Lunes 21 de mayo de 2012
Me invitaron el sábado los responsables del programa de T-5, “El gran debate» a acudir al mismo para exponer mi punto de vista sobre el nuevo lío que ha abierto el gobierno Rajoy con el británico a cuenta de Gibraltar. Iba a acudir el responsable del PP en política exterior, García Hernández y al final acudí. Estuvieron asimismo María Antonia Iglesias, Elisa Beni, la abogada de “Manos Limpias” Montse Suárez y el jefe de opinión del ABC, Jorge López. Esa noche el conductor del programa enseñó la portada que al día siguiente llevaría el ABC, toda una pasada belicista y patriotera que acompaña este post.
Jordi González logró una entrevista en directo durante el programa con el nuevo ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo que me pareció un señor listo y educado que no desaprovechó la magnífica ocasión que le proporcionaron para exponer sus puntos de vista. Lo hizo desde Gibraltar y al fondo se veía el Peñón iluminado. Picardo ha sustituido a Peter Caruana.
En 1704, el Peñón fue ocupado por la flota anglo-holandesa en apoyo al pretendiente que podía haber sido Carlos III, de haber ganado, siguiendo la línea Habsburgo que se extinguía con aquel bobo de Carlos II. Perdieron pero se quedaron con Menorca y Gibraltar. Ganó el que sería Felipe V, el primer Borbón quien en 1713 firmó el tratado de Utrecht que ponía fin a la guerra por la que España cedía a perpetuidad el Peñón de Gibraltar sin jurisdicción alguna estableciéndose que si dejaba de ser británica, España tendría la opción de recuperarlo. Pero la cesión fue clarísima. “Cedía a Inglaterra la plena y entera propiedad de Gibraltar para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre sin excepción, ni impedimento alguno».
España ha tratado de recuperar el Peñón ola Rocacomo la llaman los ingleses con asedios en 1779 y en 1783, muriendo cinco mil españoles y 1.900 británicos. Pero nunca ha podido, a pesar de las bravatas. En los años sesenta la dictadura de Franco pidió la descolonización en la ONU repitiendo aquello de que España limitaba al sur con una vergüenza. La ONU le hizo medio caso y con resoluciones instó a España y a Gran Bretaña a poner fin a la situación colonial pero, y esto es importante, salvaguardando los intereses de sus habitantes.
En 1967 el gobierno británico convocó un referéndum de autodeterminación y los gibraltareños decidieron en un 95,8% seguir siendo británicos. En 1969 dejó de ser Colonia para convertirse en un Territorio Británico de ultramar y traspasó el día a día a un gobierno local dejando la política exterior y de defensa a Gran Bretaña que tiene allí un gobernador.
Bueno, no cuento aquí lo dela Verjay lo que aquello ocasionó en tiempos de Franco con su arbitrario cierre para más de seis mil españoles. Hoy, como recordaba la alcaldesa dela Líneadela Concepción, más de cuatro mil viven de Gibraltar. Si no existiera sería un municipio más de treinta mil habitantes y siete kilómetros cuadrados de extensión. Hoy a cuenta de que es un centro financiero,la Rocaes una mina con ochenta mil empresas.
El caso es que en el año 2001 se planteó la cosoberanía pero los gibraltareños dijeron que No. Y se creó un Foro Tripartido, con Gibraltar y Gran Bretaña que no le gusta a España que cree que esto es solo un asunto colonial y que Gibraltar sobra.
Lo novedoso de la política de Moratinos fue viajar en el 2009 al Peñón con gran desgarro del PP y abrir verjas, vallas y permitir la libre circulación. Pero en esto llega Rajoy y García Margallo ante las cámaras saluda a un eurodiputado inglés diciéndole «Gibraltar español». Y ahora a cuenta de la visita de un principito inglés absolutamente irrelevante, Eduardo, no permitirle ala Reina Sofíaviajar al sesenta aniversario de la coronación de Isabel II en momentos en los que España necesita amigos y no broncas en la prensa inglesa como a raíz de esto ha tenido en Londres. Los británicos se frotan las manos. Han pasado de sus líos monárquicos a observar los españoles con mucho gusto. A esto se le une un conflicto pesquero que como denunció el primer ministro gibraltareño era por las malas artes pesqueras utilizadas y como decía la alcaldesa, se trataba de un tema que se puede resolver sin problema por las dos partes locales.
Pero eso no gusta el patrioterismo hispano y han montado la gran bronca.
Este era pues el ambiente del debate. García Hernández, Montse Suárez y el periodista del ABC inflamados de ardor patrio y María Antonia, Elisa y yo diciendo que los gibraltareños no quieren ser españoles, que esto es un asunto que lo están inflando para desviar la atención y que lo mejor es que la gente se relaciones y le dejen en paz.
Cuando nombré Ceuta y Melilla, los patriotas se enfurecieron. Normal. Lo consideran que no tiene nada que ver pues Gran Bretaña era una potencia colonial y Ceuta y Melilla siempre han sido parte de España. Menos cuando han sido asentamientos fenicios, griegos focenses, y hasta romano ya que Calígula se anexiona el territorio, o la misma Cartago se apodera de la ciudad y hasta Gensérico se hace con ella. Ha sido parte del califato Omeya y pasa a la taifa de Málaga y se hacen con ella los azares. En 1415 se hacen con la plaza los portugueses del rey Juan I y tras la muerte del rey Sebastián pasa a la monarquía hispánica en 1580 pero conservan el escudo portugués.
Le pregunté al ministro principal si no creía que García Margallo había dado una patada al avispero desatando semejante conflicto y le pregunté que si hoy se repetiría un referéndum en Gibraltar en favor de la cosoberanía o del traspaso a España que pasaría. Me contestó que la diferencia en favor de un Gibraltar británico sería aun mayor. Los gibraltareños no quieren ser españoles. Lo mismo que los ceutís y los melillenses que no quieren ser marroquíes.
Y ahí está la madre del cordero de lo que defendíamos. Que nada se puede hacer sin la voluntad de los habitantes del Peñón que no son hormigas sino seres humanos. Lo mismo que en Ceuta y Melilla. Pero el ardor guerrero de La Razóny el ABC están solo por la defensa del territorio español. Los seres humanos que viven allí y quieren ser británicos, les importan un pito. Como decía Fabián Picardo. “Ustedes tienen ocho mil kilómetros de costa y están obsesionados por tres».
Yo le dije al responsable del PP que me llamaba la atención tanto interés por unos pocos, aunque muy respetables pescadores españoles, que tienen todo su derecho a trabajar si cumplen los requisitos, y tan poco por los centenares de pescadores de Barbate que no pueden faenar en el banco sahariano ya que Marruecos se opone y que la primera visita de Rajoy al exterior fue a visitar al rey Mohamed. Tanta contradicción llama la atención.
El debate fue interesante y apasionado. Lo malo es que estuvimos muchos y era difícil centrar el tema. Pero no estuvo mal.


