La Biblia del Manchester

Domingo 6 de marzo de 2022

En la Cumbre de Evian se entrevistaron los presidentes Bush y Chirac. La televisión emitió el diálogo entre ellos: ”podemos tener desencuentros pero eso no justifica que tengamos que ser desagradables  el uno con el otro”, le dijo el estadounidense al francés. Buen comentario, propio de una sociedad educada. Lo ocurrido en el PP con García Egea ilustra una forma interna de actuar prepotente y desagradable. Convertir los partidos en cuarteles con sargentos chusqueros al frente, maltratando a la gente y faltándoles al respeto con sus argumentos de falsa autoridad, termina pagándose. Me escribía un ex senador del PP de Segovia lo siguiente: ”en el acto de presentación  a los candidatos de las alcaldías importantes de Castilla León, celebrado en Palencia, cuando ya estaban los candidatos ocupando el lugar destinado, se acerca un mandado de Pablo Casado y dirigiéndose  al candidato a la alcaldía de Segovia, le pide que se levante ya que el candidato iba a ser otro que casualmente era amigo de Pablo Casado. Aquello fue una arbitrariedad humillante. No me extraña que todo esto ha dado con los huesos de García Egea y Casado fuera de Génova. La gente tiene un límite”.

El pasado  miércoles 23 de febrero Andoni Ortuzar, presidente del Euzkadi Buru Batzar, se sometió a la ronda de preguntas que el presidente del Forum Europa le hizo sobre todos los temas de actualidad. Presentador y conferenciante, cada uno en un atril, hicieron su trabajo sin acritud. José Luis Rodríguez, al que coloquialmente se le conoce como el Puma, en recuerdo del cantante venezolano, le hacía sus preguntas en nombre del Forum  y  las de los periodistas allí presentes. El  formato  es ágil  y si tienes el kilometraje rocoso de Ortuzar, su retranca, habilidad y dejaditas al txoko, lo bordas. Lo hizo. No tuvo inconveniente en decirle a los empresarios lo que opinaba de su criticable postura sobre la reforma laboral, ni poner a Vox en su sitio y reclamar una acción más contundente para que no gobierne ni  tan siquiera un puesto de pipas. Habló de un Casado que había firmado al amanecer su sentencia de muerte política (quizás temporal), sobre la necesidad de un PP democrático, no salió con paños calientes sobre las posibles candidatas a futuras elecciones ni sobre, los complejos y las asignaturas pendientes que tiene la IA o la diferencia entre Vox que se sale del mapa democrático y Sortu que a trancas y barrancas trata de acercarse a él tras años diciendo lo contrario y criticando a los demás de venderse por un plato de lentejas. Contestó sobre las declaraciones subidas de decibelios de Eneko Andueza, la dificultad de negociar con un PSOE al que pagas al contado y cobras a 90 o a 1000 días o nunca, y, en tiempos de laicismo  agudo se declaró creyente y un católico que quiere se esclarezcan los abusos producidos por algunas personas de la Iglesia. Lo hizo con ironía, humor y datos, lo que logró que el desayuno, incluso supiera a poco. Le ha cogido el punto al pil pil y le salen  buenas cazuelas.

No quiero con esta introducción parecer uno de esos pelotilleros, tipo  Iturgaiz  o de los  impresentables  que  le rodeaban a Casado con un incensario a tope y  que ni  esperaron  estar en la mitad del río para cambiar de caballo. Dicen que el peor gas para un político es el incienso y Casado pereció precisamente por eso. Un líder de verdad no puede tolerar a su lado pelotas que le distorsionan la realidad ni un tipo como García Egea tratando a la gente como si estuvieran en una guardería. En todos los partidos los hay pero eso no es admisible en un sistema democrático y de valores.

Andoni Ortuzar  reconoció en el desayuno el trauma que había supuesto en el PNV la división de 1986 argumentando que aquello  de alguna manera lastraba el debate interno y que había que superarlo. Han pasado de aquel duro enfrentamiento  36 años y creo llegada la hora de repensar otro tipo de relación entre un partido que fue muy asambleario, y sigue siéndolo, a un partido de cuadros que es lo que las circunstancias, la pandemia y los éxitos de una fórmula más ejecutiva han hecho en una sociedad tan cambiante, y ahí está la guerra en Ucrania.

Por eso el domingo pasado  la manifestación en favor de Ucrania terminó en la Plaza Elíptica de Bilbao mal llamada Moyúa el nombre de un alcalde impuesto por la dictadura primoriverista. Dictadura, sin prensa, partidos, ni debate. Siete años de dictadura. Algo así como si en Kiev le cambian ahora  el nombre de la Plaza Maidam a  un ucraniano pro ruso. Impensable ¿Por qué aquí?. ¿No se debería cumplir la ley de Memoria Histórica?, mucho más al haber sido un acuerdo dictado por el alcalde Areilza  en 1937 cuando entró en Bilbao y dijo aquello que había sido conquistado por las armas y una victoria militar. El alcalde Ortuondo cambió Plaza España por Circular y Gorordo la Avda del Ejército por Lehendakari Agirre. No pudo en ese momento con Moyúa al carecer de mayoría y tener enfrente una campaña del Correo español de las suyas, pero creo ha llegado el momento de cumplir la ley de Memoria Histórica como se hizo con el escudo del edificio de Hacienda en la plaza Elíptica.

El caso es que la concentración del domingo fue allí. Estuve con un grupo. Me comentaba una Sra. tras la manifestación en favor de Ucrania, sus penas y desengaños. La Sra es una persona culta, activa y positiva que acaba de  editar un libro sobre el alcalde Ibarretxe, arquitecto y gran gestor de principios del siglo XX. La Sra forma parte del Consejo de Distrito de Abando y nos comentó a los presentes que estaban escribiendo una carta muy dolida al concejal del distrito pues les viene todo  decidido  y no saben que pintan en un órgano hecho para escuchar y compartir. Ordeno y mando. Contrasta con la campaña “Entzunez eraiki”, el proceso de escucha activa puesto en marcha por el EBB y que grita contra esta impura realidad. Y es que para que esta campaña tenga éxito, ojalá, no solo hay que escuchar fuera, por supuesto, pero mucho antes hacerlo dentro. Hoy en día no es admisible respuestas prepotentes y mucho menos irrespetuosas. No podemos mantener un discurso bipolar hablando de transparencia y cercanía y actuar desde la soberbia y el hecho consumado, dejando clara la distancia entre lo que se dice y lo que se hace. Hay que decirles a los futuros electos. Paciencia y empatía o no te dediques a la política.

Por eso traigo aquí algo que debería ponerse en todos los lugares donde haya gentes vocacionales al servicio de la sociedad y trabajando con dinero público, dato importante que hay que recordar todos los días ya  que no es de ellos. Y es que son  muchas las leyendas que rodean los vestuarios de los equipos de fútbol, aunque una de las más extendidas es la que hace referencia a un cartel que cuelga de las paredes del recinto del Manchester United. Comienza con «las seis palabras más importantes (admito que he cometido un error)» y van decreciendo hasta «la menos importante: yo». 

Son estas:

«Las seis palabras más importantes: Admito que he cometido un error». La humildad es una cualidad que revela muchas otras virtudes. Cuando un profesional es capaz de admitir sus equivocaciones, no sólo se hace responsable de las consecuencias si­no que tiene en sus manos la opción de plantear soluciones o, al menos, evitar fallos futuros. En el campo de juego también es un valor imprescindible y su ausencia supone culpar al resto del equipo de algo en lo que no tuvo que ver.

«Las cinco palabras más importantes: Has hecho un buen trabajo». Un buen líder detecta los puntos débiles en el trabajo de los demás pero, de igual modo, es consciente de los aciertos. Pero, además, es necesario que transmita a sus subordinados esa satisfacción. Un entrenador vasco apuntaba en un encuentro el pasado mes de diciembre que el equipo, por su parte, «también me tiene que motivar a mí».

«Las cuatro palabras más importantes: Cuál es tu opinión». Consultar a todos los miembros de un grupo tiene como consecuencia directa una mayor implicación de cada uno de ellos.

«Las tres palabras más importantes: Si te parece…». Diplomacia, saber estar, paciencia. Tanto entrenador como directivo deben dominar las habilidades comunicativas y ponerlas en práctica cuando se pide un esfuerzo extra o se reprende algún comportamiento. De este modo, la persuasión será más efectiva.

«Las dos palabras más importantes: Muchas gracias». Este aspecto guarda también relación directa con la humildad. Saber agradecer el trabajo de los demás no es tarea fácil, pero sus resul­tados siempre repercuten positi­vamente en la consecución de objetivos.

«La única palabra más impor­tante: Nosotros». El equipo, cen­tro del trabajo, es también el nú­cleo a la hora de liderar. El secreto reside en no considerarlo como un ente ajeno que ejecuta órde­nes sino sentirse parte de él.

«La palabra menos importan­te: Yo». Ésta es la palabra me­nos importante en el discurso y estrategia de un equipo, incluido su líder. No quiere decir, sin em­bargo, que desaparezcan los va­lores individuales sino que és­tos deben perseguir siempre el beneficio grupal.

Ahí quedan. Si todas las instituciones, todos los equipos deportivos y todos los partidos las tuvieran presentes, otro gallo nos cantaría.

¿Se está gestando un golpe de mano contra Putin?

Sábado 5 de marzo de 2022

En su primer mandato como Presidente, Putin logró la defenestración de la primitiva clase dominante proveniente de la época de Yeltsin (oligarcas), corrupta camarilla mafiosa equivalente a un miniestado dentro del Estado Ruso (el 36% de las grandes fortunas concentrarían en sus manos el equivalente al 25% del PIB, procediendo a su sustitución por sujetos de probada lealtad a su persona, sin veleidades políticas y con el único afán de lucro rápido.

Putin habría conseguido la desaparición de la oposición propia de los países democráticas y la instauración del oficialismo: doctrina política que conjuga las ideas expansionistas del nacionalismo ruso, las bendiciones de la todopoderosa Iglesia Ortodoxa, los impagables servicios del FSB (sucesor del KGB), la exuberante liquidez monetaria conseguida por las empresas energéticas (GAZPROM) y parte del ideario Jruschoviano simbolizado en un poder Presidencialista con claros tintes autocráticos, gobierno sustentado en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas mediante el férreo control de los medios de comunicación), la represión de las minorías refractarias, el culto a la personalidad y el dogmatismo ideológico.

¿Se está gestando un golpe de mano contra Putin?

La invasión por Putin de Ucrania ha escenificado el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU basado en el principio de «acción-reacción», produciéndose por parte de EEUU la implementación de la estrategia kentiana en el plano económico. Dicha estrategia bebería de las fuentes de la teoría expuesta por Sherman Kent en su libro «Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana» y publicado en 1949 donde anticipaba que «la guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: […] armas […] políticas y económicas«. Más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica «consisten en la zanahoria y el garrote»: «el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro». Dicha doctrina se plasmaría en la reciente implementación de sanciones contra Rusia que persiguen lograr su inanición financiera y una asfixia económica que desemboque en un default o suspensión de pagos aunado con una inflación estratosférica que provoque una carestía de la vida inasumible por la sociedad rusa y que desemboque posteriormente en una Revolución de Colores contra Putin.

Asimismo, con Joe Biden podríamos asistir al retorno de las tesis geopolítica de George Kennan, diplomático y consejero de EEUU en la década de los 40 e ideólogo de la denominada política de contención de la URSS, quién afirmó que «decir que el derrocamiento de los regímenes hostiles a EEUU es el objetivo principal de los servicios de inteligencia de EEUU, es un secreto a voces«, doctrina que podría tener su plasmación en el complot que se estaría gestando contra Putin. Así, el hundimiento del rublo y la previsible ruina económica a la que se verá abocada Rusia tras la imposición de las sanciones occidentales, podría llevar a los oligarcas a dar por amortizado a Putin y en consecuencia, gestar una trama endógena con el objetivo confeso de debilitar el otrora poder omnímodo de Putin en el Partido y en la Administración y posteriormente lograr su defenestración política mediante un golpe de mano incruento.

Dicha trama sería atribuible al exiliado ex-empresario petrolero Jodorkovski (Rusia Abierta) y contaría con la colaboración desde el interior del multimillonario y amigo personal de Putin, Arcady Rotenberg así como del Presidente de Gazprom Alexéi Miller y del Presidente de la petrolera Rosneft, Igor Sechin quienes moverán a sus peones estratégicamente situados en puestos claves de la Administración, Mass Media, FSB y Ejército para tras una intensa campaña mediática contra Putin, lograr que el Tribunal Supremo ruso lo acuse formalmente de los mismos cargos con los que decapitó a la camarilla oligarca: abuso de poder, corrupción y delitos fiscales, culto a la personalidad y errores políticos, reviviendo el golpe de mano contra Jruschov y su sustitución por Leoniv Brézhnev (1.964).

GERMÁN GORRAIZ Analista

Mertxe Aizpurua y Belarra deberían aprender de Yolanda Díaz y de Garzón.

Viernes 4 de marzo de 2022

El dibujo es del genial El Roto. Si ayer pedíamos que desde un  helicóptero echasen cerebros con neuronas a los de Kakitzat hoy este dibujo nos ilustra la célula de reflexión que en el cerebro seguramente tienen Montero, Mertxe Aizpurua, Pernando Barrena e Ione Belarra. Es decir, una pequeña nuez. Casi nada. Ni neuronas para pensar, ni neuronas para sentir, ni neuronas para analizar y sacar conclusiones, ni neuronas para darse cuenta que lo que dicen de utilizar las vías diplomáticas lo decimos todos y lo tratan de hacer todos pero omiten que su adorado Putin no quiere y ante eso, ¿qué haces?. Por eso hablo de nula capacidad de reflexión o un cerebro tan ideologizado que les impide sentir y analizar y hacer las cosas con sindéresis, conviene señalarles por su mala entraña.

Yolanda Díaz les ha dado una lección de buena política. Mujer de izquierdas les ha dicho a sus compañeras que la política exterior la marca el presidente y que Putin es el que ataca, no la OTAN. Ser de izquierda no obliga a ser dogmático y sobre todo tonto. O más bien supertonto. Los aludidos, por lo que votaron y argumentaron en el Parlamento, lo son y mucho. Y creen que los demás somos unos peligrosos atlantistas, demostrando al personal que no deberían vivir en una sociedad democrática con valores sino bajo dictaduras personales que al parecer eso es lo que les gusta y si no, que lo digan. Ya está bien de pertenecer a un club y no aceptar sus reglas de juego  y encima pedir que les respetemos lo que ellos no respetan. Lo que vulgarmente  decimos de estar al pan y a las tajadas. Es muy decepcionante que personas que han apoyado a ETA y personas que reclaman siempre derechos a todas horas no tengan el mínimo estremecimiento ante la destrucción y el imperialismo de un tipo abyecto como Putin.

Mejor que yo lo ha denunciado  una persona de izquierda como Elisa Beni que no se ha callado ante tanta farsa y ha escrito un lúcido artículo titulado.

“Esa Izquierda que va desnuda.

De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso 

Hoy es una obligación señalar a esa izquierda que va ignominiosamente desnuda en un contexto grave en el que nos jugamos el futuro de nuestros derechos y libertades. 

Van desnudos. 

Para cubrirse deberían, en primer lugar, analizar los acontecimientos que oscurecen a Europa desde la perspectiva del derecho internacional. Ese que nos dimos para no volver a repetir los desastres. Porque hay guerras justas y guerras injustas. Decir no a la guerra injusta es sublime, decir no a la guerra justa es no solo cobarde sino peligroso. Hay un estado que ha violado las normas y sabemos que se llama Rusia. No hay ni puede haber duda en el diagnóstico. La virtud reside en el punto medio solo entre dos extremos igualmente viciosos. No es el caso. Cuando hay un extremo vicioso y otro victimizado, solo cabe ponerse del lado del injustamente agredido. No hay otra postura ética, sobre todo para la izquierda, ni práctica, sobre todo para un defensor de los derechos humanos. Después hay que analizar el contexto, con seriedad, y eso incluye no solo la geopolítica sino también la Historia. La reescritura de la historia es muy responsable de estas horas de dolor, porque en ella abreva Putin. La memoria histórica no solo sirve para reparar una injusticia cercana o para darle con ella en la cabeza al adversario o para ponerse medallas. La memoria de la historia debe servir para no repetirla. Pero hay que saber a qué parte de la historia hay que remitirse y no liarla deliberadamente, como hace el agresor. 

Hay que entender el fondo del conflicto, que no se restringe a una mera invasión territorial ni a cuestiones de seguridad nacional ni siquiera a la libertad o independencia de un estado. El fondo del conflicto es el ataque de un régimen autoritario a las democracias liberales. Es todo nuestro sistema de vida el que está amenazado. Lean el reciente manifiesto sino-ruso, es otro orden mundial el que quieren alumbrar. Por eso, algunas posturas solo pueden responder a dos cosas: o son una falta de comprensión de lo que nos jugamos o, por contra, son la constatación de que la defensa de la democracia liberal no entra en sus planes porque no es la forma de gobierno que ellos prefieren. Deberían aclararlo. Al menos así entenderíamos este desvarío. 

Es tan absurdo, o tan sibilino, el planteamiento que Yolanda Díaz y Alberto Garzón se han desmarcado de él. Una, apoyando las medidas de auxilio con armas a un pueblo que ha decidido plantar cara al invasor y defender el camino de democracia, perfectible, que han emprendido; otro, dejando claro que no hay otro culpable ni otro agresor que Putin. Los Verdes, en Alemania, apoyando desde el gobierno no solo ese envío de armas sino el incremento sustancial del presupuesto de defensa de su país. La Europa de la defensa común se está construyendo ante nuestros ojos. 

A Iglesias le han dicho sus amigos militares que los ucranianos no pueden ganar a Rusia y que, por eso, no hay que armarles porque es mandarles a la muerte. Siento decirle a esos amigos, que la determinación de los ucranianos, junto con las medidas adoptadas por el resto del mundo, ya han hecho de Putin el perdedor. La guerra de esta izquierda parece dilucidarse en el tablero del Risk, a tanto alzado, por correlación de fuerzas, y así le dicen a Iglesias que los ucranianos no pueden ganar y si no puedes ganar ¿para qué luchar? Tampoco podían hacerlo sobre el papel unos españolitos a Napoleón. Cosas que pasan. No, la idea que le dan a Pablo Iglesias es aún mejor. Le dicen sus amigos que la única posibilidad con posibilidades de éxito es mandar una misión internacional bajo mando OTAN, es decir, decidir si vamos a la guerra con Rusia. Sus amigos le han explicado que eso sí es efectivo, pero que supone darle al interruptor de la conflagración mundial. Así que como los ucranianos no pueden ganar y no podemos enfrentarnos a Rusia, ya que sería una guerra total, pues que hay que  quedarse en las declaraciones, apostar por una nebulosa vía diplomática y no hacer nada.  ¡Vaya, nadie ha pensado en eso! Hablen con Macron. La ministra Belarra ha salido a decirnos lo mismo, pero ninguno de los dos ha dicho nada en realidad. Menos mal que gobiernan pero poquito. ¿Qué vía diplomática? ¿Instrumentada cómo? ¿En qué condiciones y por qué organismos? ¿Con qué presión a Putin para que acepte ese diálogo? ¿Con qué propuestas concretas? Si van a hablar en los próximos días va a ser porque los ucranianos van mejor de lo que los rusos esperaban. De eso nada dicen. Van desnudos. 

Ni siquiera Melenchon, líder de la Francia Insumisa, aunque está en su línea, va tan en pelotas. En su intervención ante la Asamblea, comenzó afirmando que “Putin tiene la única responsabilidad” y que la disyuntiva actual es “o la diplomacia o la guerra total” y también se achanta afirmando que “las medidas que tomemos no se pueden volver contra nosotros”, lo que no es sino una falta de redaños para defender lo nuestro. Al menos concreta y plantea su posición. Melenchon pide aceptar negociar “el fondo de la cuestión” -la seguridad rusa, su espacio vital- y quiere hacerlo en una sesión extraordinaria de la OSCE en la que se proclame la neutralidad de Ucrania para trabajar después en la desnuclearización total del mundo. No es que yo no vea agujeros enormes a la propuesta del insumiso francés, la primordial que ese no es realmente el fondo de la cuestión, pero, al menos, plantea algo. Ni Belarra ni Iglesias ni Echenique ponen sobre la mesa nada concreto. Lo que dicen es tanto como no decir nada y así nada puede rebatírseles. No son los únicos. 

Iglesias “quiere ser muy claro” y “contarnos la verdad”. Él sabe que esto de mandar armas es cosa de “la presión mediática” y el “humor social”. ¡Qué trauma tiene con la aguja hipodérmica! ¡Qué desnudo va! Tanto como para tener el cuajo de comparar a los medios de comunicación que se le han atragantado con los medios de propaganda rusos. Solo a los que no le dan bola, no con los que él colabora, aunque son iguales, entiéndanme, igual de empresas e igual de parte de un ecosistema informativo democrático. Eso o es reflejo psicoanalítico o es desconocimiento o es una forma de mostrarnos qué tipo de medios le gustan: los de pura propaganda. Es de primero de una carrera que seguro desprecia saber diferenciar las armas de propaganda de las agencias de un estado autoritario de la línea editorial de los medios de un estado democrático. No, no es un ningún atentado a la libertad de información bloquear RT y Sputnik porque para eso tendrían que hacer información y no propaganda de guerra. Son armas. Las democracias de la Unión Europea deben ser militantes y defender sus valores porque, como verán, a esta izquierda desnuda no le gusta mandar armas pero tampoco bloquear las octavillas con propaganda que tiran los aviones enemigos -les veo recogiendo las que pergeñaba Goebbels para proteger su libertad de expresión en las líneas enemigas- ni bloquear los sistemas bancarios. Pierdes toda la credibilidad cuando te niegas a todas las defensas posibles y encima te declaras abanderado de la paz. ¿Qué paz, la del que deja que le arrebaten los derechos y libertades por los que han muerto y peleado millones de europeos durante siglos? Por la libertad y por los derechos humanos se sacrifica todo, se da la vida si es preciso. Quien no esté dispuesto a ello, no cree en tales valores. 

No hay que armar a los pueblos que defienden la libertad por si eso nos perjudica, nos predican. Eso exactamente fue lo que hicieron Inglaterra y Francia cuando dejaron sola e inerme a la II República ante un agresor auxiliado por Alemania e Italia. Eso decidieron, cerrar los oídos a los llamamientos angustiados que Negrín les hizo en la Sociedad de Naciones en septiembre de 1937: “España sube a la tribuna (…) a denunciar en Europa un estado de guerra. Los campos ensangrentados de España son ya, de hecho, los campos de batalla de la guerra mundial”. Los dejaron solos, por intentar evadirse de una guerra, que se les vino encima igual porque no era una guerra por España sino contra el fascismo, que Hitler ya había decidido provocar. 

Conviene no posicionarse igual. Esa izquierda no se da cuenta de que el apaciguamiento -que ellos disfrazan tomando en vano el nombre de diplomacia- no sirvió. 

Nadie en Europa ni siquiera la mayoría del pueblo ruso quiere una guerra. Nadie en España quiere una guerra. Todos queremos evitarla. La cuestión es cómo y a costa de qué y eso es a lo que la izquierda que va desnuda no responde.”