Miércoles 13 de enero de 2016
Leo en El Mundo la columna diaria de Raúl del Pozo, un nacionalismo español de la peor especie. Marine Le Pen se queda pequeña comparando con este buen periodista de oficio, pero de ideas propias de Ramiro de Maeztu o de Blas Piñar. Y toda la columna es de la misma jaez. Bazofia pura. Federico Jiménez Lossantos, Antonio Burgos y Jon Juaristi no la mejorarían.
Hoy iniciaba su columna de esta manera:
«Carles Puigdemont continúa la política del resentimiento de los Pujol y de Mas, que saquearon y dividieron Cataluña. El nuevo president pretende romper con España, que es un Estado democrático y convertir a Cataluña en una ciudad sin ley. Esto no puede terminar bien».
Y este es solo el primer párrafo. Y efectivamente esto no puede acabar bien porque hay gentes como Raúl del Pozo que escribe esta sarta de sandeces propias de Fernando de la Mora aquel que escribió «El Crepúsculo de las Ideologías». Lo malo es que este rebuzno para este tipo de personas no es nacionalismo de garrafa, sino patriotismo español del bueno. Los catalanes no pueden ser patriotas, pero él si, y además excitar los ánimos del españolito de a pie con estas líneas que solo llaman al enfrentamiento verbal y físico. Este Raúl del Pozo es un broncas muy, pero que muy peligroso.
Y lo malo es que escribe muy bien, pero unta la pluma en una hiel de la peor especie.
Si a ésto se le une la falta de educación, la chulería, el desprecio que supone que un señor que va de Rey de España porque a su padre le puso allí Franco, tras una guerra contra una República legítima y además se permite el descaro de no recibir a la presidenta de todo un Parlamento que, le pidió una audiencia, sin que este Felipe mereciera tal visita y se la niega, como le ha negado al presidente Mas el agradecimiento cortés a los servicios prestados cuando esa fórmula la ha empleado con su padre, mujeriego y corrupto personaje, y lo mismo con banqueros, políticos encausados, y gentes de mal vivir con lo que ya tenemos el lío armado.
Por una parte el periodista Del Pozo echando leña al fuego y por otra el llamado Rey haciendo actos de indelicadeza política de esos que no se olvidan ni se pueden olvidar porque si se elimina la cortesía parlamentaria y este señor que se le paga precisamente para tenerla no la tiene, apaga y vámonos. Como dice Raúl del Pozo (algunos le llaman del Pozo Séptico),»esto no puede terminar bien». Y estoy de acuerdo. Y no por culpa de los catalanes, sino por culpa de los del Pozo y de reyes que echan continuamente gasolina al fuego.
Si uno quiere hacerse abertzale vasco o independentista catalán que lea a este tipo de columnistas y que observe lo que hace esta clase de parásitos cuando hay un problema de verdad y lo único que saben hacer es lo que hemos visto hacer y escribir entre ayer y hoy.

