Viernes 13 de abril de 2012
El señor PRESIDENTE: Preguntas para el señor ministro de Educación, Cultura y Deporte.
Pregunta de don Iñaki Anasagasti Olabeaga.
Tiene la palabra su señoría.
El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Gracias, señor presidente.
Esto va de aniversarios, señor Wert. Además, me imagino que usted contestará gustoso, porque se habla de viejos amigos suyos, como Álvarez de Miranda. Usted sabe que en junio del año 1962 celebró la famosa reunión de Munich, el Consejo Federal del Estado Español. El movimiento europeo se reunió en Munich y originó por parte del régimen una persecución, y aquello lo llamó el Contubernio de Munich. Me gustaría saber qué va a hacer el Gobierno para recordar esta fecha, porque sería una buena ocasión para hacer pedagogía política de lo que fue aquella Europa que se veía en el horizonte y sobre todo de aquel anhelo democrático que había hace cincuenta años.
Muchas gracias, señor presidente.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Anasagasti.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Wert Ortega): Muchas gracias, señor presidente.
Señor Anasagasti, la verdad es que temía que tuviera trampa la pregunta, porque en esta función que ha asumido usted ahora de biógrafo retrasado de mi humilde persona, seguro que me saca algo del contubernio de Munich y me descoloca. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)
En serio, yo creo, respondiendo ya frontalmente a su pregunta, que la mejor conmemoración que cabe hacer de ese llamado más que impropiamente Contubernio de Munich es una sesión como la que estamos celebrando hoy: que en una Cámara elegida democráticamente, como hay otra elegida democráticamente algunos kilómetros más allá, se debata en libertad sobre temas que importan a las distintas comunidades españolas, porque estamos hablando de una Cámara de representación territorial, en un país que pertenece a la Unión Europea, que participa activamente en la Unión Europea, que pertenece al Consejo de Europa, que respeta los derechos humanos y que promueve la democracia en todas sus formas. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro. Senador Anasagasti.
El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente.
Biógrafo no, simplemente le conocí cuando usted era progre y cuento a mis amigos lo que usted decía en aquella época y que ahora no dice. No me ha contestado nada, señor ministro. Yo creo que es una fecha redonda, cincuenta años, y no es que la pregunta tenga trampa, pero usted sabe que existe una oficina aquí del movimiento europeo, y les van a dejar ustedes sin un duro y la van a tener que cerrar y no saben qué hacer ni con el archivo. Tenían siete personas y ahora el señor Eugenio Nasarre poco menos se va a quedar como liquidador de algo tan importante. Que la celebración sea, cincuenta años después, cerrar la oficina del movimiento europeo es una pésima noticia. Ya sé que han encargado ustedes un libro al señor Alzaga, y me lo va a decir, pero debería haber algo más.
Tiene usted en su mano muchísimas iniciativas que tomar a nivel de medios de comunicación audiovisuales, incluso de Televisión española, que teóricamente es un ente público; a nivel educativo; en los colegios; en el discurso; a nivel de jornadas; en actos de divulgación, porque lo que ocurrió hace cincuenta años fue algo muy importante y todavía hay protagonistas que viven, como hemos recordado anteriormente, el señor Álvarez de Miranda. Además, fue una reunión histórica porque reunió al exilio por una parte y reunió al interior por la otra; había monárquicos, el señor Satrústegui; estaba el señor Llopis por parte del Partido Socialista; por parte del PNV estaba don Manuel Irujo; estaba también Álvarez de Miranda, es decir, había distintas personalidades y es la ocasión de recordar eso. No son las batallitas del abuelo, sino pedagogía política democrática hablando de Europa, del federalismo europeo. Lo que está ocurriendo incluso ahora con la crisis económica tiene que ver con aquello, porque Europa no se construyó con aquellos parámetros que se apuntaban en el año 1962. Por tanto, señor ministro, espero que su respuesta tenga un poco más de consistencia, porque si no, seguiré contando su vida de antiguo progre de federalista europeo.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Anasagasti.
Tiene la palabra, señor ministro.
El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Wert Ortega): Esa última amenaza, señor Anasagasti, es muy convincente. Voy a tener que inventarme alguna conmemoración que le dé a usted mayor satisfacción.
Usted lo acaba de decir. El IV Congreso del Movimiento Europeo que se celebró en Munich y que fue conocido como Contubernio de Munich es, efectivamente, después de la Guerra civil la primera ocasión en que un número significativo de personalidades que habían estado en uno y otro bando se reúnen y son capaces de ponerse de acuerdo en una declaración de cinco puntos, que me va a permitir recuerde. Se referían, en primer lugar, a la instauración en España de instituciones verdaderamente representativas y democráticas; en segundo lugar, a la garantía efectiva de los derechos de la persona humana; en tercer lugar, al reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales; en cuarto lugar, el ejercicio de las libertades sindicales sobre bases democráticas y de la defensa por los trabajadores de sus derechos fundamentales, entre otros medios por la huelga, y, en quinto lugar, la posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos con el reconocimiento de los derechos de la oposición.
Ese, que en 1962 se presentaba como un desiderátum de prácticamente imposible consecución, es hoy una realidad desbordada, como decía en la primera parte de mi intervención, por una democracia que no solo cumple esos requisitos, sino que es mucho más avanzada en otros de ellos. Y, evidentemente, en cualquier iniciativa que se pueda emprender desde la sociedad civil para conmemorar ese momento fundacional de la inquietud democrática y también ese momento de unidad de personas que habían luchado en los dos bandos de la guerra, contará con la colaboración del Gobierno y, desde luego, contará con la de este ministro.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.
¿Conmemoraciones?
Si, está bién, es un momento para avivar el recuerdo. Sólo hay que cuidar que el recuerdo sea completo, no partidario, que muestre los claros y los oscuros del cuadro que pretende recrear, fiel a los hechos, para hacerlos comprensibles, especialmente a quienes no los vivieron.
Usted, Senador, le tiene afición a esto de las historias pasadas, aunque suele obviar los aspectos de las mismas que no ensalzan al PNV.
Ya pasó la fecha del primer bombardeo de Durango (31/03/1937) y está por llegar la de Guernica (26/04/1937), pero hay más momentos para conmemorar. Esos dos bombardeos de pobalciones vascas son sólo dos de las muchas historias crueles de nuestra pasada guerra (in)civil.
¿Para qué conmemorar aquellos bombardeos si no ha de ser para destacar el horror y el sufrimiento que ocasionaron, especialmente a la población civil? Si se reclama la conmemoración para hacer notar lo «malos» que eran los del otro bando, desenfocamos la escena.
Por eso quiero fijarme ahora en otra conmemoración que comenzará mañana, 14 de abril, que se sitúa en Francia y en la que también había presencia española y, entre ellos, de algunos vascos,, llegados a aquel escenario por la derrota del bando republicano y el erróneo cálculo de sus jefes políticos que anhelanan el derrocamiento rápido de Franco que nunca se produjo.
Son las fechas de los combates del Médoc y la Pointe-de-Grave, en las proximidades de Burdeos, en la etapa final del III Reich. Combates en los que participaron españoles y, entre ellos, algunos vascos, encuadrados en los batallones Libertad – con fuerte presencia anarquista- mandado por Santos y el Gernika comandado por Ordoki, con gentes del PNV, de ANV y algunos republicanos vascxos.
Tuvieron lugar en abril de 1945, entre el 14 y el 20 y se tienen por los últimos combates de envergadura contra tropas alemanas en suelo francés, combates además, perfectamente inútiles desde el punto de vista militar, lo que era una evidencia ya entonces y lo es aún más ahora, en perspectiva.
Los combatientes franceses – ya se sabe que había senegales, marroquíes, españoles,… en sus fias- tuvieron unas 400 muertos y los alemanes algo más de 600 muertos (algunos asesinados tras rendirse) y unos 12000 prisioneros. La mayor parte de las vícitimas de guerra de aquellos días fueron civiles franceses alcanzados por las bombas de los bombarderos aliados, de la artillería propia y de la propia artillería naval, que trataban de machacar las sólidas defensas alemanas.
Y no fueron pocas, aquellas víctimas civiles del «fuego amigo», unos 2000 civiles franceses murieron en aquellos bombardeos.
El lehendakari Aguirre que acababa de llegar –el 19 de abril– a Paris procedente de los Estados Unidos, se desplazó hasta la zona para visitar y rendir homenaje a sus compatriotas, que habían tenido cinco muertos en combate – el sargento Juan José Jausoro, vizcaino, del PSOE; el antiguo oficial del Batallón “Larrañaga”, huido poco antes de incorporarse al Batallón de la carcel donostiarra de Ondarreta, el renteriano Felix Iglesias, y los gudaris Antxón Lizarralde, durangués, de ANV; Prudencio Orbiz, guipuzcoano, del PNV, y el tolosano y también del PNV, Antón Múgica -.y habían tenido unos 20 heridos, sobre una plantilla de 180 hombres cuando entró en combate aquel 14 de abril de 1945.
Las crónicas de la época no cuentan nada sobre que Aguirre tuviera un momento de recogimiento en recuerdo de aquellas 2000 vícitmas civiles causadas por los bombardeos del «fuego amigo». Ni siquiera el nombre del batallón, Gernika, parece haberle avivado entonces los reflejos humanitarios para lamentar tanta muerte de civiles.
Pero es que Aguirre no estaba allí en plan humanitario, estaba en trabajo político, para hacer valer la sangre, las fatigas y el coraje de «sus» combatientes, como modo de obtener el apoyo de De Gaulle y de los aliados para «su» proyecto político.
No he encontrado tampoco ninguna referencia que confirme que Aguirre visitara también al resto de heridos españoles. Lo seguiré buscando, porque me gustaría saber que lo hizo.
Si mañana, 14 de abril, se habla de las gestas de los gudaris y de los otros españoles no gudaris en la toma de la cota 40 en la Pointe-de-Grave se estará reflejando una parte de lo que ocurrió, pero no el drama de unas muertes y unos heridos, absyrdamente sacrificados desde el punto de vista militar pero muy rentables desde las ópticas del cálculo político, tanto de De Gaulle como de Aguirre o los dirigentes de la UNE.
A mí me gustaría más que no hubiera esa memoria selectiva y se recordara fundamentalmente a las víctimas civiles, que fueron las más. Y que se recordara con cuánta facilidad se invoca al sacrificio de los demás por parte de quienes arriesgan poco en ello, pero acaban siendo los grandes beneficiados por los esfuerzos ajenos.
Ya ve, Senador, pensando en el 14 de abril me ha dado por recordar no lo prometedor del inicio, no el 14 de abril de 1931, si no el 14 de abril de 1945 y más allá de nuestro suelo.
Lo de 1962 en Munich quizás me lleve a otro comentario en otro momento.
Saludos.