortizan rápido la experiencia, la historia se entrecorta y quedan  solo en los recuerdos de los protagonistas y es una pena pues se tiende al adanismo y por tanto a la improvisación.

Uno de los diputados echaba en falta, con razón, que en la fiesta anual de San Ignacio de la Diputación, a los diputados que han gestionado un área, presupuesto y dirigido acciones concretas que se continúan  no se les invite al acto anual. Y tienen razón. Se están descuidando las formas, porque a pesar de lo que se diga, de que otros son los tiempos, la buena educación no es privativo solo de una generación. Confían que el nuevo equipo surgido tras las elecciones de mayo, cambie esa anomalía.

Una buena alubiada en el Restaurante Karmen Barria de La Arboleda, una buena reunión de amigos y muchas ideas de todo tipo, mientras fuera llovía y llovía. Y una conclusión: Martin Martínez sigue siendo un volcán.