GUDARI, TROMPETISTA, AGENTE SECRETO…. Y TORTURADO POR EL RÉGIMEN FRANQUISTA

Miércoles 19 de febrero de 2025

En el Centro Vasco de Caracas, en su salón principal, había una fotografía de Txomin Letamendi. Pregunté por él. Era el marido de Karmele Urresti, prima de mi suegro Joseba Solabarrieta Urresti. Y me contaron su abnegada y su trágica muerte. Sus hijos Ikerne, Txomin y Patxi eran asiduos al Centro Vasco, así como Karmele, una ondarresa de carácter.

Por eso, al ver este trabajo de la Fundación Sabino Arana en Diario de  Noticias de Navarra, lo reproduzco para dar aire a una vida que merece ser tenida en cuenta como referencia. Y es el guión de una película. Lástima no se haya hecho.

“Un juzgado de Donostia admite a trámite la querella criminal que pide investigar el caso del gudari del PNV Txomin Letamendi al que el régimen franquista mató bajo torturas en 1950. Txomin Letamendi Murua es una de esas personas que, habiendo sido protagonista activo de episodios relevantes de la historia de Euskadi, nunca ha acaparado la atención suficiente en los libros de historia de este país y en la sabiduría popular y el imaginario colectivo. Paradójicamente, tras casi tres cuartos de siglo desde su muerte, su historia empieza a romper ese muro de silencio, aunque solo sea por las crueles causas que precipitaron su muerte que ahora empiezan a ver la luz. Según ha podido saber este diario, el Juzgado de Instrucción nº5 de Donostia ha admitido a trámite la querella presentada por su familia por un delito de lesa humanidad por las graves torturas físicas y mentales que practicó con él la policía franquista, así como por las condiciones penosas de prisión que le condujeron a la muerte el 20 de diciembre de 1950.

La querella está presentada contra José Nogues Recoo y Fernando Escudero Arcocha, Inspector Superior y Agente de la policía franquista de la época, respectivamente. Ambos fueron algunos de los encargados de la custodia de Txomin Letamendi (los que se han podido acreditar) durante su estancia en prisión y participaron en los interrogatorios.

Los hechos objeto de la denuncia se basan en las torturas a resultas de las cuales murió Txomin Letamendi y que fueron practicadas en Barcelona, Donostia y Guadalajara por parte de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en un contexto de persecución política sistemática en la que campaba a sus anchas el régimen del dictador Francisco Franco. El auto dictado por la magistrada Silvia Villanueva Hormías conmina a informar de los hechos que se les atribuyen a los dos querellados y a recabar su filiación completa y su domicilio actual.

El juicio contra estos dos expolicías simboliza la impunidad del régimen franquista en relación a los miles y miles de personas que sufrieron la tortura durante la dictadura, que en muchos casos derivaron en la muerte. Todas y cada una de ellas tienen su intrahistoria, su denuncia y su derecho al reconocimiento, la reparación y la memoria, pero el caso de Letamendi (Bilbao, 1901) es singular por los matices del personaje.

Su juventud la desarrolló en las calles y plazas de la capital bizkaína y allí cultivó su faceta musical, combinándola con el activismo político comprometido con la causa de la libertad de Euskadi y la democracia. Fue músico en diferentes bandas y en la Orquesta Sinfónica de Bilbao, en los que destacó como trompetista. En los locos años 20 formó el grupo de jazz Elola Band, llegando a tocar en diferentes salas y conciertos e incluso viajando a Nueva York donde ofreció bolos en afamados teatros y recintos muy populares.

Durante la Guerra Civil fue comandante de gudaris y resistente antifranquista. Fue capitán de la Compañía Azkatuta y luego del Batallón Aristimuño, el más numeroso del Ejército de Euzkadi. Tras la caída de Bilbao a manos de los franquistas tuvo que exiliarse a París donde colaboró con los Servicios de Información Vascos, bajo las órdenes del lehendakari José Antonio Agirre.

En la capital francesa conoció a la ondarrutarra Karmele Urresti, enfermera y componente del coro Eresoinka. Siguió con su actividad musical y participó en una orquesta de tangos con la que actuó en diversos escenarios.

Lehendakari Agirre

La Segunda Guerra Mundial y la entrada de los nazis a la ciudad de la luz obligó a la pareja y a su hija Ikerne (un año después nacería su segundo hijo, Txomin) a exiliarse en Caracas (Venezuela). Tampoco allí se deshizo de la trompeta y con este instrumento tocó en diferentes orquestas y bandas famosas.

Eran los comienzos de los años 40 y ya para entonces se había ganado la confianza y el aprecio del lehendakari Agirre al que no pasaron desapercibidas las cualidades de Letamendi. El jefe del Ejecutivo vasco en el exilio, buen conocedor de su experiencia en el ejército y en la resistencia, le solicitó que continuará trabajando como agente secreto y como tal trabajó en un equipo de espionaje dirigido por Blas Garate. Este grupo protagonizó en Caracas en 1942 la exitosa Operación Sangroniz, que sirvió para ganarse la confianza de las agencias de espionaje estadounidenses (OSS y FBI), para que los estadounidenses  ayudarán después a poner fin a la dictadura de Franco, si bien esto nunca ocurrió.

En 1943, el lehendakari le pidió volver a Euskadi para seguir como agente secreto e integrarse en la red de espionaje vasco con el nombre ficticio de Darío Landa. Volvió a su Bilbao natal y coordinó grupos de intercambio de información de Bilbao y Madrid. Pero la policía secreta le pisaba los talones y tuvo que huir de la capital bizkaína y esconderse en Donostia. Allí permaneció unos meses e hizo valer sus conocimientos de mendigoizale para utilizar los pasos fronterizos en el intercambio de información y refugiados.

Delegado clandestino

Como suele ocurrir en las buenas películas, su buena estrella acabó con una imprudencia y lo apresaron con las manos en la masa mientras realizaba una operación en la Estación del Norte de Donostia. Lo apresaron y lo interrogaron valiéndose de las torturas para sonsacarle información.

Fue condenado a dos años de prisión en Madrid (fue entonces cuando nació su tercer hijo, Patxi), pero le liberaron provisionalmente en menos de un año. Regresó a Ondarroa y trató de pasar desapercibido, pero su compromiso le impedía hacerse a un lado y pronto aceptó una nueva misión como militante de EAJ-PNV que seguía siendo. Marchó a Barcelona como Delegado Clandestino del Gobierno de Euzkadi en Catalunya.

En pocas semanas fue apresado de nuevo por la policía secreta y le incautaron documentos valiosos que pusieron a la policía sobre la pista de varios dirigentes de la resistencia catalana. Las brutales torturas le dejaron muy maltrecho y en un estado lamentable, pese a lo cual fue sometido a consejo de guerra y en febrero de 1950 le impusieron una condena de cinco años por un delito de conspiración para la rebelión.

Su deterioro físico y mental en la cárcel de Guadalajara aceleró su puesta en libertad, pero dos meses después, en diciembre, falleció en Madrid, en casa de su hermano Juan. Fue enterrado en la capital del reino, de donde le exhumaron poco después a Bilbao para luego incinerarlo y esparcir sus cenizas en tierra vasca.

LA QUERELLA

Músico, trompetista, gudari, activista político, agente secreto… todas estas facetas reunidas en una persona que ahora se reviven a través de una querella con la que su familia quiere que se haga justicia. Enfrente todo un marco jurídico con sus trabas judiciales para que la querella salga adelante. Principalmente, la Ley de Amnistía, en vigor desde octubre de 1977, que establece la amnistía para todos los actos de intencionalidad política considerados delitos por la legislación ejecutados hasta junio de ese año, fecha de la celebración de las primeras elecciones tras cuatro décadas de dictadura. La amnistía es extensible a las autoridades, funcionarios y agentes de policía que hubieran cometido delitos durante durante la persecución de actos políticos o hubieran violado los derechos de las personas y, por lo tanto, son in-amnistiables. Así lo refrende la Ley 20/2022 de Memoria Democrática.

Los delitos contra la humanidad o de lesa humanidad, como es el caso, no prescriben aunque hayan pasado tres cuartos de siglo, como en el caso de Txomin Letamendi. Sin embargo, los juzgados están desestimando querellas de este tipo e impiden activar una investigación de la causa y en su caso llevar los crímenes a juicio.

Reconocimiento a las víctimas

El colectivo Giza Eskubideen Behatokia ha promovido anteriormente alguna querella de este tipo y considera que las víctimas del franquismo que sufrieron gravísimas violaciones de derechos a finales de la década de los 40 y 50 “están especialmente desprotegidas, no fueron acogidas por decretos de reconocimiento e indemnización para las víctimas directas de la guerra o inmediata posguerra”.

Desde este colectivo inciden en las dificultades que las víctimas del Estado y sus familias encuentran para obtener justicia y reparación y reiteran su voluntad de acometer todas las acciones posibles para demostrar “la impunidad, el encubrimiento a los perpetradores de los aparatos estatales y la inhibición del sistema judicial a la hora de investigar los hechos, establecer responsabilidades y otorgar justicia a estas víctimas”.

LA OBLIGACIÓN DE ESCRIBIR

Martes 18 de febrero de 2025

Son cuatro fotografías sobre un tema. El de escribir y contar. Casi la obligación de narrar  lo que hacíamos en las Cortes. O en cualquier otro sitio. El ciudadano elige y debe saber como se trabaja su voto. Como la gallina cuando pone un huevo que cacarea. Representar  es trasmitir. Contar lo que se hace.

Nuestro Grupo Parlamentario escribía mucho y Deia publicaba las iniciativas y las tomas de postura sobre hechos concretos. Ahora encuadernados están en el archivo de Gogora por si alguien quiere consultar algo sobre aquellos años.

Gorka Álvarez cesado.

Lunes 17 de febrero de 2025

Un día de 1982, siendo parlamentario en Gasteiz, me llamó el Lehendakari Garaikoetxea para que le ayudara en el inicio de un departamento de Acción Exterior. Con Gorka Agirre iba y venía a reuniones de la UEDC por toda Europa  ya que tanto el PNV como el Gobierno Vasco en el exilio cuidaron mucho la Acción Exterior de un gobierno muy necesitado de ellas y al conocer yo la actividad de un Centro Vasco como el de Caracas, me propuso crear una Secretaría. Le dije que le ayudaría pero que prefería seguir en aquel primer Parlamento Vasco que en abril cumple 45 años y que podría ir simultaneando las cosas. Estuvo de acuerdo y me asignó un despacho en el primer piso de Ajuria Enea donde, con Begoña Ezpeleta, comenzamos a montar un tingladillo.

Lo más urgente era el ir contestando la continua correspondencia que iba llegando de todas partes del mundo, editando la revista mensual Euzko Deya, publicando un librote sobre la FEVA argentina, otro sobre la presencia vasca en Colombia promovido por Patxi Abrisketa, asi como recopilar los artículos de Jesús de Galíndez, editar un  gran resumen  con todo el Congreso Mundial Vasco de 1956 y un libro con su viaje a Panamá, Caracas y Bogotá en 1983. Hicimos muchas cosas en poco tiempo. Éramos el partido de un gobierno monocolor y se podía estar en misa y repicando.

La crisis que se produjo en el PNV en 1985 que generó su dimisión hizo que el Lehendakari Ardanza nombrara en su nuevo gobierno a Iñaki Goikotxeta para esta función ya que yo había sido elegido diputado en el Congreso. A Goikoetxeta le  sucedió  Andoni Ortuzar que dio paso a Iñaki Agirre  y con Josu Legarreta ocupándose éste de los centros vascos en el exterior. Legarreta era una hormiga viajera y lo llevaba todo muy bien.

Patxi López tuvo su encargado para este menester y el Lehendakari Urkullu nombró a Marian Elorza que tuvo como encargado de la diáspora a Gorka Álvarez, a quien conocí como asistente en el Congreso, un jelkide de Irún que ha logrado en 8 años hacer muchas cosas entre otras y con anuencia del Lehendakari Urkullu  dedicar un día de septiembre a recordar a los vascos del exterior, dar asistencia a todas sus necesidades e iniciar algo fundamental: recoger en un archivo todas esas vivencias, como tienen otros países y autonomías, así como ir promoviendo acciones de todo tipo. Su presencia en todas partes llevaban el aliento del gobierno vasco con bonhomía y cercanía algo, que añadido a su permanencia en el puesto, le habían hecho un referente aparentemente insustituible.

Sin embargo y la llegada de un nuevo equipo con el Lehendakari Pradales  y tras mantener Gorka la dirección actual de relación con los Centros Vascos  sin confirmarle en este tiempo, ocho meses, le anunciaron la semana pasada su cese. Lo pueden hacer y lo han hecho como yo opinar sobre el mismo porque creo se  malgasta toda el acervo de conocimientos, contactos, relaciones, planes, la puesta en marcha del Convento de las Clarisas en Gernika. Punto, a la calle.

Afortunadamente ha tenido la oportunidad de encontrar un importante trabajo en el ayuntamiento de Irún como portavoz del PNV a tiempo completo, tras el reciente pacto con el PSE, pero su trabajo era el de la Diáspora, que lo podía haber simultaneado. Como hice yo en su día en lo mismo.

Una de las cualidades que tiene Gorka Álvarez es algo difícil de encontrar en la actual administración que es que te contesten las llamadas, que te pidan conocer experiencias anteriores porque al parecer nacieron sabiéndolo todo, que mantengan esa cercanía del igual, tan importante. Gorka era un todo terreno al que además le gustaba su trabajo.

La anterior responsable de Acción Exterior del gobierno del Lehendakari Urkullu, Marian Elorza con Gorka Álvarez nos reconocieron a Koldo San Sebastián y a mí en un acto en el incipiente archivo todas las cartas, publicaciones, informes, incluso objetos como el reloj de Marceau, maletas o libros que habíamos ido entregando. Y no digo que a los que nos preocupa que la historia no se pierda haya que reconocernos nada, pero si me preocupa y mucho, el trato, el silencio, no tener una administración cercana y mínimamente humana que efectivamente sea una cadena. Por haber tenido una estrecha relación con personas vascas en Panamá puse en contacto al actual gobierno con el actual ministro de Asuntos Exteriores, que estuvo en Vitoría-Gasteiz, y jamás me enteré sobre cómo había ido aquel encuentro. La buena educación no debe ser el fuerte de los actuales responsables.

Y finalmente lamento lo que pueda ocurrir, ya que no se nos ha informado de nada. En el Museo Histórico de María Díaz de Haro trabajaba una persona muy profesional a la que le entregábamos todo lo que habíamos ido recogiendo  desde películas y cintas, a todo lo referente a la radio clandestina de Venezuela bajo el gobierno vasco del exilio, fotografías y referencias de los viajes de los Lehendakaris a América. Nadie nos ha informado si esta actividad va a continuar o no. Solo nos hemos vistos sorprendidos con el cese de Gorka Álvarez. No existimos. Eso no es “escucha activa” ni es nada. Solo prepotencia y ausencia de empatía.

Le deseo todo tipo de éxitos a Gorka en el ayuntamiento de  Irún, le reconozco, como le reconocen en todas partes su magnífico trabajo de ocho años y me duele que se  trate a la gente así, perdiéndose además toda una experiencia  muy importante tras ocho meses sin decirle absolutamente nada. Así no creo se debe actuar. Y lo digo desde el respeto y la experiencia de haber sido el primero en este menester con el Lehendakari Garaikoetxea. Así, no.