El niño cubierto por cartones

Jueves 25 de agosto de 2022

Difícil ser coherente hoy mientras escribo esto. Muy difícil que la pluma no se deje llevar por las pasiones y sentimientos sin lograr mi objetivo: transmitir un día lleno de emociones contradictorias.
Es viernes 19 de agosto del año 2022, en Caracas. Estoy haciendo una diligencia matutina por los lados de Puente Hierro y me detengo para tomar un café en una panadería de la zona. Sobre la acera, noto un bulto tapado con un trapo inmundo. Quien me despacha el café, me dice que debajo de ese bulto hay un niño como de 12 años, que todos los días amanece tirado en la calle, con suerte, durmiendo sobre cartones viejos. De cerca, se ven sus pies descalzos y llenos de mugre que el haraposo trapo deja al descubierto.
Los automóviles pasan cerca de él y a veces estacionan sobre la acera donde el niño duerme. Un alma caritativa lo despierta y le advierte el peligro. El niño, somnoliento, mugriento y en harapos, recoge sus macundales y se arrima un poco más allá. Es una criatura en el último estado de abandono, pasando, probablemente, una resaca por alguna droga que consumió la noche anterior.
El buen samaritano, dueño de la cafetería, me comenta que ese niño y otro, andan por allí todos los días y amanecen tirados en la calle como si fueran bolsas de basura. Mi amigo dice que todos los días le regala pan y café con leche y el niño desaparece hasta el día siguiente.
Salgo de la panadería para intentar ayudar, pero el pequeño ya no está. Me retiro triste, con sentimiento de culpa por haber desayunado y haber dormido en mi cama la noche anterior. Enciendo mi carro con el pecho arrugado y por el retrovisor, me parece seguir viendo aquel niño convertido en despojo. Aún no puedo olvidar los ojos perdidos de aquel ángel abandonado. Aturdido y golpeado, conduzco sin poder olvidar tan terrible situación que, lamentablemente, existe en muchas partes del país, pero que no siempre te golpea de frente como ocurrió ese día.
Estoy apurado. Voy tarde a El Sistema de Orquesta en donde, en la sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música, la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela dará un primer concierto bajo la dirección del maestro Andrés David Ascanio.
Para la creación de esta orquesta, audicionaron en todo el país 1.169 niños de los cuales quedaron seleccionados 160. Es bueno recordar que El Sistema atiende a más de 1.000.000 de niños. Esa cifra es realmente asombrosa.
Aturdido aún por el recuerdo de mi encuentro mañanero, entro a la sala Simón Bolívar de El Sistema, en donde, sin exagerar, si uno entra y no pasa nada, ya te sientes abrumado por ese espacio tan extraordinario que es como vivir dentro de un cuadro de Cruz Diez.
En el escenario había 160 sillas que lo llenaba por completo. De pronto, en medio de aplausos, entraron los impecables niños quienes, en forma ordenada, ocuparon sus puestos. En algunos casos los instrumentos eran más grandes que ellos.
No les voy a decir qué interpretaron. Eso ahora no importa. Lo apoteósico, lo asombroso, lo sublime, lo increíble, lo inenarrable, es cómo sonaba aquella orquesta de pequeños genios cuyas edades oscilaban entre los 8 y los 14 años.
Al terminar el concierto, el público enloqueció de emoción ante el talento de esos niños que realizaron interpretaciones musicales de manera sorprendentemente magistral. Las manos nos dolían por aplaudir de pie, pero ellos merecían eso y más. Muchos, con lágrimas en los ojos, no podíamos parar porque los aplausos eran insuficientes para manifestar la admiración ante lo que acabábamos de escuchar.
Aturdido y acongojado, pensaba que muy probablemente, muchos de los niños que forman parte de El Sistema, podrían haber sido también criaturas abandonadas que deambulan en la calle entre la droga y la miseria, perdidos en cualquier lugar Venezuela. Pensando esto, volteo y veo una foto inmensa de uno de los hombres más valiosos que ha parido Venezuela, el maestro José Antonio Abreu, y aunque parezca surrealista, casi pude escuchar su voz diciendo: así es Claudio, por eso existe El Sistema.
Salgo a la calle con la seguridad de que ese millón de niños van a ser los encargados de que Venezuela tenga un futuro brillante. Son ellos, la esperanza para lograr tener no sólo un país mejor, sino un mundo en donde no existan niños abandonados.
En fin, que día tan contradictorio. En una misma mañana conviví con el infierno y el cielo.
Claudio Nazoa

Fué uno de esos dirigentes raíz

Miércoles 24 de agosto de 2022


El 25 de agosto de 1978 falleció en Aiegi (Navarra) Juan de Ajuriaguerra, líder indiscutido del EAJ-PNV durante la guerra, el exilio, la dictadura, y la transición. Había logrado atravesar el desierto de la soledad y la represión.
Este domingo pasado La Vanguardia de Barcelona publicó el clásico panfleto sobre el Pacto de Santoña, acuerdo con los italianos traicionado posteriormente, del que fue su artífice y por eso volvió de Biarritz para ser encarcelado y condenado a muerte. Koldo San Sebastián y yo escribimos un libro,»El otro Pacto de Santoña» donde tratamos de demostrar todo el andamiaje de mentiras que se siguen publicando. La última vez, el domingo pasado.
Antes de la llegada de la Pandemia, la Junta Municipal de Deusto, cada año, convocaba a su recuerdo con una misa, primero en la Parroquia San Pedro y posteriormente en San Felicísimo. A dicha misa siempre acudía Xabier Arzalluz, el presidente del BBB, el alcalde de Bilbao, afiliados y simpatizantes del PNV.
Tras la llegada de la pandemia tan sensato llamamiento por esquela dejó de hacerse y este domingo 21, en DEIA no apareció esquela alguna con lo que deduzco no se hará más. Esa cita no solo era una misa sino el recuerdo activo, especie de acto de resistencia, un acto de defensa contra el olvido.
Nada hay más óxido que el tiempo pero ante unas fiestas, a mi modo de ver desaforadas, no hubiera estado de más media hora para el recuerdo porque la gente muere de verdad cuando se le olvida y llevamos camino de olvidarnos de donde venimos y de los valores y el heroísmo con los que dos generaciones de jelkides lucharon por este pueblo. Mientras otros blanquean su impresentable historia parecería que lo nuestro es echar un manto de silencio e indiferentemente propiciar el olvido. Seguirán pues,manipulando la historia mientras dedicamos todo nuestro esfuerzo en mantener una Txozna con muchos decibelios en las Fiestas de Bilbao. Pena, porque todo es compatible si hay ganas, tanto una misa como recuerdos, militancia y fiesta moviendo el esqueleto. Todo se puede hacer. Pero me da que todo lo no festivo se va ir difuminando y el plantear mirar un poquito a trayectorias decentes se convierte en un incordio.
Luego, no tendremos derecho a quejarnos.
Todo lo que se hace o no se hace, tiene sus consecuencias.
Un recuerdo pues a Juan de Ajuriaguerra, líder fundamental del nacionalismo vasco democrático.