Jueves 4 de septiembre de 2025
Recibo este comentario sobre el mundo judicial, al que no llegó la transición, que transcribo porque tiene mucha razón.
Dice así:
“Sobre el tema de los jueces, fiscales (y otros altos funcionarios), la necesidad de cambiar el modelo actual, la lawfare y otras cosas similares, ya sabemos que uno de los grandes problemas de la transición española y que lastran a la democracia actual, fue que a diferencia de Alemania o Italia, no ha habido una buena purga de los altos cargos fascistas.
Es una clase cerrada relacionada con el franquismo y más allá de él, con el imperio, hasta la reconquista, las mismas familias siempre, de jueces, fiscales, otros altos funcionarios, policías, militares (aparte de políticos, empresarios, dueños de medios de comunicación, etc.),
Todo este mundo constituye una oligarquía ya pasada, pero que sigue presente e igual la vemos en el futuro a pesar de que esperábamos que con el tiempo se fuese disolviendo, pero más bien se ha consolidado y seguirán ahí aferrados aunque se lleven al país por delante.
De ahí la importancia de un poder judicial propio.
De hecho lo han conseguido mantener en Escocia….De ahí también que de igual forma que hemos conseguido los vascos recuperar nuestra fiscalidad…, entonces igual cambiaban algunas cosas…,ya que no solo hay que tener un poder legislativo y un ejecutivo propio, sino también un poder judicial propio, como lo tienen los escoceses dentro del Reino Unido..
El juez Santiago Vidal: «Un tercio del colectivo judicial es del Opus Dei».
Y otro apunte de interés. Este del pensador y filósofo italiano Norberto Bobiio.
“El fascista habla todo el tiempo de corrupción. Lo hizo en Italia en 1922, en Alemania en 1933 y en Brasil en 1964.
Acusa, insulta, agrede como si fuera puro, honesto y no corrupto como lo que denuncia.
Pero el fascista es sólo un criminal, un sociópata que persigue una carrera política para corromper. Y en el poder, ya conseguido no vacila en torturar, violar, robar nuestras pertenencias, nuestra libertad y nuestros derechos. Más que corrupción el fascista practica la maldad”.


