Sobre la elección de la mesa

Martes 4 de agosto de 2020

La vorágine de la huida del Sr. Borbón hace que otras cosas queden en el tintero, aunque sea bueno comentarlas.

En la calle Barrainkua de Bilbao en su número 5 hubo un antiguo Lavadero. Es un edificio clásico muy bonito que ha sido refaccionado y puesto al servicio del consejo municipal. Ha quedado muy bien. En uno de sus pisos he visto que la Fundación Blas Otero tiene su asiento. He preguntado que hace y no me han sabido decir que. En el último está El Sitio. Comento esto porque el lunes fui acompañando a una persona con su hija que gestionaba su empadronamiento. Hoy en día cuando vas a estos edificios públicos tienes un ritual sanitario que  seguir que el ciudadano no conoce. Ni tiene por qué. Nadie nace sabiendo. Lo  normal es que quien lo conoce, que es el funcionario, indique lo que hay que hacer pero lo haga de forma educada y buenas maneras y no regañando. Se le paga entre otras cosas para eso. Ante lo vivido no sé cómo en un servicio público no se ponen funcionarios educados, con empatía, pacientes, profesionales, con ganas de agradar y no gentes o con problemas de hígado o con malas pulgas. Cualquier concejal debería disfrazarse de ciudadano cada cierto tiempo, hacer cola y comprobar como tratan al ciudadano de a pie unos mandarines que por estar detrás de un cristal se creen los dueños del puesto y el derecho a tratar inadecuadamente al ciudadano. A mi este abuso me repatea.  Debería haber un Defensor Municipal del ciudadano contra los modos inadecuados en las oficinas municipales.

Dicho ésto me refiero a lo ocurrido este lunes en el Parlamento cuando se dio apertura a la legislatura, la XII, al ser elegida la Mesa del Parlamento Vasco, el gobierno de la Cámara. De cinco asientos dos han sido para el PNV, y uno para Bildu, para el PSE y para E. Podemos.

Como es lógico los partidos que ostentan la mayoría en la Cámara desean tener la mayoría en la Mesa y han dado entrada a Podemos, algo que no ha agradado a Bildu. Los parlamentarios de Sortu reivindicaban tres para el PNV y dos para Bildu y su primera vicepresidencia. Los que luego hablaban de proporcionalidad y pluralidad todavía no se han dado cuenta que no han ganado las elecciones, que tan democrático es una votación como otra y que su bendito Frente de Izquierdas se ha quedado pulverizado a la primera de cambio. La realidad tiene estas cosas.

Además de acusar a Podemos de haberse vendido al parecer no querían una Mesa plural, sino una Mesa donde se visualizara que ellos son la segunda fuerza, algo legítimo pero alejado de la realidad. No han ganado las elecciones a pesar de esa borrachera política cuya resaca no terminan de superar. A ver si se dan cuenta que les están aplicando el mismo jarabe de mayorías que aplicaron ellos en la anterior legislatura contra el PNV y el PSE. Lo que es igual, no es trampa.

PNV y PSE han apostado por tener la mayoría de este órgano importante a la hora de confeccionar los órdenes del día de cada pleno. Lógico. Pero Bildu está muy molesta. Querían  dos  parlamentarios y la primera vicepresidencia. Su pluralidad era esta. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo.

Primera conclusión. Mucho frente de izquierdas de boquilla y mucho cuento pero a la hora de la verdad si te he visto no me acuerdo. Tanto por parte de Bildu como de Podemos. El hombre y los rocines cada uno va por sus fines. Normal. Lo anormal es que nos vendieron  en campaña la otra milonga.

Si cada uno se hubiera votado a sí mismo el PNV tendría tres representantes en la Mesa y Bildu, dos. El PNV tendría mayoría. Pero el PNV ha sido quien ha diseñado una mesa plural dando entrada al PSE y a Podemos. Era lo lógico y lo que se ha producido. Lástima que no se destaca el gesto del PNV de dar entrada a Podemos a pesar de la sucia campaña que la Sra. Gorrotxategi y la Sra. Garrido han hecho contra Urkullu. Ellas y sus Comisarios y los paracaidistas que vinieron de Madrid lo querían desalojar de todo, como ahora quiere hacer con ellos Bildu. La Mesa es ahora más plural y  no gracias a Bildu.

Conclusión. Bildu tiene un discurso que no resiste la mínima prueba del algodón. El lunes  lo hemos visto.

Un comentario final. La Sra. Eba Blanco, secretaria general de EA, dentro de Bildu, ha sido elegida como una de las vicepresidentas como lo fue en la anterior legislatura. Un puesto en la Mesa dentro de Bildu. EA está teóricamente dentro de Bildu, aunque el balance sea muy triste. Cuatro años callada. Roma paga. Por eso digo y repito que EA en Bildu no existe ya. Se la comió Sortu con el invento de Bildu y ésta dádiva floreal. Un busto silente, sin marcar perfil cuatro años y no porque no pueda hacerlo. Se puede ser miembro de la Mesa e intervenir en plenos y comisiones, pero no recuerdo ninguna intervención estelar de esta Sra. Siendo nada menos que Secretaria general de EA. Es de lo que se quejan los afiliados de EA que han sido pasados por la piedra al tratar de elegir a Maiorga Ramírez.

EA con esta señora desaparece del mapa. Una pena. No sé lo que dirán los perdedores de la sentencia judicial contra la chapuza de la elección de la Sra. Blanco. Sería bueno tomaran la decisión de solicitarle que además de defender algunas de las impresentables posturas de Sortu defendiera el ideario de una EA que se extingue como una vela. En política es bueno encarar las cosas y llamarlas por su nombre. En tiempos de crisis como el que el país vive resulta menos comprometedor la evasión y la retórica a la definición y la claridad. Creo que la Sra. Blanco debería bajarse del coche oficial y darles algunas explicaciones a sus afiliados ante su nueva reelección. Pero me da que con esta operación Sortu logra que EA siga callada.

Ya lo decía Otegi en plena campaña: “Nuestro partido representa la chispa de la transformación frente al narcótico que encarna la opción de Urkullu”. Su partido es Sortu.

Pues eso.

Quiere tanto a España que se va de España.

Lunes 3 de agosto de 2020

No es un exilio. Es una huida hacia adelante. Exilio fue el de Alfonso XIII que se fue tras las elecciones del 14 de abril de 1931. El gobierno de la República le dijo que se fuera antes de que se pusiera el sol y él se fue tras una nota redactada por el Conde de Romanones donde decía que había perdido el amor de su pueblo.

Esta nota, redactada  palabra a palabra y medida cada una, en ningún momento dice aquello que con cara de susto  y velocidad dijo en un pasillo tras la caída en Bostwuana. ”Me he equivocado, lo siento mucho, no volverá a ocurrir”. Aquí ni pide perdón, ni dice que si se va al Caribe, ni tampoco si volverá a su vida disipada.

Curioso. Quieren tanto a España que se van de España.

¿Y la Reina Sofía?. Machismo puro.

Por cierto, ¿A dónde va?. ¿Por qué le hurta esa información al españolito medio?. No es lo mismo irse a Inglaterra, que a Roma donde nació, que a República Dominicana. No es lo mismo. ¿Y la seguridad?. ¿Y los gastos?.

Esto es un parche Felipista para poner un cortafuegos a la actual monarquía y que no se la lleve por delante, porque teóricamente el aforamiento de su padre puede ser levantado y juzgado éste por delito fiscal y otros anexos.

¿Huye de la justicia o huye de la tormenta?.

¿Internacionaliza su conflicto?. ¡Donde queda la ejemplaridad?.

Ahora nos vendrán los mayordomos reales  alabando su penosa conducta. Nos dirán que es un servicio más al país. Nos dirán que la transición no se entiende sin Juan Carlos. Nos dirán que nos queremos cargar la monarquía. Todo eso y mucho más nos dirán.

Solo sé que esto no acabará aquí y que una fotografía de Juan Carlos con  sus amigotes, un cuba libre en la mano y esa risotada borbónica va a ser la mecha que encienda de una vez la voladura total de La Zarzuela..

Y si no, al tiempo, aunque yo me cuidaría mucho en su caso de las comidas y bebidas. Hay precedentes.

Todo este sainete quedará en el lazo final de una transición donde nos dijeron que el rey había sido el motor del cambio.

La inmensa chapuza del voto por correo

Domingo 2 de agosto de 2020

El 12 de julio, el peor presagio se ha hecho realidad: El voto del electorado de los vascos del exterior  inscritos en la Comunidad Autónoma del País Vasco ha llegado a un mínimo histórico en las elecciones al Parlamento Vasco del pasado 12 de julio. Y aunque el voto de la diáspora (a diferencia de otras ocasiones) no ha sido determinante, sí ha ayudado en la disputa por un escaño por Bizkaia entre el Partido Popular y Euskal Herria Bildu. Pero lo importante no es esto. Lo importante es que el invento es tan complicado que se convierte en algo disuasorio. Solo los muy militantes se toman semejante trabajo.

Paradójicamente, a la vez que la población residente en el extranjero con derecho a voto ha ido aumentando, su voto ha ido disminuyendo. Entre 2009 y 2020, el número de electores vascos, nos referimos en estas líneas  a los de la Comunidad Autónoma vasca  en el extranjero, ha crecido en casi 32.300 personas.

No cabe duda de que el efecto de la puesta en marcha del sistema del llamado “voto rogado” en 2011 –por el que todo residente ausente tiene que comunicar previa y personalmente por escrito su voluntad de votar para poder ejercer ese derecho básico– ha supuesto un antes y un después en cuanto a la participación electoral de la diáspora vasca, cuestionando el derecho al sufragio universal; no lo olvidemos, uno de los principios básicos más importantes que sustentan cualquier democracia.

Tal y como se indica en la tabla, en el periodo de 11 años que va de 2009 a 2020 se han celebrado cuatro elecciones al Parlamento Vasco y se ha producido un descenso de 13,36 puntos porcentuales en el voto de los residentes en el extranjero.

Y aquí es importante señalar  al pernicioso “voto rogado”, un 83,12% del electorado vasco en el extranjero no votó en las elecciones de 2009. Esta tendencia a no ejercer el derecho al voto por parte de la diáspora se vio irremediablemente incrementada a partir de 2011.

El distanciamiento entre el electorado vasco y Euzkadi se ha expresado en la baja participación en las sucesivas elecciones.

¿A qué es debida está desconexión con Euzkadi por parte de la mayoría del electorado vasco del exterior?.

A que el sistema no funciona y no sirve más que para fomentar la abstención.

Los datos hablan por si solos.

Voto de la diáspora vasca en las elecciones al Parlamento Vasco, 2009-2020:

Elecciones al Parlamento Vasco


Año
Nº de
electores
ausentes
Número de
solicitantes de voto
(% del voto del censo
de residentes ausentes)
Número de votantes
 (% del voto del censo
de residentes ausentes)
2009 43.710 43.710 7.377 (16,88%)
2012 56.640 6.320 (11,15%) 4.430 (7,14%)
2016 69.159 5.183 (7,5%) 3.257 (4,71%)
2020 75.990 3.569 (4,7%) 2.671 (3,52%)

Cuadro: *En 2011 se introduce el llamado “voto rogado”. Fuentes: Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco e Instituto Nacional de Estadística. (Elaboración propia).

Mientras tanto, la población residente en Euskadi con derecho al voto ha ido disminuyendo y la abstención ha ido aumentando.

Entre 2009 y 2020, el censo ha perdido casi 18.000 electores y la abstención se ha incrementado en 12 puntos porcentuales; desde un 35% en 2009 hasta casi un 47% en 2020.

Es decir, en esta situación, el peso del censo electoral de la diáspora ha ido creciendo con relación al censo total.

De un 2,46% en 2009 se ha pasado a un 4,23% en 2020. Sin embargo, debido a este “voto rogado”, principalmente, el valor porcentual del voto de la diáspora es casi imperceptible en el cómputo total. En 2020, solo 3.569 personas han solicitado el voto, lo que se traduce en el 0,19% del total del electorado vasco.

La “abstención” de la diáspora vasca en las pasadas elecciones al parlamento ha alcanzado un muy alarmante 96,5% del censo de residentes ausentes en el extranjero con derecho al voto.

De las casi 76.000 personas que forman parte de ese censo, solo un 4,7% solicitaron el voto, y finalmente fueron 2.672 personas (3,52%) las que lo depositaron.

Se trata de una “abstención” absolutamente condicionada, forzada tanto por el propio sistema de voto en vigor, como por la situación de alarma sanitaria y de confinamiento, provocada por la pandemia de la COVID-19, que ha sumido en un cierto caos a varios países (entre ellos Argentina, Chile o Venezuela) o regiones de estos, con una importante población vasca con derecho a voto.

Si bien antes de obligar a rogar el voto a quienes querían ejercer este derecho también aquellos ciudadanos/as que podían votar podían asimismo legitima y legalmente optar por no hacerlo, en la actualidad ocurre que quienes manifiestan positivamente su deseo de querer ejercitarlo encuentran enormes dificultades para emitirlo, a pesar de ser –insistimos– un derecho expresamente amparado por la Constitución de España.

Son numerosos los testimonios de vascos residentes en numerosos países (Argentina, Bélgica, Brasil, Estados Unidos, Reino Unido etc.,) que relatan la imposibilidad de votar al no llegarles a tiempo las papeletas del voto. En Venezuela, con 4.026 vascos con derecho al voto, la suspensión del servicio postal desde el 16 de marzo ya suponía de partida un impedimento difícil de subsanar a pesar de la introducción del voto por internet. No hemos logrado conseguir el número exacto de cuántos lo lograron, pero todo apunta a que la cifra fue escandalosamente mínima.

De los 8.139 vascos inscritos en el Consulado de España en Buenos Aires, solo 9 depositaron el voto.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires se encontraban sumidas en una cuarentena.

La histórica baja participación de la diáspora vasca y particularmente el propio “voto rogado” ponen en entredicho la legitimidad democrática del sistema al impedir que un significativo número de ciudadanos puedan elegir a sus representantes políticos. Esta impuesta baja participación condena a la diáspora vasca a la irrelevancia e invisibilización política en términos electorales. Convierte a la ciudadanía vasca extraterritorial en una ciudadanía de segunda al excluirla del sistema que debe garantizar su derecho al sufragio.

Más allá de la reforma del actual sistema electoral o de la supresión definitiva del “voto rogado”, en manos del Parlamento de España, ¿qué medidas han aplicado los poderes públicos vascos para revertir la histórica baja participación electoral de la diáspora, promover su participación política, y posibilitar su voto en el contexto de la pandemia?

Es decir, ¿quién asume la responsabilidad política de este mínimo histórico y de las consecuencias que conlleva este “voto rogado”?