Volvamos a la pancarta

Domingo 3 de mayo de 2020

Ramón Jauregui está pasando el obligado confinamiento en Donosti. Normalmente vive en Madrid. Un periódico donostiarra le preguntaba el por qué lo hacía y contestaba, que aquí existe Osakidetza. Fue claro y rotundo. Eso  al parecer le debe dar seguridad. Fue un acto de lógico reconocimiento a una de las instituciones emblemáticas de la autonomía vasca, con todas sus imperfecciones, pero con todas sus perfecciones, sus gentes vocacionales, su universalidad, su saber ponerse las pilas en tiempos de crisis, y por haber sabido controlar bien una situación límite. Y todo gracias a que en 1984 el gobierno vasco supo convertir el Insalud en esta Osakidetza. Es un dato, como otro el que  mientras esto ocurría, ETA asesinaba, HB la apoyaba y EGIN y después GARA publicaban sus comunicados de manera acrítica. Conviene recordar estas cosas para que no nos reescriban la historia ni nos den clases, mientras sigan siendo incapaces de decir tan solo que “matar fue injusto”. E insisto en recordarlo porque la portavoz de Bildu en el Congreso, en su intervención, le afeó a Sánchez la invasión competencial que da como consecuencia “el derribo de un trabajo que ha durado más de cuarenta años”. Le faltó decir que gracias a ellos. También destacó a Rusia, China y Cuba  como países referencia en detrimento de Europa. Países modelo de Sortu. Ya. En este país todo es posible menos tener memoria.

En esta crisis inédita y límite, sin apenas margen de maniobra, cayéndonos el cielo encima, algunos partidos y sindicatos, han tratado de contraponer salud y economía, como si no fueran las dos caras la misma  moneda, aunque al darse cuenta que la gente normal solo ve en ello dos conceptos complementarios y no contrapuestos, nos han ofrecido su particular procedimiento de desescalada, mientras ELA y LAB, lo hacían con  sendas querellas, algunas ya desestimadas. Algo realmente miserable.   Los que criticaban la judicialización  del  Procés catalán, lo hacen  aquí  con Urkullu y Chivite ante los tribunales en base a su odio  ideológico primario. Gentes con rabo de paja que se acercan a la candela y esta les quema como les ha pasado en ELA en relación con la actuación policial en la calle San Francisco, firmando un comunicado con LAB sin haber “estudiado suficientemente el hecho”, es decir, haber puesto el piloto automático de la crítica por la crítica, la huelga por la huelga. Nada nuevo que les ha costado muchas bajas en ELA entre las cuales  delegados sindicales. La gente comienza a estar harta de la antipolítica como discurso dominante. Negociar es traicionar.

Nadie pone en duda que se han cometido errores, algunos de bulto, fundamentalmente por imprevisión, no con aviesa intencionalidad pero tiempo habrá de abordar el análisis de lo sucedido con datos y mayor serenidad. Todavía estamos en el tiempo de una cierta lealtad que exige el respeto de algunas reglas con necesarias críticas moderadas y constructivas sin incurrir en insultos y descalificaciones ni golpes al estómago como el que se ha pretendido dar a la Consejera Nekane Murga, persona que se ha ido creciendo en la adversidad y que transmite, por sobre todo, credibilidad, preocupación por hacerlo bien, mucho trabajo, buena voluntad y claridad en el mensaje. Pues no. Medios y, siempre los mismos, siguen creyendo que todo está permitido y lo que ha de imperar es la crispación social actuando además de forma frentista e insolidaria, desconociendo los avances y centrándose solo en lo más negativo de la situación. Los buitres no lo hacen mejor. No hay que fiarse de los que dicen que todo va mal. Solo los que quieren que todo vaya mal, y repito el concepto de “en tiempos de crisis los inteligentes buscan soluciones y los inútiles culpables”.

Nos vienen tiempos, no de primaveras rojas, como nos anunciaron el año pasado, sino de veranos calientes y otoños gélidos. La culpa del virus no nació en un paraíso comunista, como lo es China, sino es culpa del capitalismo, argumentación que ELA y LAB han vuelto a poner a  rodar en este primero de mayo. Según Garbiñe Aranburu es evidente “el fracaso del capitalismo y ante eso la necesidad de un modelo que ponga la vida por encima de quienes detentan el poder”. No sabemos si en ese paraíso habrá sindicatos y delegados sindicales. Este es pues un pueblo lleno de capitalistas donde no hay pymes, autónomos, pequeños empresarios que lo arriesgan todo, que innovan  y que contratan, que trabajan horizontalmente. Vuelve la imagen de la Codorniz, aquel señor grueso, vestido de frac y con sombrero de copa, con un gran puro sentado encima de un trabajador. Un país lleno de tiburones depredadores comiéndose a las sardinas. Por eso Arkaitz Rodríguez, secretario general de Sortu nos dice que lo de ellos es “recorrer el mismo camino de siempre aunque  cambiando de zapatos”. Curiosamente da la casualidad que estamos donde estamos gracias a las abarcas, sandalias, zapatos de todo tipo que mal que bien ha sacado a esta sociedad adelante y no nos apetece nada que nos pongan botas militares de clavos. Por lo menos a mí.

He encontrado estos días de encierro un documento interesante que nos entregó un joven universitario en abril de 1977. Reunido el EBB en las oficinas de la calle San Martin 53 en Donosti un joven  tocó la puerta y con otro amigo nos transmitió su preocupación por un manual ampliamente repartido en la Universidad del Partido Comunista titulado “Método de Proselitismo”. Tenía este esquema. 1.-Nuestra actitud. 2.- Objetivos preferentes. 3.- Fases de captación y 4.- Líneas de acción.

En el folleto y frente a los que se les oponían recomendaban lo siguiente: “Hacer crecer la voz de que pertenecen a grupos políticos desacreditados y colgarles el sambenito tales como “carca, burgués, explotador, integristas, fascistas, reaccionarios, de extrema derecha, policía o chivato.” ”Crear en ellos el complejo de que se niegan al diálogo y a la convivencia por su cerrazón mental y su egoísmo y procurar que los demás tengan también esta misma idea de ellos.” “Brindar amistad franca y entrañable mientras se pueda ganar el objetivo”. ”Procurar despertar gran admiración hacia los países comunistas, destacando su gran progreso social y económico y su verdadera libertad”. ”Afirmar que la moral burguesa es pura hipocresía, con apariencia de honradez”. En fin, que el vademécum no tiene desperdicio y que al parecer mantiene toda su vigencia .Aquel documento del joven nos  dio como resultado la creación de un Instituto de Formación interno que se llamó Ereintza y que ojalá siguiera funcionando. Ese fin de semana, Xabier Arzalluz en el frontón de Bermeo, lleno con cuatro mil personas, desgranó con maestría punto por punto aquella plataforma que se resumía en el “fin justifica los medios”. El PNV había estado ilegalizado y la única voz que se había escuchado había sido la de ETA con sus acciones y su ideología tercermundista.” ”No creáis-dijo Arzalluz dirigiéndose a los jóvenes-que sea imprescindible adherirnos al análisis marxista de una sociedad  en lucha permanente de clases. El PNV cree que los problemas sociales y económicos se pueden y se deben resolver de otra manera en su ambiente de libertad y convivencia social, en una democracia fundamental que abarque todos los órdenes de la vida”.

Quien haya escuchado las intervenciones  del 1 de Mayo de los Secretarios de ELA y LAB, habrá creído que estamos y volvemos a 1977, como si en 43 años no se hubiera hecho nada. Discursos  en blanco y negro y con el cuchillo entre los dientes. Y es que los supermalos no son los virus sino Confebask, el PNV, Urkullu y Murga, el capitalismo y el neoliberalismo depredador, que todo lo envuelve. Análisis como si el Muro de Berlín no hubiera caído estrepitosamente. Y claro que los sindicatos tienen que ser plataformas de denuncia, pero con una mínima conexión con la realidad que estos sindicatos no tienen. A no ser que estén a otra cosa, como en 1977. Dijo en su día Txiki Muñoz que no es lo mismo jabugo que mortadela caducada. No estaría nada mal se aplicaran el cuento.

Decía el Lehendakari Agirre que si en los pueblos entrara el cainismo “nos pareceríamos más a una tribu de caníbales que a un pueblo maduro y civilizado”. Pues eso.

José Antonio visto por María Teresa

Sábado 2 de mayo de 2020

El lehendakari Ibarretxe nos repite que la gente no es un número frío sino personas con cara y ojos. Algo que se está desconociendo en esta pandemia cuando se habla de los fallecidos en clave numérica. Por eso es bueno acercarse a José Antonio Agirre como ser humano, no solo como político rodeado de los tópicos al uso. Por eso he querido buscar testimonios de su infancia, de su adolescencia, de su familia y nada mejor que esta buena entrevista que le hizo Iñigo Camino a la hermana de José Antonio, María Teresa, que aparece tercera en esta bonita foto familiar, y que la mayoría no habíamos visto nunca.

Si anteayer fue su hermano Juan Mari, hoy le toca a María Teresa, a Tere, una magnífica señora a quien tuve el honor de conocer y que tenía la simpatía de su hermano. También aparece Encarna, con su muñeca,  que estaba con su hermano y esposo viviendo el espantoso bombardeo en Dunkerke y que le costó la vida a Asporosa. Es parte de una de las peores vivencias que tuvo el lehendakari  en 1940, víctima de aquel  asesino que dominó temporalmente Europa. Y que trata hoy de abrirse camino.

Esta es la entrevista  de Iñigo que aporta datos de interés.

 La familia Aguirre procedía del gipuzkoano pueblo de Bergara. EI abuelo y patriarca familiar, también de nombre José Antonio de Agirre, creó una industria de chocolates y se instaló en Bilbao. El abuelo Agirre era un hombre de ideas modernizadoras, que falleció  en 1907. Su hijo Teodoro estudió la carrera de abogado y fue uno de los primeros seguidores de Sabino Arana, colaborando con el padre de Manuel Irujo en su defensa ante las acusaciones contra el funda­dor del nacionalismo vasco.

El 6 de marzo de 1904 nacía, en Bilbao, José Antonio de Agirre y Lekube. El Lehendakari sería el mayor de diez hermanos. Su madre, Bernardina Lekube, jugaría un papel muy importante en la vida de José Antonio. Bernardina era, al propio tiempo, enérgica y compren­siva para con sus hijos, y José Antonio siempre se sintió muy unido a ella. Murió en 1950, en San Juan de Luz. Su hija Teresa recuerda una frase que, en multitud de ocasiones, repetía al Lehendakari: “No olvides que te debes a tu pueblo y a Euzkadi».

A punto de ahogarse con cuatro años

Uno de los aspectos poco conocidos de la vida de Aguirre es que estudió en la que fue, tal vez, primera ikastola de Euzkadi. Su padre Teodoro, exigía que en casa tan sólo se utilizara el euskera y José Antonio asistió, entre los cuatro y los diez años de edad, a una ikasto­la situada en la bilbaína Plaza Nueva. Aguirre solía recordar emociona­do que, cuando fue nombrado alcalde de Getxo, recibió un hermoso ramo de flores de la que había sido su primera andereño, la señora de Anuncita.

Otro pasaje curioso de su infancia ocurre cuando apenas tiene cuatro años de edad. Un día de verano, José Antonio pasea con su «aya» por Santurtzi. De repente, el niño se escapa y, jugando, cae a las aguas de la ría. Un conocido y elegante solterón de la zona, Ramón Aras Jauregi, tendrá que tirarse desde la orilla y salvar de morir ahogado al que luego fuera Lehendakari de Euzkadi.

José Antonio, como luego sus hermanos, estudia el Bachiller en el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua de Orduña. Siempre buen estudiante, recibe numerosos primeros premios en las asignaturas de historia, literatura y música. El álgebra y las matemáticas nunca le gustarían demasiado, y en estas materias se tiene que conformar con tercer y cuarto accésits.

Tocaba el violín, oboe y fiscornio

La sensibilidad y afición musical era una de las peculiaridades de la familia Aguirre. Los seis hermanos mayores llegaron a formar un sex­teto doméstico. José Antonio tocaba el violín y también el oboe y el fis­cornio. Gran aficionado al canto, formó parte del  coro antecesor del «Bihotz Alai» de Getxo y con un grupo de amigos, ya en la juventud, solía dar improvi­sados recitales en la punta del muelle en Algorta.

Cuando José Antonio tiene dieciséis años fallece su padre. A partir de entonces, él se convierte para los hermanos menores en el sustituto del aita y en el ejemplo a seguir. «Durante años, José Antonio no se acostaría sin dar un beso a los pequeños», recuerda su hermana María Teresa.

Con la muerte del padre y los estudios en colegios no euskaldunes, en la casa Aguirre el euskera pierde fuerza. Sin embargo, José Antonio, durante muchos años se carteará, casi diariamente, en la lengua vasca con un sacerdote de Durango. Aquellas cartas eran para él una espe­cie de «cursillo por correo» de euskera con lecciones y correcciones diarias por parte del cura euskaldun.

Abogado y deportista

El chico inquieto y un poco nervioso, pero «muy responsable y que no hacía barbaridades», según su hermana Teresa, elige la carrera de Derecho y, en cuatro años, logra brillantemente el título de abogado. Terminados los estudios abre, frente a las Calzadas de Mallona, un despacho profesional.

Otra faceta importante de su personalidad es su gran afición al depor­te. José Antonio era un gran jugador de pala, deporte que practicaba, sobre todo, en las temporadas veraniegas cuando la familia iba a la casa de Bergara. Por otro lado, como ya es sabido, fue jugador del Athletic de Bilbao.

Profunda religiosidad

La religiosidad completaba el carácter del joven Aguirre. Presidente durante varios años de las Juventudes de Acción Católica de Vizcaya, realizaba todos los años ejercicios espirituales en Loiola. Su padre murió siendo presidente de la «Adoración Nocturna» y José Antonio será, durante toda su existencia, un hombre profundamente religioso.

En 1925 viaja con su madre a Roma, con motivo del «Año Santo». De vuelta, efectúan un viaje de casi un mes por Europa. En Montecarlo, tras una anécdota curiosa surgida como consecuencia de no llevar cor­bata, José Antonio juega en el casino y gana una jugosa cantidad de dinero. Es ésta una de las pocas veces que tiene suerte en los «nego­cios, para los que, según su hermana, jamás valió y, además, nunca le interesaron».

Pionero de reformas sociales

Su faceta empresarial se circunscribe a la labor realizada en la fábrica familiar. «Chocolates de Aguirre» se había asociado con otras casas en 1920 para formar «Chocolates Bilbaínos». En 1924, cuando José Antonio termina la carrera, le hacen consejero de la fábrica. Su her­mano Juan Mari, que había estudiado en la Comercial de Deusto, actúa como director.

«Chocolates Bilbaínos» va a ser pionera en el terreno social. Una comi­sión de trabajadores forma parte de la Junta de Accionistas e, impulsadas por José Antonio, se realizan medidas innovadoras. Manuel de Irujo, en una biografía del Lehendakari, decía que «José Antonio puso en prácti­ca las normas social-cristianas que mantenía desde la Presidencia de las Juventudes Católicas: el salario familiar, la asistencia facultativa gratuita, las vacaciones pagadas, la habitación y participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa. Aquella labor le imprimió carácter, pues se anticipó en varios lustros a medidas similares apli­cadas con posterioridad o que constituyen aspiración».

Las setenta preguntas de Elías

Viernes 1 de mayo de 2020

La foto me la dieron en Paris. Es Agirre cruzando el puente del Arenal que los sublevados bautizarían como el de la Victoria. Seguramente es de su etapa de diputado. Y se la hice llegar al escritor Elías Amezaga que comenzó a escribir una biografía sobre el primer Lehendakari. Una más. Presentamos el primero de sus  volúmenes en el hotel Carlton junto al Lehendakari Ardanza.

Encuentro este trabajo suyo que enlaza con el que escribí ayer en relación con su hermano Juan Mari. Si yo le hice veinte preguntas, Elías le formuló setenta, y como dice están en su archivo y no como yo, que me quedé con las ganas de saber su respuesta aunque Elías nos  da dos apuntes en este breve escrito que merece la pena ser conocido.

Juan Mari Agirre vivió en Amberes donde se asentó tras la pérdida de la guerra. Y le contó esto a Elías:

Un día de octubre bélico, en el «espacio vital» de la Alemania nazi, interroga la Gestapo

– ¿Usted es Juan de Aguirre?, ¿no es así? -Sí, señor.- ¿Usted no es José Antonio de Aguirre? -No, señor-. ¿Ya lo hemos podido comprobar?. ¿Dónde está su hermano? –No puedo decírselo porque no lo sé. -¿No tiene usted noticias de él, desde que salió de París y atravesó la frontera franco-belga?. -Estuve con él en la frontera pero a fines de mayo se marchó y desconozco dónde pueda encontrarse ahora exactamente. -¿Es que lo sospecha usted?. ¿Dónde cree que puede encontrarse?. -Probablemente en Inglaterra.

Le presentan el retrato de un individuo en mangas de camisa con el pelo alborotado. No, no es ese. Saca de su cartera la verdadera imagen de José Antonio.

Y este comenta explicándolo: «Se trataba de una foto que hice a nuestras tropas en el frente, durante la guerra. Vestía boina, botas altas, chaqueta de cuero con correaje y arma corta. De aquella figura, a la del Dr. Álvarez (su disfraz en la Alemania nazi) mediaba un abismo.

Juan María de Aguirre, murió el 28 de agosto de 1987. Fue el tercero de los diez hermanos del lehendakari, los otros, Ignacio, María Teresa, Encarna, Tomás, Mari Cruz, Teodoro, un segundo Ignacio y Ángel.

José Antonio es consciente, que todos, absolutamente todos han pagado las consecuencias de su vínculo sanguíneo. No con el furor de la Edad Media o de la Inquisición, manchando a los hijos de un padre culpable. En el caso de estos atentados habría que ver qué historias nos contaría cada uno de ellos si le interrogáramos.

-¿Y por qué?.

Sin una sola queja darían su apoyo moral y aún material al hermano a la hora del poder responsable, deslizándose a su lado como sombras. Después perderían sus bienes, más, tomarían la ruta del destierro detrás suyo, alguno, Encarna, sucumbiría en un bombardeo. Los demás seguirían la suerte del gran hombre en desgracia como encadenados a un destino que otros habían elegido en su lugar.

Quizá al desterrado le falten amigos o los rechace por no comprometer. Nada puede hacer con los de su sangre. Mora en un lugar su cuerpo, su espíritu en otro. Donde está se la desconoce, en su lugar de origen empiezan a guardarle luto en vida En este caso concreto, si le preguntan la razón de su persecución, ¿qué va a decir?. Que persiguen a otro a su través. Es insufrible estar ausente de la patria, nos dice Séneca y con razón.

A Juan Mari acudí para conocer noticias de J. A, y conservo en mi archivo las respuestas al cuestionario. Fue uno de sus últimos escritos, lo que quiere decir, que la sombra del hermano no se le apartó ni en sus postreras horas. Pude haberle preguntado algo de su vida después del tránsito de aquel. En absoluto. Son 70 preguntas sobre José Antonio. Colegial. Universitario. Político. Hombre de relaciones públicas. Profesional. En familia. Con referencia a sus costumbres, amigos, gustos, inclinaciones, ¡qué sé yo!, pero ni por asomo sobre su propia personalidad, condenándole de antemano al anonimato. Y cuántos habrán acudido a él con idéntica demanda. Mutismo para su vida particular. Si triunfó se pensaría que de algún modo se lo debería a . . Y si le nombran (y esto es en general y sirve para otros muchos) le nombran con este título: es el hermano de . . ?. Y se llama?.  Pues no lo recuerdo.

En mi cuestionario evoca al hermano mayor, una especie de padre al faltarle el verdadero. Cómo la madre le abraza pidiendo que cuide de los otros ante el cadáver del padre. En el colegio: «A mi entrada en Orduña con cuatro años menos que él me di cuenta de que tanto profesores, inspectores, condiscípulos y demás alumnos, todos le querían, a pesar de que se le consideraba del grupo de alumnos nacionalistas”. En el deporte: José Antonio futbolista en olor de masas. El, Juan Mari, sería su espectador. ?. Después?…

Donde debió ser importante Juan María fue en su gestión como dirigente de la empresa familiar. Ya en otro lugar transcribí los Estatutos de esta empresa ejemplar. Chocolates Aguirre se fundó en la segunda mitad del siglo XIX, en Matico. Triunfó en el mercado. En 1920 se fusionó con Martina Zuricalday La Dulzura y Caracas con un capital inicial de un millón. «Produjo el conocidísimo Chobil. Juan María seguiría después su vida empresarial por Europa.

Pero esto es ya salirnos del objeto de mi artículo. Quede constancia, pues, de que Juan María de Aguirre se fue anónimo, lejos de su patria, en silencio, como diciéndonos que ese 28 de agosto de 1987 abrió la liminar página del Libro de su Vida.