Domingo 13 de agosto de 2023


Hemos estado esta semana dando una vuelta por Pasaia, localidad singular formada por cuatro pueblos, San Pedro, San Juan, Trintxerpe y Antxo. Tiene aspecto de fiordo y la paseamos, en un día espléndido, limpia y bonita. Cuando pasamos de San Pedro a San Juan, me acordé de Luis Ruiz de Agirre (Sancho de Beurko) quien nos decía que su amona había sido batelera. Al parecer eran las mujeres remando quienes hacían el duro trabajo de pasar personas e incluso carga.
En una pared de San Juan vimos este cuadro con estos niños. Me pareció una foto preciosa. Al poco nos encontramos con la nieta de Pat Dyer, el jefe del MI6 de la zona norte, durante la guerra mundial. Y vimos la placa que conmemoraba la salida en 1777 del marqués de La Fayette para participar en la guerra de Independencia que dio origen a los Estados Unidos. Muy cerca estaba la casa marinera en la que habitó el autor de «Los Miserables», Victor Hugo: «Cuando dormitamos a la orilla del mar/todo mece y acaricia el oido,/el ruido del viento sobre las olas/el ruido de las olas sobre las rocas/oimos a través de nuestros sueños/los lejanos cantos de los marinos».
No vi, aunque seguramente lo habrá, ningún monumento a Blas de Lezo y Olabarrieta, el almirante Lezo, nacido en 1689 en Pasaia y fallecido en Cartagena de Indias (Colombia). Dirigió la exitosa defensa de Cartagena durante el asedio inglés y debía ser un genio de la estrategia militar naval. De haber sido inglés, sería más nombrado que Nelson. Le llamaban el «medio hombre» pues le faltaban un ojo, parte de un brazo, una pierna producto de sus heridas de guerra. Un buen amigo me ha mandado de Cádiz esta fotografía de la estatua que tienen alli en «la tacita de plata». El texto de la placa lo adaptaría a Pasaia, que es donde nació y aprendió a ser un gran marino.
Comentamos lo adecuado que sería unir a estas tres poderosas personalidades históricas en una estatua a tres dándose la mano. Un almirante, un marqués revolucionario y un escritor. Pasaia acumula historia de la buena y debería ser, quizás más visitada por un tipo de turismos histórico de la envergadura de ese increible pasado y de ese lugar tan típico, sugerente, y además precioso.