Viernes 2 de julio de 2021
Un partido puede cambiar de principios y hasta de ideología de acuerdo a los tiempos. Lo que no se puede hacer es mentir. Me refiero al hecho claro de cómo en el pasado el PSOE apoyó el ejercicio del derecho de autodeterminación.
Métanse en sus asambleas históricas y verán la consagración de este derecho. Sin ir más lejos, en 1974, en Suresnes, cuando fue elegido Felipe González con Mitterrand, Alfonso Guerra y Nicolás Redondo aplaudiendo.
Así quedó consagrado:
“Ante la configuración del Estado español, integrado por diversas nacionalidades y regiones marcadamente diferenciadas, el PSOE manifiesta que:
La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de pueblos que integran España”.
Verde y con asas. También se pronunciaban por “la constitución de una República federal de las nacionalidades que integran el estado español”. Lo mismo ocurrió en Catalunya con el PSC. Y lo mismo en Euzkadi. Tengo guardados varios artículos de José Antonio Maturana al respecto.
Y en relación con el argumento de que en ninguna Constitución se reconoce este derecho solo recordar que Alemania se reunificó, esta vez para unirse, entre la RDA y la República federal ejercitando el derecho de autodeterminación y Checoslovaquia se separó en Chequia y Eslovaquia en función del mismo concepto. Sin olvidarnos de las Repúblicas Bálticas y en el pasado de Noruega y Suecia.
Si hay voluntad política, las cosas se hacen. Si las unidades son sacrosantas e inmutables y consagradas a martillo como “patria común e indivisible de todos los españoles” las cosas no se van a arreglar nunca.
Pero que no nos metan solemnemente la idea de que el derecho de autodeterminación no estuvo nunca en el ideario del PSOE. No es verdad.
La fotografía recupera la manifestación del Aberri Eguna de 1978 por Bilbao con Ramón Rubial, Nicolás Redondo, José María Benegas y Juan Iglesias del PSE llevando la pancarta tan felices. Se acercaron al poder y todos esos principios pasaron a mejor vida. Pero la historia es ésta. Y no la que nos cuentan.



