Por Fin!!

Viernes 17 de diciembre de 2021

El Consejo de Gobierno de la Diputación Foral de Gipuzkoa ha aprobado este miércoles la enajenación gratuita a favor del Ayuntamiento de San Sebastián de la obra de arte «Escultura en bronce de don Jesús María Leizaola», ideada por el artista Xebas Larrañaga Odriozola y encargada en 2007  por el Diputado General de Gipuzkoa, Joxe Joan Gonzalez de Txabarri.

La obra dedicada al que fuera lehendakari, que actualmente se encuentra en el Patio de Honor del Palacio Foral, se ubicará en adelante en la plaza de Euzkadi de la capital guipuzcoana.

La portavoz de la Diputación Foral, Eider Mendoza, ha destacado que la aprobación de la cesión de la escultura «coincide con el 42 aniversario del regreso del exilio lehendakari Leizaola». Según ha detallado, la escultura consiste en «la figura en bronce que representa a Jesús María Leizaola, de cuerpo entero, vestido con traje y gabardina y con el sombrero en la mano izquierda, todo ello sobre una peana cuadrada del mismo material».

La responsable foral ha explicado que la institución adquirió en 2007 la citada obra del artista Xebas Larrañaga Odriozola, valorada en 90.000 euros. Si bien el destino de dicha escultura era su ubicación en San Sebastián, pero por diversos motivos, hasta el momento se encuentra expuesta en el Patio de Honor del Palacio Foral, espacio «dedicado al recuerdo de las grandes personalidades de la historia de Gipuzkoa».

Ahora, «una vez superadas las circunstancias que determinaban tal ubicación provisional», Mendoza ha apuntado que «procede dar cumplimiento a la finalidad con la que se adquirió dicha obra de arte, de modo que se ubique en un espacio abierto de su ciudad natal».

Es verdad  lo dicho por Mendoza pero a esa información le faltan algunos datos. Gonzalez de Txabarri ofreció dicha escultura al entonces alcalde de Donostia, Odon Elorza y este ni contestó a dicha oferta. Ya sabemos de la buena educación del hoy diputado, por lo que quedó en la Diputación al no repetir mandato Txabarri. Posteriormente han sido Diputados Generales Martin Garitano y Markel Olano a los que, tras varias peticiones, la última del ex alcalde Albistur al alcalde Goia, por fin la escultura saldrá de la Diputación y se  ubicará en el exterior, como  está la de Agirre en Bilbao, donde siempre tuvo que estar.

En su día, tanto con Agirre como con Leizaola, hubo un breve debate. Algunos querían ver un  Agirre, Lehendakari con 32 años en la plenitud de su acción política y no posterior lo mismo Leizaola, escultura de un anciano jubilado. Pero en fin, sobre gustos y colores no han escrito los autores. Lo importante es que estén en la calle como la gran referencia que fueron, y como  es costumbre  en Europa donde se rinde homenaje público a sus personas esclarecidas. En Bilbao no estaría nada mal se le dedicara asimismo una escultura a Leizaola, que tiene calle, por haber sido Lehendakari, crear la Universidad Vasca y lograr que Bilbao no fuera destruida como algunos querían. Personalmente se lo pedí al alcalde Azkuna en su despacho, pero ya enfermo, me contestó «esa estatua que la inaugure el siguiente». Azkuna, alcalde de cultura europea era partidario de reconocer a personalidades públicas su entrega a la sociedad.

Jesús María de  Leizaola nació el 7 de septiembre de 1896 en San Sebastián, y fue una figura  muy  relevante  tanto en época republicana, secretario general de la Diputación gipuzkoana,  como cuando fue diputado  por Gipuzkoa en las Cortes Republicanas representando al PNV, además de un intelectual, investigador y escritor  de reconocido prestigio.

El 7 de octubre de 1936 fue designado Consejero de Justicia y Cultura del primer Gobierno Vasco presidido por Agirre, creando la Universidad Vasca como primer acto de Gobierno.

Entre 1936 y 1946 fue consejero de Justicia y Cultura del Gobierno de Euzkadi que lideraba José Antonio Aguirre y, posteriormente, entre 1946 y 1952, pasó a gestionar la Consejería de Hacienda y Justicia. Entre 1952 accedió al cargo de vicelehendakari y, en 1960, al fallecer Aguirre, asumió la responsabilidad de ser lehendakari jurando su cargo en el cementerio de Donibane Lohizune ante el féretro del primer Lehendakari.

Una vez muerto Franco, se mantuvo en el exilio hasta la aprobación del nuevo Estatuto de Autonomía de Euzkadi, y solo regresó una vez éste entró en vigor, el 15 de diciembre de 1979. Fue recibido en el aeropuerto de Sondika, al regresar en un avión fletado al respecto, y en un estadio San Mamés repleto hasta los topes. Dos días después, cedió en Gernika su representación simbólica al presidente del Consejo General Vasco (precursor del Gobierno Vasco), Carlos Garaikoetxea, disolviendo de facto el Gobierno Vasco en el exilio.

Tras aquello vivió en Donostia con  una  de sus seis hijas recorriendo todos los rincones del país y asistiendo a todos los actos públicos a los que se le invitaba. En 1980 fue elegido parlamentario por Bizkaia en el primer Parlamento Vasco de la historia.

Figura muy querida y solicitada a la que se le denominaba cariñosamente  «lehendakari zarra» falleció el 16 de marzo de 1989 a los 93 años. Fue velado en el salón principal de la Diputación de Gipuzkoa y llevado su féretro al cementerio en cortejo público. Catorce años después de ser esculpida  la estatua de Leizaola  se instala en la calle  como él siempre quiso estar con la gente, y ojalá sea mirando al mar.

En diciembre  de 2019 al cumplirse  cuarenta años del regreso de Leizaola tuvo lugar en la Casa de Juntas de Gernika, organizada por Gogora, un acto  en homenaje a los gobiernos presididos por los Lehendakaris Agirre y Leizaola.

Tras la intervención de Amaia Agirre, nieta del Lehendakari y alcaldesa de Getxo  intervino Xabier Bindel Leizaola, hijo de Estibaliz Leizaola, por encargo de los  familiares del Lehendakari Leizaola  allí presentes  en número de 26. Bindel es un joven ejecutivo de JP Morgan, siendo coordinador de  Banca de Inversiones  en Tecnología en Europa, Oriente Medio y África. Su intervención la reseñé en mi blog pues fue muy interesante (La Intervención del Nieto de Leizaola). Ojalá cuando se coloque la estatua en la Plaza Euzkadi se acuerden de la familia y del Diputado General que encargó dicho trabajo. Si no se acuerdan de Odón Elorza, mucho mejor. Es el gran responsable de que esa estatua haya estado en una sala catorce años. Socialistas sensibles los hay y de mayor categoría.

Buena noticia para Donostia y para el imaginario colectivo de una sociedad democrática.

50 Años de la desaparición de Joseba Rezola

Jueves 16 de diciembre de 2021

Este 17 de diciembre, viernes, se cumplen cincuenta de la desaparición de quien fuera vicepresidente del Gobierno Vasco en el exilio, Joseba Rezola Arratibel, natural de Ordizia y brazo derecho en la guerra del Lehendakari Agirre como Secretario de Defensa. Rezola era una magnífica persona, un buscador de acuerdos, un líder que escuchaba más que hablaba, un cristiano consecuente, un tipo generoso que cedió su puesto en el avión “Negus”, que le iba a sacar de Laredo, lo que le ocasionó su condena a muerte por “auxilio a la rebelión”. Un gigantón de casi 1:90, espaldas anchas, sonrisa franca que quedó hecho una piltrafa, reumatismo deformante, tras las diversas cárceles, las enfermedades adquiridas en ellas como consecuencia  del trato inhumano,  la avitaminosis, falta de higiene, la sarna, los piojos y una sanidad truculenta así como el hacinamiento en celdas minúsculas. Un patriota cuya mayor pérdida fue la de su niña Maiteder con dos meses de edad, estando él en Santoña y Aurora su mujer, refugiada en Cambó. ”Cuando le condenaron a muerte escuchó la sentencia inmutable. Cuando le dijeron que su hija había fallecido, de forma inconsolable. Hace falta vivir eso para entenderlo” contaba un burukide amigo.

El periodista inglés George Steer, corresponsal del Times, lo describió así en “El Árbol de Gernika”: «Su figura alargada, sus ojos azules inflexibles, su voz firme, queda­rán impresas para siempre en mi sentido de la historia. ¡Cuántas veces me senté a su lado en la comida o en la cena del Carlton y charlamos con toda franqueza de cada retirada, de cada reacción por nuestra parte!. Su sereno estudio de Napoleón en la postrera noche de la defensa de Bilbao, la indolente y medio desconcertante risa que brotó de su boca impasible la noche que regresó con su botín italiano. ¿Cómo podía­mos olvidarlas?. Rezola era una roca de bronce. Un hombre indomable que desconocía el miedo. Era el prototipo de la fraternidad, el tesón, la serenidad y el humanitarismo al cual en el subconsciente se parecen todos los vascos».

Conviene pues recordarlo si no queremos que la cadena se rompa. Él lo tenía claro hacia los demás. Llegó a escribir: “No podemos dejarlos en el olvido. Son un ejemplo y un símbolo. Nuestros jóve­nes no tienen que buscar fuera héroes para posters o afiches, los tienen en casa, en su familia tal vez. Tan valientes, tan inconformistas, tan rebeldes, tan sacrificados, tan idealistas, tan disciplinados como para morir en las trincheras de nuestros montes o ante el pelotón de ejecución».

El Lehendakari Ardanza y Xabier Arzalluz colocaron en la casa donde nació en Ordizia una placa en su recuerdo.

A la muerte de Xabier de Landaburu, fue designado  para representar al Partido Nacionalista Vasco en el Gobierno de Euzkadi, en calidad de Vicepresidente del mismo. Su eficacia con Leizaola presionando  para que el juicio de Burgos fuera a puerta abierta salvó la vida de los encausados.

Tuve el honor de trabajar con él tres años, él en Donibane y yo en Caracas. El usaba el alias de Imaz y yo el de  Ignacio Romero. Tengo la vivencia  de una noche invernal  en su cuarto de estar lleno de papeles y el recuerdo de sus ojos azules brillantes como brasas en un cuerpo golpeado por la enfermedad que superaba con su vitalidad, la claridad de sus ideas y su liderazgo positivo. Todo un tipo que deja huella.

Fue el alma de la Txalupa (Radio Euzkadi clandestina) que transmitía desde Venezuela. Sus cartas informativas tenían de todo. Partes de escucha, anuncios de actos, juicios sobre hechos, muchas noticias de todo tipo y darnos mucho ánimo en nuestro trabajo. En 1971 iba a estar con él en su casita de la Rue Sopite en Donibane, después de la Nochebuena, pero falleció el 17. El mundo se nos cayó encima. El motor de la Txalupa, de la Cuarta Rueda de la Resistencia como nos llamaba había entrado en el silencio. Fue muy duro recomponerlo todo sin su autoridad  y sobre todo sin nadie que tuviera tanta fe en la comunicación. A los días fui a su entierro. Los gudaris emocionados  portaban el féretro de su jefe. En el cementerio, el Lehendakari Leizaola dirigió unas sentidas palabras y leyó una poesía que había escrito. Terminado el acto se la pedí. La editamos en el Gudari que hicimos con este título: ”El héroe Humilde. Gudari de Gudaris”. Aquella poesía  que  guardé como oro en paño se la entregué  a la presidenta de la Fundación Mireia Zarate en la conferencia que tuvimos sobre Rezola, conferencia que repetiré este viernes en Ordizia en el salón de actos de Barrena y el domingo 26 en el cementerio de Ordizia tendrá lugar una ofrenda floral. Este miércoles se ha inaugurado en el vestíbulo del Palacio Barrena una exposición fotográfica, muestra que permanecerá abierta hasta el día 23.

Itarko lo definió muy bien. ”Fue un gran resistente, uno de los más responsables, sin gestos, sin dramatizar, suavemente, tranquilamente, entusiastamente”. Lo dicho. Una roca de bronce. Un jelkide.

Recuerdo en Amurrio a Galindez, 65 años de su secuestro en Nueva York

Miércoles 15 de diciembre de 2021

Estuve ayer en Amurrio en la Casa Parroquial, junto a la Iglesia dando una charla. Había estado  la última vez cuando se celebró el ochenta aniversario del cura Lezama, el gran emprendedor eclesiástico de obras sociales, periodista, hostelero, secretario de Tarancón y con parroquia en Madrid. Gran promotor de restaurantes por el mundo. Entró a la Iglesia con un globo en la mano. Luego fuimos a su caserío Iruaritz cerca de la ermita de San Prudencio. Escribió un libro, ”El capitán del Arriluze” sobre la peripecia de su abuelo, del PNV, que terminó encallando su barco para proteger a sus marinos. Un libro que seguramente se convertirá en película. Ojalá.

En esta ocasión la Organización Municipal del EAJ-PNV me invitó a dar una charla. Tiene la Casa Parroquial una sala para conferencias, muy bien arreglada, donde hablé de diez historias siendo la última mi experiencia con la figura de Jesús de Galindez. Mi aita le conoció en Ciudad Trujillo (Santo Domingo) cuando llegó en diciembre de 1939. Allí estaba Galindez que había llegado el mes anterior y era el secretario de la delegación del Gobierno Vasco siendo Eusebio Irujo el delegado. Les dijo a aquellos jóvenes jelkides que se fueran cuanto antes de aquella satrapía. Cuando mataron a Galindez  en 1956 mi aita hizo gestiones con el presidente Bosch para que en Santo Domingo le dedicaran una plaza o una calle. La tiene hoy. Su muerte fue un escándalo mundial y marcó el principio del fin de la dictadura de Trujillo.

He promovido cuatro publicaciones sobre Galindez y es normal que el recuerdo se vaya difuminando. Pero les dije a los que tienen una personalidad tan singular, tan volcada en la difusión de lo vasco, tan defensor del valle de Aiala, del derecho vasco, de su defensa en la ONU de las sanciones al régimen de Franco, de su trabajo con Gurrutxaga, Jon Bilbao, Abrisketa, López Mendizabal para hacer una historia vasca en empeño del Lehendakari Agirre que se debería hacer un esfuerzo para que su legado no vaya quedando en el olvido. Decía Saramago que se comienza por el olvido y se acaba en la indiferencia.

Galindez amaba Amurrio con toda su alma. Dejó escrito lo siguiente como su testamento:

“Me declaro cristiano y vasco. Como tal quiero ser enterrado en la fe y en la tierra de mis antepasados cuando esto sea posible. Y ruego a quien se haga cargo de mi cuerpo  y bienes que mis restos sean llevados un día a Amurrio, en la provincia de Alava, Euzkadi, para ser enterrados allí. Quisiera que fuese  en la finca que mi padre  tiene cerca de Zaraobe, en la parte alta donde se divisan las montañas  de mi Patria”.

Desgraciadamente no pudo ser. Lo secuestraron en Nueva York y Trujillo lo asesinó en Santo Domingo aunque el 13 de marzo de 1986, treinta años después de su desaparición, se inauguró  una estela funeraria  en el alto de Larrabeobe siendo Diputado general Juan Maria Ollora. Estuvieron el Consejero de presidencia del gobierno Ardanza, Juan Ramón Gevara y el presidente del EBB, Xabier Arzalluz. Rodeados de los estandartes de las siete cuadrillas alavesas y centrando la estela funeraria en un círculo de piedra noble, dos lápidas en euskera y castellano  proclaman las palabras de Jesús de Galindez donde quiso ser enterrado. ”Y algún día me tenderé a dormir junto al árbol que escogí en lo alto de la colina, en el valle solitario de mi pueblo, a solas con mi tierra  y con mi lluvia. Estas me comprenderán al fin”.

Xabier Arzalluz destacó que “a mi me admira que sean pocos los que se acuerden hoy de Jesús de Galindez . Y no es que fuera del PNV, que lo fue,  ya que luchó mucho más allá de lo que es la lucha por Euzkadi, siguiendo el mandato de que todas las libertades son solidarias. No se dan demasiados ejemplos en este mundo de gentes que arriesguen su vida y la pierden de una forma cruel por defender la libertad y la justicia”.

Con Xabier Arzalluz estuve en la casa del cónsul estadounidense, cuando los Estados Unidos tenían consulado en Bilbao. Vino Richard Gardner en visita oficial y quiso hablar con nosotros. Quería contarnos el entonces embajador en Madrid que él era un joven abogado en Nueva York y el Lehendakari Agirre, tras la desaparición de Galindez, y como no había testado al morir, sus propiedades habían pasado automáticamente a la ciudad de Nueva York y Agirre le encargó que intercediera ante la autoridad de la gran ciudad   haciéndole ver que los archivos pertenecían al Gobierno Vasco pero al no tener éste personalidad jurídica reconocida, nada pudo hacer. Es una asignatura pendiente que el actual Gobierno Vasco creo debería gestionar.

En su día le solicité al alcalde José Ángel Cuerda que donara a la ciudad de Bahía Blanca, un mosaico con el nombre de Paseo Jesús de Galindez, un magnífico paseo costanero, que en tiempos de la dictadura de Videla quisieron quitar pero la firmeza de los vascos de Bahía Blanca liderados por el comandante de gudaris Francisco Gorritxo, impidió lo quitaran. Y ahí sigue. Cuerda lo inauguró personalmente.

En aquellos tiempos había más sensibilidad para estas cosas en las instituciones que ahora. Se hacen muchas jornadas de todo tipo pero escasas  sobre hechos que marcan la historia de un pueblo. Y la figura de Galindez debería estar más presente en el martilorogio vasco de lo que está.

Han pasado 65 años de su desaparición y conviene recordar estas cosas y transmitirlas a las nuevas generaciones  porque la figura de Galindez, una figura descomunal, debería estar presente, todos los años el 12 de marzo, con un acto, el que sea, para que su sacrificio no se borre de nuestro imaginario colectivo. Repito  la frase de Saramago: ”Se comienza por el olvido y se acaba en la indiferencia”.

Finalizó la charla con un coloquio muy interesante y participativo que duró tanto o más que la charla misma. Estuvo en ella, además del Alcalde Txerra Molinuevo y Teniente Alcaldesa de Amurrio Estibaliz Sasiain, Covadonga Solaguren exparlamentaria de Araba, Carlos Astarloa que había venido desde Llodio con su mujer y al que aprecio desde siempre.