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Sábado 19 de diciembre de 2020

Esta fotografía me la envió J. M. Esparza diciéndome que es de las Emakumes de Leitza. Es muy bonita foto. Preciosa. Demostrativa de la presencia del EAJ-PNV desde hace más de 117 años en el viejo reino. Incluso antes ya que Sabino Arana estuvo en la Gamazada, en Castejón recibiendo a los diputados navarros en 1894.

Nuestro partido cometió el inmenso error de ir en 1977 en las elecciones del 15 de junio formando parte de una candidatura que se llamaba Unión Autonomista Navarra (UAN). No sacamos ni un diputado. La memoria recordaba al PNV, no a una plataforma heterogénea, donde primaba ESB. Si salió D. Manuel de Irujo para el Senado donde fuimos con el PSOE y ESEI en el Frente Autonómico. Tras aquel fracaso no sacamos nuestra sigla histórica hasta 1982, años en los que UPN ocupó parte del espacio jeltzale. Por su parte, Telesforo Monzón con su Marcha por la Libertad, hizo el resto. Asustó al navarro medio mientras ETA acrecentaba sus atentados. Decisiones de esta índole se pagan. Lo recordó José Antonio Urbiola cuando recordamos el aniversario de la salida del PNV de la clandestinidad.

Este sábado Uxue  Barkos saca a la palestra Geroa Social Verde. Unai Hualde, el presidente del Napar Buru Batzar y del Parlamento navarro recordaba en Radio Euzkadi el largo historial del PNV en Navarra y apuntaba la inconveniencia de que este nuevo partido utilice el nombre de Geroa porque induce a confusión. Geroa Bai gobierna hoy con éxito en Navarra formando una plataforma con varios partidos e independientes donde está el EAJ-PNV. Uxue Barkos no ha tenido a bien considerar  lo que le ha propuesto el PNV. Y es una pena, porque todas las iniciativas en Navarra tienen que sumar y hasta ahora la fórmula Geroa Bai había sido una fórmula de éxito. Ojalá la siga siendo. Pero no es bueno tensar la cuerda entre colaboradores. Nadie por otra parte ha puesto en cuestión el liderazgo de la ex presidenta del Gobierno de Navarra.

Vuelvo a la fotografía. Me gusta. Ojalá en Leitza y en toda Navarra el EAJ-PNV ocupe el espacio que debe ocupar en virtud de su historia y de su oferta que asimismo es social verde, vasca y progresista.

Exilio exterior y exilio interior. Elogio de Martín Ugalde

Viernes 18 de diciembre de 2020

En la fotografía vemos en el Centro Vasco de Caracas al pelotari de Mutriku, Satur Barrenetxea, muy asiduo los fines de semana al Centro y que solía hacer de juez en las series de Jai Alai.  En el centro está Martín de Ugalde, Presidente del Centro Vasco de Caracas. El señor de la derecha no sé quien es.

Tuve la suerte de conocer a Martin Ugalde, el ilustre escritor y la ilustre  personalidad vasca de Andoain. Exiliado con su familia en Venezuela fue el primer presidente de Euzko Gaztedi del Centro Vasco de Caracas, representación que ocupé asimismo pero veinte años después. Y hablamos mucho de aquellos años. Gran escritor, gran periodista, militante del euskera, Consejero del Gobierno Vasco en el exilio  en junio de 1983 le tocó, en nombre de los exiliados vascos, hablar en una reunión en Euba (Bizkaia). No lo pudo hacer y envió sus reflexiones que he encontrado estos días y que me place reproducirlas. Son  éstas:

He solido mencionar el hecho de la existencia de  dos exilios: el exterior y el interior. Es difícil generalizar y medir compa­rativamente su dureza; estoy segu­ro que a cada cual le ha sido duro el suyo y ¡le basta!, tan duro es morir de este dolor de sentirse un extraño en su propia casa como caer en el camino de regreso sin llegar al reposo de su tierra.

Pero el exilio resultó más esperanzador dentro y fuera gracias a las instituciones políticas de nuestro país.

En el día en que estamos rin­diendo un homenaje de agradeci­miento a la andereño, que quiere abarcar a todas aquellas jóvenes que estaban al servicio de lo más inocente y desprotegido de nuestro pueblo en una guerra que se le impuso brutalmente, quiero recordar el hecho de que ninguna de estas instituciones de atención social y de dirección política después, de aliento político, que funcionaron sin respiro, muchas veces sin esperanza, algunas en momentos de gran desaliento, sin esta responsabilidad que los hombres que dirigieron la vida vasca no hubieran sabido afrontar con decisión, con valentía y también con un ejemplar sentido de la responsabilidad política y patriótica.

Ha habido otros pueblos que en el mismo exilio tuvieron Go­bierno y sin embargo, no acerta­ron a resolver estas dificultades.

Y no sólo a ésta de la atención de sus compatriotas, dentro y fuera del país, sino que extrema­ron su generosidad y su trabajo responsable al representar a nuestro pueblo en las más altas instancias políticas en Europa y América con un sentido de res­ponsabilidad, de acierto, que nos ha venido enorgulleciendo a todos los vascos. Este es el capital de prestigio que el Gobierno vasco supo ganar y mantener en las con­diciones políticas más adversas. Este pueblo que representaron supo responder después ofrecién­dole su colaboración espontánea; con su dinero los que podían ha­cerlo, y su apoyo político en todos los campos del trabajo y la conducta de los vascos, en el exterior y el interior, para dar al mundo la imagen del Gobierno con pueblo y pueblo con Gobier­no, que se ha venido reconocien­do por propios y extraños durante estos largos y terribles años de de­sierto político que tuvieron que atravesar nuestros hombres, con algunos que han ido quedando en el camino, como el primer lehendakari que tuvimos los vascos: José Antonio de Agirre, como Javier de Landaburu, como Manuel de Irujo, como Rezola, Ciaurriz, Aznar, Monzón, Juan «Gracia, Eliodoro de la Torre, Al­fredo de Espinosa, Juan de los Toyos, José M.a Lasarte, y que saludamos hoy en los que los sobreviven, como Gonzalo Nardiz, Astigarribia, y el segundo lehendakari del Gobierno: Jesús M.a de Leizaola.

Hasta lograr entroncar institucionalmente aquel primer Gobier­no de Euzkadi con éste presidido hoy por Carlos Garaikoetxea. Esta hazaña es  vasca.

Y es porque nuestro pueblo ha sabido apreciar y sentir el valor de las instituciones políticas como el camino de andar los pueblos sin ruptura, con responsabilidad.

He pensado muchas veces que el exilio de los carlistas vascos, después de cada una de las dos derrotas militares, fue mucho más amargo que el nuestro, porque estos vascos carecieron de las ins­tituciones vascas que se responsa­bilizaran de su suerte, que les marcara un norte capaz de con­vertir la derrota en sólo una bata­lla perdida.

Así, con este ejemplo fácil de aplicar para observar la diferencia entre dos momentos vascos im­portantes, me resulta honroso decir, con los exiliados que esta­mos agradecidos a nuestras insti­tuciones políticas y de Gobierno que supieron cumplir tan digna­mente con su deber con su prome­sa de servir al pueblo que supo confiar en ellas”.

Nos lo envía el P. Ugalde desde Caracas

Jueves 17 de diciembre de 2020

Las armas  hicieron silencio y la guerra besó a la paz cuando desde la trinchera alemana se elevó el suave canto “Stille Nacht, heilige Nacht”, al que se sumaron los soldados ingleses en su lengua “Silent night holy night”. “Noche de paz, noche de amor”. De corazón los enfrentados se dieron permiso mutuo para enterrar a sus muertos y se obsequiaron cigarrillos y tarjetas navideñas. Era la Navidad de 1914 en las trincheras de Ypres (Bélgica) a los 4 meses de empezada la I Guerra Mundial. Los altos mandos de uno y otro lado se disgustaron y silenciaron esa conducta tan “irracional” y peligrosa en plena guerra. Luego continuaron durante cuatro años cumpliendo el “deber” de matarse, exigido por la lógica “racional” de dominar y derrotar al otro.  ¿Para qué? Para, por medio de la muerte de millones, terminar los vencedores mutilando a Alemania que había ensalzado la guerra segura de su triunfo; una humillante derrota y mala paz que alimentó el resentimiento del pueblo alemán y dio alas luego a la locura criminal de Hitler y a la II Guerra Mundial que, con más eficaz “racionalidad instrumental” logró 100 millones de muertos y una Europa destruida.

La racionalidad instrumental y la felicidad. Los ilustrados del siglo XVIII creían haber descubierto la piedra filosofal de la felicidad humana: la causa del mal era la ignorancia y el dominante oscurantismo religioso. Con la entronización de la diosa Razón se liberaría nuestra razón y descubriríamos las leyes científicas que el Creador puso cuando hizo este mundo con escuadra, compas y fórmulas matemáticas. Efectivamente en el “Siglo de las Luces” (y antes) la razón descubrió que la materia no era caótica e irracional sino toda ella ordenada con las leyes matemáticas, físicas, biológicas… También en las sociedades desaparecería el mal  con las leyes de la “física social” (Sociología), y de la Psicología. La economía desbordaría en riqueza bien distribuida con solo respetar la “ley científica” del libre juego del mercado  sin la  imposición externa de la autoridad política ni de la ética.

Las dos guerras mundiales no fueron obra de los ignorantes, sino de los países más “ilustrados” y avanzados en el manejo de las leyes científicas y tecnológicas aplicadas para la mayor destrucción del enemigo. Los países más ricos y poderosos sembraron millones de vidas en los barrizales de las trincheras y cosecharon millones de muertes y destrucción.

Pero en la Navidad de 1914 aquellos hombres en trincheras enfrentadas no pudieron reprimir la fraternidad de su condición humana. Ante el Niño de Belén se despertaron su bondad y la ternura del abrazo, porque ese “Dios con nosotros” es Dios-Amor; los lobos descubrieron su vocación de hermanos el uno para el otro.

El lógico disgusto de los altos mandos militares dejó al descubierto que  el amor trasciende la racionalidad instrumental (científica) y la transforma en vida.  Sabían que ese destello de fraternidad de la “noche de paz” no era una estupidez, ni una traición, como sería juzgado y castigado por la lógica de la guerra.

Homo homini lupus y Europa de 1945 a 1965

El hombre es lobo para el hombre, como ya lo escribió Plauto en el siglo III antes de Cristo y nos recordó Hobbes. Pero lobos llamados a hacernos hermanos, nos lo muestra Jesús.

En 1945 según la racionalidad de la dominación, Francia y Alemania debieron prepararse con mayor inversión, esfuerzo y técnica para derrotar al otro en la tercera matanza mundial. Pero no fue así.  Los vencedores-EE.UU.  en primer lugar- se convencieron de que es una estupidez mutilar al vencido y destruirlo para que nunca vuelva a tener fuerza. Por el contrario escogieron el camino de la colaboración para la recuperación, y luego de la Unión Europea con la convicción de que es necesario que a Alemania le vaya bien para que a Francia le vaya bien y viceversa. Decidieron jugar a “ganar ganar”, no invertir en tropas y armas contra el otro y desmontar las fronteras y los odios para destruir al enemigo histórico. Las convicciones y audacia política de tres dirigentes cristianos (Schumann en Francia, Adenauer en Alemania y De Gasperi en Italia) fueron decisivas para la Unión Europea y el “Milagro alemán”. Hoy la Europa de naciones que se mataron durante siglos no gasta un euro en tanques, bombas y ejércitos para destruirse.  Ya no se siembra el odio mutuo y se entiende que la guerra, además de una catástrofe  criminal, es una estupidez destructora.  

Navidad y política en Venezuela

Esa es la Navidad  para los cristianos, y también para los que no son religiosos o no conocen el cristianismo. Es lo que nos dice el papa Francisco en su última encíclica “Fratelli Tutti”. Siguiendo a Jesús, y con el ejemplo de Francisco de Asís, estamos llamados a transformar el lobo que somos en “hermano lobo”.  Sin olvidar que esta conversión no es hereditaria, ni erradica al lobo, sino que las nuevas generaciones, y cada persona, tenemos la responsabilidad permanente de convertir día a día el lobo que somos en hermano.  Hoy en el mundo y en Venezuela Jesús vive y nos dice que para encontrar nuestro propio yo tenemos que hacernos nosotros; que dar la vida por otro no es perderla sino ganarla, que nadie tiene más amor que quien la da por otro; y que el amor es más fuerte que la muerte porque Dios es amor.

Venezuela está derrotada. Millones van al exilio porque aquí no encuentran vida. El poder y la dominación entronizados como supremos dioses han traído muerte, miseria y represión, incluso para los seguidores de la dictadura. Continuarla es una estupidez y un crimen. Esta Navidad como ninguna otra hemos de preguntarnos qué debemos hacer unos y otros para entrar en una nueva dinámica política de “ganar ganar” con la convicción de que para que al pobre le vaya bien tienen que florecer el trabajo y las empresas y que estas no pueden ser exitosas si el pueblo está en hambre, sin educación, sin oficio, y  sin trabajo ni ingresos.

La política tiene que nacer de nuevo.  En esta trágica derrota nacional sin ganadores, el diálogo nacional e internacional ha de ser la piedra fundamental para que renazca la vida, la economía y la política democrática animada por la fraternidad.

¡Feliz Navidad  a pesar de que Venezuela llega a ella derrotada y en agonía! Que el Niño-Dios nos traiga como regalo la convicción de que la felicitad no está en la destrucción del otro bando, sino que el otro tiene lo que a mí me falta y yo lo que él necesita: ser nosotros. Que el reconocido fracaso del enfrentamiento destructivo nos lleve a entender que la puerta de la felicidad se abre hacia fuera (Kirkegaard) y que  mi llave  está escondida en el otro y la de él en mi. ¡Feliz Año 2021 con una nueva Venezuela como tarea de todos!

Luis Ugalde