Miércoles 9 de marzo de 2022
Ya ven. Su Majestad el Campechano nos dice desde su lujoso exilio y desde un país sin derechos humanos que igual nos visita en cualquier momento y que vivirá en un palacete privado. También y como única justificación de su lamentable actuación, se da un golpecito en el pecho y escribe que “es consciente de la trascendencia para la opinión pública de los acontecimientos pasados de mi vida privada y que lamenta sinceramente”. Eso es todo. Lo lamenta sinceramente. Lamentará que se conozca pero no me creo ni en su sinceridad ni en sus lamentos.
Curiosamente esa carta salió a la luz pública en plena guerra en Ucrania y en el Día Internacional de la Mujer que algo deberían decir pues en Londres un juez estudia si le tiene que juzgar por acoso. Todo muy ejemplar.
Hay que decir que el sobreseimiento fiscal no le absuelve de nada sino apunta sus delitos de blanqueamientos, impago a hacienda, cohecho y demás delitillos que no se pueden investigar porque han prescritos y porque el supuesto delincuente era “inviolable”. Y para lograr esto ha tenido como abogado defensor a Javier Sánchez Junco, ex fiscal anticorrupción durante veinte años que ahora nos dice que no hay ilícito alguno. Ni por el regalo a Corinna, ni por el AVE de la Meca, ni por las donaciones del empresario mexicano, ni por tener dinero oculto en un trust financiero en el paraíso fiscal de las Islas del Canal. Tampoco Arabia, sus primos árabes, han dejado investigar nada en su país y el fiscal de Ginebra no ha podido acreditar nada. Y para colmo han dado por buenas las regularizaciones fiscales que seguramente las hizo porque desde Hacienda le dijeron que las hiciera a una entidad que te dice que “hacienda somos todos”. Todo digno de ser investigado y juzgado, pero no se hará. No en vano fue Franco quien le dejó en su silla.
Los medios de comunicación siguen tapando a este gran corrupto y a este señor tan poco ejemplar y no han puesto en valor el final del informe donde destaca las numerosas irregularidades cometidas y que no va a responder penalmente a pesar de ser evidente el blanqueo de capitales y el cohecho además del cobro ilegal de comisiones.
Para colmo este señor nos recuerda que “siente un legítimo orgullo por su contribución a la convivencia democrática y a las libertades en España”.
Es decir que le debemos la democracia, lo que nos recuerda el Grupo Vocento, La Razón, Trece Televisión, Jiménez Los Santos y fundamentalmente el PP y el PSOE. Una vergüenza que no se recuerde que el amanecer hubiera llegado aunque los gallos no hubieran cantado, que le blindaron en una constitución hecha a su medida, que no se sometió a referéndum el modelo de representación de la jefatura del estado, el propio 23F y tantas chapuzas, presuntas corruptelas y traición a su encargo que habla de “arbitrar y moderar”. Curiosa ironía porque a quien el PSOE, PP, y grandes medios deberían haberle moderado es a él.
Escribí hace quince años, no ahora, un libro. ”Una monarquía protegida por la censura”. Posteriormente otro, ”Ni útil, ni ejemplar”. Me cayeron encima y me dijeron de todo. Ahora no me dicen de todo, ahora callan pero siguen protegiendo esta gran sinvergüencería que en palabras de la portavoz del gobierno Sánchez queda liquidado con dos frases: ”No nos corresponde, Somos respetuosos”.
La España de la Villa y Corte está bien personalizada y reflejada en la figura de Juan Carlos de Borbón, en su conducta y ahora en su voluntad de tapar y pasar página.
Da mucho asco.


