No prestan el Bernabeu como para que nos dejen “El Guernica”

Sábado 14 de abril de 2012

Este pasado martes, en el Senado y por enésima vez, preguntábamos sobre la posibilidad de que «El Guernica» pudiera venir a Euzkadi aprovechando el 75 aniversario del bombardeo de la Villa, símbolo de las libertades vascas. Rajoy le contestó a Zubia que no era posible. El informe de los técnicos lo desaconsejaba. Técnicos de parte que Rajoy sabía iban a impedir el traslado. De Roma viene, lo que a Roma va. Era el mismo Rajoy que en la sede del PP, en 1996, le escuchó decir a Aznar, delante de Rato, Mayor Oreja, Arzalluz y quien esto escribe, «Mi padre nació en Bilbao. Una foto mía en esta ciudad, delante de éste cuadro, pasaría de un golpe la página de la guerra civil”.

El cuadro se llama «Guernica” y lo pintó Pablo Picasso en París para el Pabellón de la República en la Exposición Internacional de aquel año. Lo pagó el gobierno republicano y aquel inmenso lienzo se convertía en una denuncia contra la guerra, la violencia y el terror de una contienda salvaje cuya máxima expresión se había alcanzado la víspera en una Villa abierta, en día de mercado. Ya lo había dicho el General Mola: «Si no os rendís, arrasaré Vizcaya”. Y lo estaba cumpliendo. Otxandio, Amorebieta, Eibar, Ugao, Durango y en ese entonces, Gernika, como banco de pruebas de la Legión Cóndor. Pero allí estaba George Steer, corresponsal del Times, cuya denuncia dio la vuelta al mundo y cuya crónica influyó en Picasso. Y el cuadro se llamó “Guernica», no Madrid. Es lógico pues que nuestro Grupo haya solicitado su traslado un millón de veces. El «Guernica» es un símbolo. Pero el símbolo al parecer solo tiene que estar en España, y Euzkadi no lo es. Esa es la causa de fondo que al parecer impide su traslado.

En 1980, el Parlamento Vasco comenzó sus sesiones en la sala de plenos de la Diputación de Bizkaia. El actual Parlamento no existía y hubo que improvisarlo todo. Comenzábamos de menos cero. Nuestro Grupo tenía 25 parlamentarios y apoyaba al gobierno del Lehendakari Garaikoetxea. El 24 de mayo de 1980, en aquella sesión, todos pedimos que el «Guernica» viniera a Gernika. Fue mi primera intervención parlamentaría, y allí estaba también como representante, el Lehendakari Leizaola, uno de los portavoces, como consejero de Justicia y Cultura, en denunciar la barbarie perpetrada en 1937. Y pidió la palabra, y el presidente Pujana se la dio. E hizo valer su autoridad moral ya que era el superior jerárquico de los pintores Ucelay y Tellaeche, junto a Larrea, que habían intervenido en las conversaciones previas a la pintura de aquel cuadro. Y entre el público, estaba el entonces senador Joseba Elosegui, que aquel 26 de abril era la máxima autoridad militar en la plaza y que en el 18 de septiembre de 1970 y ante Franco, se lanzó en llamas a lo bonzo «para llevarle el fuego con el que aquel miserable había incendiado Gernika». Aquella inmolación cargada de simbolismo, le costó estar entre la vida y la muerte, y la condena de siete años de cárcel. Cuando se lanzó ante el dictador le gritó: ¡Gora Euzkadi Askatuta!.

Además de todo ésto, otras de nuestras inveteradas demandas ha sido que el gobierno español pida perdón por aquella masacre. Lo hizo en 1993 el presidente alemán Román Herzog. Sin embargo es curioso que mientras nos dicen que la transición española no fue una ruptura, sino una mera reforma y teniendo en cuenta que el jefe del estado es quien designó Franco en 1969, nos digan ahora que No, que ellos nada tienen que ver con aquel bombardeo. Tampoco Merkel, ni Helmunt Khol, ni Willy Brandt, ni Herzog, y sin embargo lo hicieron. Es la continuidad de un mismo estado. El actual Borbón, hijuelo de aquella dictadura, debería hacerlo. No lo hará mientras el PP y el PSOE le sigan aplaudiendo sus continuas gracias.

En un Museo con nombre de Reina

Si por algo se caracterizó Pablo Picasso, además de haber sido un gran artista y  una de las cumbres pictóricas del siglo XX, fue por su apoyo a la República. Roland Dumas decía que en su testamento había dejado escrito de forma muy clara que su conocido lienzo podría instalarse en España, cuando volviera la República. Pablo Picasso, ni en su peor delirio, llegó nunca a pensar que un nieto de aquel rey felón, como lo fue Alfonso XIII, se instalaría en la jefatura del estado español de la mano de Franco y fuera apoyado por los socialistas. Por eso, quienes hicieron la operación en 1981 de traer el cuadro desde el Moma de Nueva York, con nocturnidad y secretismo, cambiaron la condición republicana por aquello de “cuando la democracia vuelva a España” y trajeron el cuadro instalándolo en el Casón del Buen Retiro al que adscribieron al Museo del Prado.

Pero, hete aquí, que rizando el rizo y con la misma nocturnidad el intrasladable cuadro fue trasladado en 1992 al Museo de Arte Contemporáneo “Reina Sofía”. El trabajo de un republicano como Picasso pintando un cuadro para lanzar un grito contra los horrores de la guerra y contra la acción internacional que había abatido a la República Española, lo instalan en un Museo que lleva el nombre de la Reina Sofía una señora totalmente anodina en cuanto al arte se refiere y esposa del nieto del monarca cuyas traiciones habían hecho llegar la República. Ahora el director de El Prado, Miguel Zugaza, acaba de pedir que vuelva a su Museo. Señal que se puede mover.

Siempre se nos ha argumentado la debilidad de la tela maltratada por varios desplazamientos sin tener en cuenta que si el hombre llega a la luna y si se puede hacer un trasplante de corazón, mover técnicamente un cuadro de un sitio a otro está dentro de lo técnicamente posible. Pero esa es la excusa. La razón de fondo es que el “Guernica” es un icono del siglo XX y solo puede estar en Madrid, y nada más que en Madrid, porque en el fondo, el que esté en Gernika supondría que no estuviera en la sede de las instituciones de la auténtica España que es Madrid. Y esto no me lo invento. Me lo han dicho. Les he contestado más de una vez que si no consideran a Gernika parte del territorio español estaría muy bien lo dijeran y tan contentos. Pero no lo harán. Ni República, ni Gernika, sino Reina Sofía y Madrid.

El ex director del Reina Sofía, Tomás Llorens lo explicó con claridad:

“El museo es el resultado de un esfuerzo colectivo muy amplio. Empieza durante los últimos años del franquismo, con un claro deseo por parte de los artistas de crear un museo de arte contemporáneo.

“En la necesidad de refundar la colección, el factor decisivo era el “Guernica”. Tanto Saura como Simón Marchán o el propio Plácido Arango, todos coincidíamos en que lo fundamental era el traslado del “Guernica”. Ese debía de ser el núcleo a partir del que debía crecer la colección, con obras de los años treinta, con obras de Picasso”.

Fue un acto de fuerza, de poder. Necesitaban un cuadro emblemático y con todo el peso del estado se lo llevaron en 1992. Y no hay más cáscaras. Sin el “Guernica”, el Museo es una cáscara vacía sin visitantes.

Sin embargo, uno de los hombres claves de aquel traslado desde Nueva York, Javier Tusell, en junio de 1996 fue preguntado por su posible traslado al Guggenheim. Y contestó lo siguiente: «Si hay algún, lugar al que en un momento determinado podría trasladarse, sería al Guggenheim y en su inauguración. Sin embargo cuando se negoció el traslado a España, nos comprometimos con el Museo de Arte Moderno de Nueva York a que no se movería del Museo del Prado. De todas forma, complicado lo tiene el actual Gobierno, porque no se ha cumplido lo que prometimos y ya ha habido un traslado». Más claro agua. De que se puede, se puede.

A falta del cuadro en Euzkadi logramos que el entonces ministro de cultura Javier Solana adquiriera para Gernika una escultura de Henry Moore «Large figure in a shelter». La idea era ir creando en el parque contiguo a la Casa de Juntas un espacio escultórico con artistas de re­nombre. Pero el «Guernica» seguía siendo la gran reivindicación y a tal efecto, el alcalde Va­llejo, con muy buen criterio, destinó una pared con la reproducción en baldosa del famoso lienzo con un pie muy claro: “Gernika, gernikara»..

 ——————–o——————–

En ningún momento los técnicos consultados, muy buenos españoles han considerado instalar el “Guernica” o en Gernika o en el Guggenheim. Y es que España sigue siendo Una, Grande y Libre y sobre todo castellana y madrileña. ¡Pobre Picasso y su fenecida República!.

El Gobierno Español no recordará “El Contubernio de Munich”

Viernes 13 de abril de 2012

El señor PRESIDENTE: Preguntas para el señor ministro de Educación, Cultura y Deporte.

Pregunta de don Iñaki Anasagasti Olabeaga.

Tiene la palabra su señoría.

El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Gracias, señor presidente.

Esto va de aniversarios, señor Wert. Además, me imagino que usted contestará gustoso, porque se habla de viejos amigos suyos, como Álvarez de Miranda. Usted sabe que en junio del año 1962  celebró la famosa reunión de Munich, el Consejo Federal del Estado Español. El movimiento europeo se reunió en Munich y originó por parte del régimen una persecución, y aquello lo llamó el Contubernio de Munich. Me gustaría saber qué va a hacer el Gobierno para recordar esta fecha, porque sería una buena ocasión para hacer pedagogía política de lo que fue aquella Europa que se veía en el horizonte y sobre todo de aquel anhelo democrático que había hace cincuenta años.

Muchas gracias, señor presidente.

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Anasagasti.

Señor ministro.

El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Wert Ortega): Muchas gracias, señor presidente.

Señor Anasagasti, la verdad es que temía que tuviera trampa la pregunta, porque en esta función que ha asumido usted ahora de biógrafo retrasado de mi humilde persona, seguro que me saca algo del contubernio de Munich y me descoloca.  (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)

En serio, yo creo, respondiendo ya frontalmente a su pregunta, que la mejor conmemoración que cabe hacer de ese llamado más que impropiamente Contubernio de Munich es una sesión como la que estamos celebrando hoy: que en una Cámara elegida democráticamente, como hay otra elegida democráticamente algunos kilómetros más allá, se debata en libertad sobre temas que importan a las distintas comunidades españolas, porque estamos hablando de una Cámara de representación territorial, en un país que pertenece a la Unión Europea, que participa activamente en la Unión Europea, que pertenece al Consejo de Europa, que respeta los derechos humanos y que promueve la democracia en todas sus formas.  (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro. Senador Anasagasti.

El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente.

Biógrafo no, simplemente le conocí cuando usted era progre y cuento a mis amigos lo que usted decía en aquella época y que ahora no dice. No me ha contestado nada, señor ministro. Yo creo que es una fecha redonda, cincuenta años, y no es que la pregunta tenga trampa, pero usted sabe que existe una oficina aquí del movimiento europeo, y les van a dejar ustedes sin un duro y la van a tener que cerrar y no saben qué hacer ni con el archivo. Tenían siete personas y ahora el señor Eugenio Nasarre poco menos se va a quedar como liquidador de algo tan importante. Que la celebración sea, cincuenta años después, cerrar la oficina del movimiento europeo es una pésima noticia. Ya sé que han encargado ustedes un libro al señor Alzaga, y me lo va a decir, pero debería haber algo más.

Tiene usted en su mano muchísimas iniciativas que tomar a nivel de medios de comunicación audiovisuales, incluso de Televisión española, que teóricamente es un ente público; a nivel educativo; en los colegios;  en el discurso; a nivel de jornadas; en actos de divulgación, porque lo que ocurrió hace cincuenta años fue algo muy importante y todavía hay protagonistas que viven, como hemos recordado anteriormente, el señor Álvarez de Miranda. Además, fue una reunión histórica porque reunió al exilio por una parte y reunió al interior por la otra; había monárquicos, el señor Satrústegui; estaba el señor Llopis por parte del Partido Socialista; por parte del PNV estaba don Manuel Irujo; estaba también Álvarez de Miranda, es decir, había distintas personalidades y es la ocasión de recordar eso. No son las batallitas del abuelo, sino pedagogía política democrática hablando de Europa, del federalismo europeo. Lo que está ocurriendo incluso ahora con la crisis económica tiene que ver con aquello, porque Europa no se construyó con aquellos parámetros que se apuntaban en el año 1962. Por tanto, señor ministro, espero que su respuesta tenga un poco más de consistencia, porque si no, seguiré contando su vida de antiguo progre de federalista europeo.

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Anasagasti.

Tiene la palabra, señor ministro.   

El señor MINISTRO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE (Wert Ortega): Esa última amenaza, señor Anasagasti, es muy convincente. Voy a tener que inventarme alguna conmemoración que le dé a usted mayor satisfacción.

Usted lo acaba de decir. El IV Congreso del Movimiento Europeo que se celebró en Munich y que fue conocido como Contubernio de Munich es, efectivamente, después de la Guerra civil la primera ocasión en que un número significativo de personalidades que habían estado en uno y otro bando se reúnen y son capaces de ponerse de acuerdo en una declaración de cinco puntos, que me va a permitir recuerde. Se referían, en primer lugar, a la instauración en España de instituciones verdaderamente representativas y democráticas; en segundo lugar, a la garantía efectiva de los derechos de la persona humana; en tercer lugar, al reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales; en cuarto lugar, el ejercicio de las libertades sindicales sobre bases democráticas y de la defensa por los trabajadores de sus derechos fundamentales, entre otros medios por la huelga, y, en quinto lugar, la posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos con el reconocimiento de los derechos de la oposición.

Ese, que en 1962 se presentaba como un desiderátum de prácticamente imposible consecución, es hoy una realidad desbordada, como decía en la primera parte de mi intervención, por una democracia que no solo cumple esos requisitos, sino que es mucho más avanzada en otros de ellos. Y, evidentemente, en cualquier iniciativa que se pueda emprender desde la sociedad civil para conmemorar ese momento fundacional de la inquietud democrática y también ese momento de unidad de personas que habían luchado en los dos bandos de la guerra, contará con la colaboración del Gobierno y, desde luego, contará con la de este ministro.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

Rajoy se niega a trasladar el “Guernica”

Jueves 12 de abril de 2012

En la sesión de control al Gobierno en el Senado, este martes 10 de abril, Joseba Zubia le preguntaba a Rajoy sobre el “Guernica”. Este fue el trámite:

“El señor PRESIDENTE: Punto tercero del orden del día: Preguntas. Preguntas al presidente del Gobierno.

Pregunta de don Joseba Zubia Atxaerandio.

Tiene la palabra su señoría.

El señor ZUBIA ATXAERANDIO: Gracias, señor presidente.

Buenas tardes, señor presidente del Gobierno. Mi pregunta de hoy, aunque no se lo crea, no tiene nada que ver con la crisis que estamos padeciendo ni, en consecuencia, con el déficit, ni tiene que ver con la reforma del mercado laboral en tramitación y, por consiguiente, con la huelga general de 29 de marzo, ni tan siquiera tiene que ver con el proyecto de presupuestos recientemente aprobado por el Gobierno, ni por el acompañamiento de la misma que es la amnistía fiscal, en virtud de la cual piensa recaudar el Gobierno 3250 millones de euros.

Mi pregunta es mucho más sencilla y, además, no es nueva, todo lo contrario, se refiere al traslado al País Vasco del Guernica de Picasso, en el que el pueblo vasco, como amante de la paz, la libertad y la justicia, se ha visto reflejado y retratado. Es algo que ha estado presente en esta Cámara y en la baja desde hace muchísimos años, de manera permanente, pero siempre con un mismo resultado: negativo, por supuesto, y en base a idéntica argumentación: la no movilidad del cuadro por razones técnicas, es decir, por su estado de conservación. Un motivo que, todo hay que decirlo, queda muy bien, pero no es creíble, máxime en los tiempos actuales, en el siglo XXI, en el que nos encontramos.

De ahí, señor presidente del Gobierno, mi pregunta, que no es otra que la de conocer las verdadera razones que, a su juicio, han impedido el traslado del Guernica de Picasso al País Vasco.

Muchas gracias.

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señoría.

Tiene la palabra señor presidente del Gobierno.

El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Muchas gracias y buenas tardes, señor Zubia.

 Es verdad que su pregunta es sencilla y se entiende muy bien y la respuesta también es sencilla; probablemente sea menos sencilla la respuesta a algunas de las cuestiones que usted planteaba en la exposición de motivos de la pregunta que luego me ha formulado.

Las razones por las cuales no se traslada el cuadro Guernica de Picasso al País Vasco son las razones que en numerosas oportunidades se han explicado en esta Cámara, tanto presidentes del Gobierno, de uno y otro color político, como diferentes titulares de la cartera de Cultura, también de uno y otro color político. Solamente hay criterios técnicos y científicos avalados por informes de cualificados especialistas que el Gobierno asume, como no podía ser de otra manera, en el ejercicio de su responsabilidad de guarda y custodia del patrimonio histórico nacional.

Siento no decirle nada nuevo, pero esa es la verdad. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.

Senador Zubia, tiene la palabra.

El señor ZUBIA ATXERANDIO: Señor presidente del Gobierno, como era de esperar, más de lo mismo. Y créame que lo siento, porque en contra de lo que pueda pensar, insistir en algo que ustedes dan por cerrado por considerarlo un imposible no supone un ejercicio de irresponsabilidad; sinceramente, no lo es ni estamos ante una cabezonería más de vasco. Se trata, simplemente, de una aspiración legítima -y yo diría que justificada-, ya que el cuadro recuerda lo que constituyó todo un ataque al corazón mismo del País Vasco: el bombardeo de Gernika del 26 de abril de 1937.

Es cierto que el cuadro Guernica está enfermo y precisa, por tanto, de especialísimos cuidados. Y es igualmente cierto que ha realizado hasta treinta y dos viajes a lo largo y ancho del mundo hasta su actual ubicación en el museo Reina Sofía. Por otra parte, es lógico que tanto movimiento haya fatigado el cuadro o la obra, si tenemos en cuenta los procedimientos y medios existentes en la época. Pero, ahora, en el siglo XXI, señor presidente del Gobierno, con la tecnología del momento, con las nuevas y avanzadas técnicas y habiendo recursos que antes eran impensables, resulta imposible de entender que exista obra alguna que no pueda ser objeto de traslado. Hay, qué duda cabe, razones técnicas que deben ser escrupulosa y rigurosamente consideradas, pero me atrevo a decir que, a día de hoy, no suponen un impedimento insalvable.

Expertos observadores de la talla de David Bomford o Ashley-Smith consideran que, si hay suficiente dinero, tiempo y una planificación adecuada, se puede trasladar la obra con un riesgo cero, y añaden, que pueden influir otros factores emocionales o políticos, lo cual está detrás de la negativa: otras razones, que no son las estrictamente técnicas, que tratan de ocultarse.

La que fue ministra de Cultura, la señora Calvo -como recordaba su señoría-, ya en 2004 hablaba de hechos bastante complicados, por tanto, no imposibles. Y tres años más tarde, acerca de las dificultades que implicaría el traslado, volvía a reconocer que no era imposible. Asimismo, el presidente del Gobierno anterior, el señor Rodríguez Zapatero, me decía en esta misma Cámara que el no traslado venía avalado por razones técnicas y museísticas, aclarando respecto a este último concepto que este cuadro era la referencia museística más importante del Reina Sofía; tanto como decir que sin este cuadro el museo perdería dicho sentido o se resentiría claramente. Por otra parte, un ex senador del Grupo Parlamentario Popular, el señor Van-Halen -de todos conocido-, sostenía en la comisión de Cultura que es justo que en el País Vasco quieran tener el cuadro, y añadía: quede claro que el Grupo Parlamentario Popular entiende que al Guernica quieran conocerlo directamente los vascos.

Señor presidente del Gobierno, esto es lo que desea este senador: que los vascos, porque es justo –repito las palabras del senador Van-Halen-, puedan conocer directamente en Euskadi el cuadro, sin escudarse o atrincherarse en razones técnicas –que no son sino razones interesadas, por no decir políticas. Sin embargo, un miembro de su Gobierno, el señor ministro de Educación, Cultura y Deporte, no parece estar nada de acuerdo con el mencionado ex senador, pues para él el nombre y el cuadro ya no son argumento suficiente, como tampoco su ubicación, pues puede disfrutarse perfectamente del mismo desde Gernika o desde cualquier otro sitio. Un ministro que, por cierto, cuando no tenía responsabilidades de Gobierno, y era ministro de Cultura el señor Solana, don Javier, ante la negativa de este a trasladar el Guernica, comentaba a mi compañero Anasagasti algo así como: vaya bobada, se mete en una caja precintada  y acondicionada, se os presta y se devuelve. Lo único que tenéis que asegurarle al señor Solana es que vuelve a Madrid. Cómo han cambiado las cosas en veintitrés años. (Rumores.)

Señor presidente del Gobierno no nos engañemos, estamos ante una cuestión de mera voluntad política. Es más, el Parlamento vasco, en 1997, por unanimidad –es decir, con el voto favorable de los parlamentarios de su partido-, acordaron dirigirse al patronato Reina Sofía, solidarizándose con la petición formulada por la fundación del museo Guggenheim Bilbao, para que el cuadro fuera trasladado y exhibido temporalmente en Bilbao. Y hasta el expresidente, señor Aznar, cuando Arzallus, y el aquí presente, senador Anasagasti, acudieron a su despacho a Madrid a sellar el compromiso de investidura de 1996, manifestó: Sabéis que mi padre era de Bilbao. Una foto allí con el cuadro serviría para pasar la página de la guerra civil. Creo que en ese encuentro también estaba su señoría, actual presidente del Gobierno. Y, si no, que me corrija mi compañero y senador Anasagasti.

Termino, señor presidente. Dentro de seis días, el 27 de este mes, se cumple el 75 aniversario del bombardeo de Gernika. Sería sencillamente fantástico que, con tal motivo, pudiera hacerse, cuando menos público, el compromiso del traslado del Picasso, que no es más que un grito contra la guerra, y lo que ella representa: la muerte, la destrucción, la violencia, el horror, el drama, vaya a ser trasladado por fin a Euskadi; eso sí, una vez resueltas todas las exigencias técnicas que sean necesarias para garantizar la conservación de la obra…

El señor PRESIDENTE: Señoría, vaya terminando.

El señor ZUBIA ATXAERANDIO: Termino, señor presidente.

…para el traslado y su posterior exposición.

Además del gesto que implica tal compromiso, el momento no podría ser mejor. Le digo lo que tuve ocasión de manifestarle al anterior presidente del Gobierno con resultado —a la vista está— negativo. Una obra como el Guernica, que ha venido siendo durante tantísimos años un símbolo contra la guerra, contra la incultura de la guerra, estaría …

El señor PRESIDENTE: Señoría, termine.

El señor ZUBIA ATXAERANDIO: Termino, señor presidente.

… llamado a convertirse, 75 años después, en símbolo del entendimiento, la convivencia y la reconciliación. En definitiva, en símbolo de la esperanza y de la cultura de la paz.

Muchas gracias, señor presidente.

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Zubia.

Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.

El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rajoy Brey): Muchas gracias, señor presidente.

Señor Zubia, comenzaba usted su última intervención diciendo que la respuesta era más de lo mismo y que lo sentía. Es verdad, es más de lo mismo y, créame, yo también lo siento. No tengo ningún interés en no atenderle en las peticiones que me parezcan atendibles y sean razonables. Habla usted de nuestra cabezonería. Yo ni siquiera le voy a discutir esto; solamente le voy a plantear —porque a lo mejor no es malo pensar sobre este asunto— si la cabezonería puede ser de otros distintos que de los que estamos en el Gobierno de España o antes estuvieron en el Gobierno de España. Porque, fíjese usted: que la señora Calvo, el señor Solana, el señor Rodríguez Zapatero y yo coincidamos, debería moverles a ustedes a darle una pensada en relación con este asunto. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)

Es probable que haya algunas personas de las que usted ha citado que hayan dicho una cosa u otra en un momento u otro de la historia, pero lo cierto es que nadie —y creo que no fue por cabezonería; desde luego, en mi caso no lo es— ha autorizado el traslado.

Este es un asunto que lleva debatiéndose aquí muchísimos años. Yo fui ministro de Cultura, y en el año 1999 yo también tuve que responder sobre este asunto —y créame que me lo estudié, porque me gusta saber de lo que hablo y dedicarle el tiempo suficiente a los asuntos—, y no fue posible; no fue posible única y exclusivamente por razones técnicas y, por tanto, la respuesta hoy sigue siendo exactamente la misma que yo di en el Congreso de los Diputados siendo ministro de Cultura en el año 1999. Pero esa respuesta es la misma que justificó que, por ejemplo, la ciudad de Barcelona, con motivo de los Juegos de 1992, pidiera el traslado del Guernica y no se pudiera hacer. También Japón, para rememorar el 50 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima o después en Francia —se lo pidió el presidente de la República francesa, entonces François Mitterrand, a su Majestad el rey de España. Y es que esta no es una decisión política, y es lo que quiero transmitirle a usted. Además, le pido que me crea

—no tiene porque hacerlo—, son los expertos los que dicen que no estamos en condiciones de trasladar el Guernica. Usted ha apuntado aquí algunos nombres, y yo tengo otros muchos más aquí —supongo que usted tendrá otros, pero creo que no hace al caso que hagamos una discusión y que tengamos una polémica para ver quien aporta más nombres—, pero lo que en estos momentos una inmensa mayoría de los expertos recomiendan —no solo españoles sino de otros países— es que esto no se produzca. Incluso tan delicada es la situación del Guernica que se está realizando hoy

—supongo que lo conocerá usted— un nuevo estudio del cuadro mediante el proyecto “Viaje al interior del Guernica” —se llama así—  a través del cual un automatismo robotizado suministrará una información precisa que permitirá anticiparse a cualquier posibilidad de deterioro adicional porque, evidentemente, el deterioro ya existe.

En estos momentos y con ocasión del 75 aniversario, se inaugurará en el museo Reina Sofía en el mes de octubre una exposición: Encuentros en los años 30, una de las exposiciones más importantes que el museo organizará este año y que nos ayudará a comprender mejor una década decisiva en la historia más reciente de Occidente. Este proyecto va a recoger la trayectoria de los artistas internacionales más importantes del momento, en un ambiente de creciente tensión y enfrentamiento, y servirá para conmemorar los 75 años del Guernica, de Picasso, en el museo Reina Sofía.

Espero –y le invitaré personalmente- que usted asista y estemos los dos juntos en la inauguración de esta exposición, invitación que traslado a todos los señores y las señoras miembros de esta Cámara, incluido, por supuesto, el señor Anasagasti.

Muchas gracias. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Senado.)

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente del Gobierno.