Volver de visita al Parlamento Vasco

Miércoles 7 de febrero de 2024

El jueves pasado, antes de la presentación del libro de Koldo en el Araba, visitamos el Parlamento Vasco. Mi antigua casa, ya que todo empezó en 1980. Fui elegido parlamentario por Bizkaia en las dos primeras legislaturas. En total, seis años. De allí pasé al Congreso.

HB nos criticaba legitimar una Institución donde no estaba Navarra. Como si aquel dato fuera culpa nuestra. Les decíamos que representábamos por primera vez en la historia los dos tercios del país a pesar de que ellos, con su loca Marcha de la Libertad, asustaron al navarro no politizado que lo veían como una invasión de “los vascos” y eso junto a ETA habían hecho que, tras la ruptura del Partido Socialista que comprendía a Navarra, se enquistara una situación y hasta hoy. Para colmo de ese mundo violento el  PNV había logrado en la Constitución en 1978 la aprobación en su disposición transitoria la posibilidad de la incorporación de Navarra en la CAV o de la CAV en Navarra. No sirvió de nada. ETA mataba y ellos no acudían, al recién nacido Parlamento Vasco. Hoy nos dan clases. Conviene no olvidar estas cosas.

Los primeros pasos del Parlamento Vasco se dieron en la Casa de Juntas de Gernika en 1980. De allí pasamos a la Diputación de Bizkaia, donde aquel mes de mayo fuimos interrumpidos y secuestrados por los trabajadores de Nervacero, que nos llevó a una manifestación en apoyo de las Instituciones donde, como consecuencia de una patada, mataron al afiliado del PNV, Ramón Begoña.

De Bilbao pasamos a Gasteiz y a la Diputación de Araba, cuyas Juntas Generales funcionaban dentro de aquel Palacio, mientras se vaciaba el Instituto Ramiro de Maeztu, actual sede legislativa vasca. Partimos pues de cero. Y hubo que montarlo todo. Estuve en la comisión parlamentaria que se ocupó con el presidente Pujana e Inmaculada Boneta que era la vicepresidenta, de algunas de estas cuestiones y al encontrar entre papeles los bocetos del hemiciclo hecho por Estudios Arriaga se los entregué a Maribi Arrese que nos atendió con gran profesionalidad y amistad y querencia por la Institución. Se puede ver en estos bocetos la importancia que se le dio a los escaños ergonómicos, ”como si fueran propios de los canónigos en las catedrales”, según nos dijeron. Obran ya en manos del secretario primero de  la Mesa, Iñigo Iturrate, con el que he coincido al pensar que sería bueno hubiera un fondo histórico con todo lo que concierne a la historia de esta, todavía, joven institución. Ya han pasado 44 años y cada vez quedamos menos. Por ejemplo. El cabeza de lista del PNV por Araba tiene 32 años y el Parlamento 44, por lo que creo no tiene ni idea de este humus, sin cuya historia no se entiende la de hoy.

Pasa el tiempo. Estando allí recordaba plenos tensos y muy duros así como satisfactorios y agradables, situaciones de tensión cuando ETA asesinaba y HB no condenaba, la capilla ardiente de Fernando Buesa, las leyes que iban institucionalizando el país, la representatividad de una Cámara que se ha ido haciendo su hueco, todos los ya desaparecidos, la necesidad de que haya una Asociación de Antiguos Parlamentarios para que exista una vinculación con aquellas paredes, la obligación de prestigiar la institución con acuerdos manteniendo una cortesía parlamentaria que en otros lugares se ha perdido. Todo un mundo que existe y está ahí.

Para mí lo más novedoso de lo que nos enseñó Maribi fue el espacio de los Grupos Parlamentarios ya que en su inicio el Grupo Vasco solo tenía dos habitaciones. Hoy es todo un ámbito de trabajo bien organizado, impensable en aquellos tiempos. Lo demás está igual y el espíritu decorativo de Pujana flota en muchos de los detalles de la decoración de la casa. Tapices, mesas, bargueños, biblioteca….Lástima que la pandemia impidió la celebración de un pleno de recuerdo del cuarenta aniversario de la Institución. Falleció, como han fallecido varios compañeros de aquellos inicios  tan complicados. La última Ana Bereciartua, gran mujer, pionera en varios campos.

Me sacaron una fotografía en el lugar donde tuve el escaño. Posteriormente lo ocupó Iñigo Urkullu. Creo es el mejor sitio. Tienes una magnífica vista de conjunto del hemiciclo. Y también me saqué la fotografía con  Begoña Aguirre que fue nuestra secretaria del Grupo, jefa de gabinete, organizadora de todo. El tío de Juan Mari Ollora, era quien nos hacía mil recados. Eso era todo lo que teníamos.

Fuimos muy bien atendidos por Maribi y por la secretaria de la presidenta, Amaia Zuaznabar. Fue una buena tarde de recuerdos.   

32 años de la bala perdida chavista que mató a Gaizka Etxearte, nieto de un gudari del batallón Itxasalde

Martes 6 de febrero de 2024

Este domingo, la comunidad vasca de la diáspora de Venezuela difunde un mensaje: «Como cada #4F recordando a Gaizka Etxearte». Un día como hoy, hace 32 años, una bala perdida arrebató la vida el día que el teniente coronel Hugo Chávez dio un golpe de Estado fallido en Venezuela el 4 de febrero de 1992. Una hermana de aquel pelotari, Ainoa, reside en Amorebieta-Etxano: «El caso nunca se ha investigado ni por vía judicial ni periodística», valora.

Gaizka, de blanco, en Caracas. ARCHIVO FAMILIAR,junto a Joseba Urruzuno y Kepa Lekue.

La familia contextualiza la muerte del joven universitario y deportista nato de 20 años, Gaizka Etxearte, nieto de un gudari del batallón Itxasalde e hijo del Delegado del Gobierno vasco y director del Instituto Vasco Venezolano de Cooperación, Domeka Etxearte, y de Begoña Irazabal «Primero, en Venezuela se vivió el denominado Caracazo». Hacen referencia a una serie de fuertes protestas, disturbios y saqueos ocurridos en Venezuela en 1989. Tres años después, aquel 4 de febrero de 1992, el nombre del entonces teniente coronel Hugo Chávez se hizo familiar para el mundo. Al frente de dos mil soldados lideró un golpe de Estado que fracasó, pero que le sirvió para, siete años más tarde, llegar a la Presidencia de Venezuela con una idea fija en su mente: «Cambiarlo todo».

Lo cambió todo también en la vida de esta familia vasca huida del franquismo que fue sorteando desde 1936 todo tipo de sufrimientos. La noche de la víspera a la muerte de Gaizka, ya sospechaban que algo pasaba a nivel militar y político. Por ello, sonó el timbre del hogar y una familia  les avisó a ellos y al resto de vecinos del posible peligro. A las seis de la mañana cuando cada uno iba a ir a su trabajo o estudios, oyeron en televisión que el golpe había sido fallido y que había paz en las calles.

Fuego cruzado

El padre de los tres hermanos,Domeka, se dispuso a llevar a su hija Izaskun a su trabajo y pidió a Gaizka que no fuera a la universidad, que era un «lugar de algaradas». Acompañó a su padre y hermana. Ainoa -residente en Amorebieta-Etxano-, por su parte, quedó en la vivienda. Izaskun conducía, Domeka iba de copiloto, y detrás viajaba el joven estudiante de Ingeniería. Pararon a comprar el periódico. Se incorporaron a la autopista de Caracas y al pasar por delante del aeropuerto de La Carlota, a la altura de la residencia del Gobierno se encontraron con fuego cruzado y vehículos dándose la vuelta en dirección contraria.

En ese momento, el Ford Sierra blanco comenzó a recibir impactos de bala y uno de ellos llegó a alojarse en la espalda de Gaizka. «Mi hermano solo llegó a articular una frase: “Aita, me dieron”. Se vieron acorralados, entre balas sin un objetivo concreto».

Desde allí, llamaron a Ainoa. Los vecinos la acompañaron. «Ellos sabían lo que había pasado. A mí no me dijeron nada. Yo pensaba que le podía haber dado un infarto a mi padre. Conduje yo. El resto no se tenía en pie de los nervios». En la clínica supo la triste noticia, el fallecimiento de su hermano. «Le vimos ya en una caja. Más, no pudimos hacer». Por la situación política y con toque de queda en el país, la familia no pudo contar con sus parientes de Puerto La Cruz, pero sí estuvieron arropados por toda la comunidad vasca. De hecho, tuvieron que hacer una larga cola para obtener el permiso de enterramiento. «A día de hoy, aún soy incapaz de recordar lo que viví esos días», vuelve a emocionarse la hermana.

Mientras algunos celebran cada año desde hace ya 30 aquel «día de la Revolución», ellos aún lamentan que Chávez justificara las muertes como la de su hermano «como daños colaterales». Domeka, por su parte, siempre rechazó todo golpe de Estado. «Nuestro padre conocía la corrupción del presidente de entonces, Carlos Andrés, o de eso se hablaba, pero siempre creyó en la democracia. Que para llegar a un gobierno había que llegar por las leyes de la democracia».

Relativo a este comentario de Ainoa, El País publicó tras el entierro en 1992 las siguientes palabras de Domeka. «No estoy de acuerdo con los golpes de Estado porque viví la dictadura de Pérez Jiménez y sé lo que es eso; a mis vecinos les comentaba que por mucho que a mí no me gustara un gobierno jamás podré aceptar que se le derroque por la fuerza», expresó con lágrimas en los ojos durante el velatorio.

Tras su muerte

El padre salió adelante gracias al apoyo de sus hijas y a sus nietos Lander y Naiara, ya que «los niños son como salvavidas». Ainoa ese mismo año acabó casándose tras ir retrasando su boda. «Mi padre me animó a ello, y fue un día triste sin mi madre y sin mi hermano. Aunque suene absurdo, conservó con él aquel coche acribillado». En esto coincide con otras víctimas que deciden guardar aquello que les mantiene unidos de alguna forma a las últimas horas de la vida de un familiar.

Domeka Etxearte estuvo más adelante al frente del Instituto Vasco Venezolano de Cooperación, desde el que trabajó incesantemente en defensa de las señas de identidad del pueblo vasco. Antes, fue presidente de la Junta Extraterritorial del PNV, además de formar parte de las directivas de los Centros Vascos de Puerto La Cruz, la primera ciudad que le había acogido, y Caracas.

Natural de Aulestia, había contraído matrimonio con Begoña Irazabal, hija de Purificación, una enfermera superviviente del bombardeo de Gernika. «Contaba que fue casi de árbol en árbol escondiéndose de los aviones hasta Kanala». Bego, a su vez, era hija del gudari Iñaki Irazabal Begoña, número 80.533, integrante de la Sección de Enlaces de la Plana Mayor del Batallón Itxasalde, N° 13 del Euzkadiko Gudarostea, bajo la disciplina del PNV. De esta vía materna, Ainoa aprendió una canción sobre el bombardeo de Gernika «que yo pensaba que se conocería aquí y nadie la sabe».

El 4 de febrero se cumplieron 30 años de la pérdida de Gaizka. «Hasta que vine a vivir a Euskadi -relata Ainoa-, pasaba con frecuencia por donde mataron a mi hermano y era muy doloroso. Aquí nadie conoce lo que le pasó. Solo, cada año, Iñaki Anasagasti lo saca del olvido, por lo que le estamos muy agradecidos. Mi hermano tenía don de gentes, era pelotari, dantzari y formaba parte del equipo de natación del Centro Vasco en Caracas. Yo antes pensaba en ello, ahora solo siento».

MUGALARI