Sábado 3 de mayo de 2014
Jean Claude Juncker tuvo que adelantar las elecciones en Luxemburgo a cuenta de un escándalo de espionaje. Superadas éstas, toda la oposición se juntó frente a él pues estaban hartos del personaje. Hoy Juncker es el candidato del PP a Presidente de la Comisión y tiene el tupé de hacer consideraciones contra Catalunya habiendo presidido un estado, Luxemburgo, que es más pequeño que Iparralde.
El PNV se presenta a estas elecciones con CIU, CC y Compromiso con Galicia. Y su candidato a presidir la Comisión es el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt.
Martin Schulz (PS), el combativo Guy Verhofstadt (liberales), el idealista Ska Keller (verdes), la rebelde, y Jean-Claude Juncker (PP), el desaparecido. Dos alemanes, un belga y un luxemburgués protagonizaron el pasado día 28, el primer debate televisado de la Historia entre candidatos a presidir la Comisión Europea. Cuatro rostros conocidos en Bruselas pero lejanos para los ciudadanos, a quienes llamaron a las urnas el 25 de mayo. El debate, en inglés y mucho más dinámico de lo que se esperaba, volvió a subrayar la coincidencia de los candidatos en algunos asuntos clave de la política europea, como la salida de la crisis, las relaciones con Ucrania o el escándalo del espionaje de EEUU. A partir de ahí, todo matices.
La primera parte del debate se centró en la economía, donde los cuatro políticos coincidieron en que la prioridad es luchar contra el desempleo. Schulz, el candidato socialista, basó su hilo argumental en criticar los rescates a la banca “mientras millones de ciudadanos viven con muy poco dinero”. Verhofstadt, por su parte, tiró de su discurso de “Más Europa” como receta a casi todas las cuestiones. El candidato liberal propuso como alternativa a “las políticas de siempre de los conservadores y de los socialistas”.
Si los aplausos marcaran el resultado, Verhofstadt sería el vencedor. Y Juncker el perdedor de la noche, donde se mostró ausente, despistado y con falta de motivación. Su contrapunto fue Schulz, que incluso protagonizó un rifirrafe con Verhofstadt por un comentario sobre Ucrania. En este asunto todos defendieron que la solución al conflicto debe ser dialogada.
La inmigración y el euroescepticismo fueron los otras dos partes más intensas de un debate en el que no ha participado el candidato de Izquierda Unitaria, el griego Alexis Tsipras. “Sólo pienso debatir con personas que entiendan que un ser humano es un ser humano”, dijo Keller, crítica con las políticas de inmigración que aplican algunos países.
El político luxemburgués y candidato del PP concentró los mayores ataques de sus colegas, en parte por la posición predominante de su partido, pero también porque se mostró más débil en el manejo de los tiempos del debate. Verhofstadt le criticó que dentro de su familia política haya miembros como Berlusconi, abiertamente euroescépticos. El protagonismo de esta temática en el debate no es casual. Se trata de una amenaza real, como demuestran los sondeos que sitúan como partidos más votados en Reino Unido y Francia a los independentistas euroescépticos de UKIP y la extrema derecha del Frente Nacional (FN), respectivamente.
