Hace 80 años comenzó el exilio vasco a Venezuela

Lunes 24 de junio de 2019

Creo deberíamos haber hecho algo significativo hoy en Euzkadi pues ha sido una fecha redonda. Y creo que todo esto ha de hacerse para ilustrar a los hoy jóvenes de lo que vivieron sus abuelos, aitites, aitonas, amamas, amonas, huyendo del fascismo que asoló nuestra Patria, esta Euzkadi turística y de postal en la que hubo un tiempo en que fue tierra de persecución, sangre, hambre y miseria.

Estaba a punto de comenzar la II Guerra Mundial y los vascos que habían logrado huir de la guerra y se encontraban en Francia decidieron acogerse a las negociaciones que realizaba el Gobierno Vasco para ir a un destino ignoto llamado Venezuela. Era toda una aventura a la que iban con el cielo arriba y la tierra abajo.

El día 24 de junio, 82 vascos – hombres, mujeres y niños – se concentraron en el puerto francés de Le Havre. Dedicaron la jomada a la revisión de pasa¬portes y visados. En la madrugada del día 25, el grupo, acompañado por Julio de Jáuregui, Miguel José Garmendia, Otalora y el periodista José Olivares Larrondo Tellagorri, oyeron Misa, oficiada por monseñor Lemaire que se había dis¬tinguido por su ayuda a los niños vascos refugiados en Francia. A las ocho de la mañana, el grupo fue trasladado al puerto en autobuses, embarcando una hora más tarde a bordo del paquebote Cuba, de la Compagnie Genérale Trasatlantique. Ante la curiosidad de los demás pasajeros entre quienes se encontraba un grupo de refugiados judíos, sonó el txistu de Segundo de Achurra que in¬terpretó el Agur Jaunak y el himno nacional vasco. Fueron momentos espe¬cialmente dramáticos. Entre los pasajeros había algún herido de guerra. Muchos dejaban en Francia mujer e hijos en vísperas de la otra guerra anunciada.

Tras hacer escala en Southampton, el 4 de Julio de 1939, tocaron el primer puerto americano: Point de Pitre (Guayana). Desde allí, Maguregui escribe a la dirección del PNV, detallando los pormenores del viaje hasta entonces. El día 29 de junio, el grupo vasco celebró la festividad de San Pedro. No faltaron la música y los bailes. Dice la Misa monseñor Víctor Sanabria, Obispo de Alajuela (Costa Rica). El prelado costarricense estableció una relación de amistad con el grupo y, al llegar a La Guaira, le entregó una carta de recomendación para el arzobispo de Caracas. Por otro lado, en su informe, Maguregui señalaba: «Ob¬servo que, a medida que nos acercamos a América, la gente se siente más preocupada, a pesar de todo, el ambiente general es de confianza y ánimo”.

En las primeras horas del día 9 de julio de 1939, el Cuba atracó en el puerto venezolano de La Guaira. A las 7 de la mañana, subía a bordo Arturo Uslar Pietri, acompañado de Antonio Arraiz, Roberto Álamo Ibarra y Vicente Fuentes. A las 9 de la mañana, Maguregui envió un telegrama a Villa Endara (sede del PNV), comunicando la llegada del grupo vasco Venezuela.

Toda la prensa venezolana se hizo eco de la llegada de los refugiados vas¬cos. El Diario Ahora dedicó una página, con gran profusión de fotografías, a este evento. Destacaba que, entre los recién llegados, se encontraban mé¬dicos, ingenieros, contables, agricultores y obreros especializados.

El domingo 16, el grupo asistió, en la parroquia de Santa Rosalía, a una Misa cantada oficiada por su párroco, el padre Tenreiro, amigo del canónigo Alberto Onaindia, asesor del presidente del Gobierno Vasco con quien había estudiado en Roma. A las once de la mañana, acompañados por Arturo Uslar Pietri y Simón Gonzalo Salas, los vascos hicieron una ofrenda floral en el Panteón Nacional, donde se encuentran los restos de Simón Bolívar. Como se había acordado con las autoridades venezolanas, se canta el Agur jaunak y el himno venezolano. Sin embargo, uno de los refugiados, Esturo, por ini¬ciativa propia, pidió permiso a Uslar Pietri para interpretar el Euzko Abendaren Ereserkia (himno nacional vasco). Lo que, en apariencia, no dejaba de ser un hecho anecdótico, dio lugar a una polémica política. La Esfera, un periódico muy reaccionario y pro-franquista, que mantenía una cruzada per¬manente contra todo lo que oliera a izquierda, publicó una información sumamente crítica, diciendo que se habían cantado ‘himnos comunistas’ en el Panteón Nacional en presencia de un alto funcionario del Gobierno y con su anuencia. Por su parte, José Antonio Sangróniz, representante franquis¬ta en Venezuela, presentó una nota de protesta. El asunto no tuvo mayor trascendencia porque el general López Contreras no le dio importancia. No obstante, dicho incidente era un reflejo de la situación política de Vene¬zuela en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

Ocurrió hace ochenta años.

En Euzkadi nadie se ha acordado de esto.

Algo poderosamente social ha nacido en el barrio de San Francisco.

Domingo 23 de junio de 2019

El maestro y músico venezolano José Antonio Abreu fundó en 1975 un sistema de acción social a través de la música, que bautizó como “El Sistema”, el cuál se ha ido divulgando e incorporando a lo largo de estos últimos cuarenta años en otros países del mundo.

En 2005 se creó VOZES en Barcelona, proyecto músico social que trabaja con niños y adolescentes que no pueden acceder a la práctica musical y que a través de ésta, se les ofrece la oportunidad de integrarse plenamente en la sociedad, sin renunciar a la calidad y compromiso que la misma exige.

En noviembre de 2018 en Euzkadi y de la mano de la Fundación Norai dirigida por el P. Miguel Ángel Villanueva Esnaola, han creado el proyecto Etorkizuna musikatan-Futuro música para el que cuentan con dos músicos venezolanos, Anibal Castillo y Roberto Páez, Director y Coordinador del Proyecto respectivamente.

Este fin de semana en Bilbao hemos podido disfrutar de la Orquesta Sinfónica Vozes en dos actuaciones en las que han tenido la oportunidad de debutar los dos primeros componentes de Bilbao. Se trata de Jon y Martín, ambos de 13 años y trompetistas que han comenzado hace cuatro meses a formar parte de Etorkizuna musikatan-Futuro música. Les deseo mucho éxito.

El sábado 22 de junio nos reuníamos en los locales de la Parroquia El Carmen para disfrutar de una maravillosa orquesta compuesta por 60 adolescentes que demostraban de la mano del magnífico Director Pablo González, venezolano y ex alumno aventajado de este sistema, el sentir profundo de la música. Fue realmente emotivo comprobar como algunos de los jóvenes se emocionaban con nuestros aplausos, así como los que se veían totalmente metidos en su papel de músicos sintiendo de veras cada una de las notas y compases que tocaba.

Hoy domingo 23 de junio en el Barrio de San Francisco, en la Plaza La Cantera a las 12 del mediodía les hemos podido escuchar nuevamente tocar al aire libre. Como nos ha comentado Miguel Ángel, en San Francisco conviven más de 70 nacionalidades diferentes animándoles a participar en el próximo curso que se iniciará en septiembre. La fundación Norai cuenta con el apoyo de la BBK, Asocolvas, Fair Saturday, Asociación Tierra de Gracia, Vozes y espera que en breve muchos más.

La plaza ha estado muy concurrida de familias con niños, jóvenes y adultos que hemos disfrutado de la música a través del proyecto VOZES de Barcelona en colaboración con Bilbao.

Pocos políticos hemos visto, no sé si por falta de información o por escasa sensibilidad, pero estoy seguro que en breve este puntazo va a ser una referencia de primer orden en Bilbao y en toda Euzkadi. Lo van a ver. Y ésta gran iniciativa nació este fin de semana.

1944: El Mundo Vasco en Londres contado por Irujo

Sábado 22 de junio de 2019

He encontrado este trabajo escrito por D. Manuel de Irujo en Euzko Deya de Argentina. Es de 1944 y en esta ciudad se encontraba Irujo pasando la II Guerra Mundial. No sé si hoy hay un Centro Vasco en Londres ni si tiene el mismo ambiente por eso es bueno, de vez en cuando recordar que se hizo en otros tiempos, aunque no sean parecidos. Los jóvenes hoy o estudian o trabajan. Los jóvenes ayer iban a la guerra. Y son datos interesantes los que cuenta.

D. Manuel escribió su reportaje de esta manera:

“Londres ha sido siempre un hervidero humano Ahora lo es más aún. La escena que vamos a relatar podría aplicarse cambiando idiomas, ciudadanías y latitudes geográficas a cualquier otro grupo humano de Europa.

El de Chile no es chileno, sino vasco, de Baracaldo, se apellida Izarra, es alto, serio, fornido, de pocas palabras, se enroló como voluntario al tener noticia de que se constituía en F.F.F.L. una unidad vasca. Al ser ésta disuelta, pidió le fuera aplicado el Decreto de disolución, desmilitarizándose. Mientras se tramitaron el expediente fue embarcado para Sierra Leona, de donde pasó a África del Sur, para continuar por Kenia, Egipto, Palestina, Siria, Argel, y de nuevo Inglaterra. Es paracaidista, al igual que sus compañeros. Como su expediente pende aun de resolución está destinado al servicio de uno de los ascensores del cuartel General. Su destino es subir y bajar. Varían el artefacto, la velocidad y la exposición consiguiente. Ibarra no está muy cierto de que corra peligro menor en el ascensor que pendiente del paracaídas. Cuando le preguntan qué ha hecho en cuatro años de guerra, contesta muy serio, que estuvo buscando el frente, sin que por diversas razones topara con él. La disolución de la unidad militar vasca torció sus rumbos. No ostenta la cruz de Lorena, ni quiere batirse bajo otra bandera que la vasca.

El segundo de los tres, más fino de cuerpo y de más hablar se apellida Uranga, es donostiarra, aunque vivió siempre en Donibane, siendo ciudadano francés. Se expresa en correcto labordino. De larga charla con un grupo de guipuzcoanos, gusta poco de tratar temas militares, sin que podamos seguir sus pasos durante la guerra. De él sabemos, que su unidad no ha sido destinada hasta la fecha a los desembarcos en tierras francesas.

El tercero es Víctor Iturria. Ostenta cinco condecoraciones: La cruz de guerra con tres palmas, la medalla militar inglesa, la medalla de Libia, la de herido y la militar francesa. Tiene aspecto de navarro de la ribera: no muy alto, pelo castaño, tez oscurecida, fornido, cuadrado, sonriente. Habla alternativamente euskera y francés. Es un casero de Donibane, jugador de pelota a mano. Se encontraba en París, de donde fue movilizado. Luchó en Francia, embarcó herido en Dunquerque, ha hecho toda la guerra de África del Norte donde se le quedaron los pies planos y hoy se encuentra en Francia. Si no ha caído, pues pertenecía al Cuarto Batallón de Paracaidistas, que es de los que abrieron brecha en los primeros momentos en Normandía. Como detalle curioso, se da el que nunca usa arma de fuego en sus descensos por paracaídas. Se limita a llevar la máxima cantidad de bombas de mano, que maneja con maestría de pelotari. Ha venido a recordar al Txikito de Cambó de la guerra anterior, con la diferencia de que el de Cambó arrojaba las bombas con cesta, y éste las lanza a mano hasta ochenta metros con perfección tal que las introduce por las ventanas de las casas y aún las de los aviones parados; uniendo a su destreza en colocar las bombas una pasmosa agilidad muscular, que le da una extraordinaria rapidez de movimientos. Es el rey de los paracaidistas.

Al poco tiempo, en el bar se habían formado dos grupos, uno con Iturria hablaba euskera, otro con el de Barakaldo dialogaba en castellano. Uranga alternaba los dos, desde su posición de mitad laburdino y mitad guipuzcoano. Cuando a Iturria le dijeron que tenía facha de navarro, se honró mucho de ser coterráneo de Irigoyen el león navarro y de Abrego por el que siente admiración. Fue preciso sus¬pender las sabrosas discusiones para acudir a la conferencia, en la cual, por ser dicha en castellano, Iturria se quedó como el negro del sermón.

Esta estampa de un atardecer en Euzko Etxea es el retrato de la vida social de la colonia vasca de Londres. Lástima que nos falte fron¬tón. De haberlo tenido, aquel día, corre peligro de que, en vez de con¬ferencias hubiéramos terminado en un buen partido. Pero, hasta que los vas¬cos de América no nos envíen cuartos con los que construir el fron¬tón, nos quedamos con las ganas.

Al terminar estas cuartillas nos enteramos que ha llegado de regreso de Normandía, el primer herido vasco de la invasión de Europa. Se trata de un muchachote donostiarra de dos metros de alto. Rubio, con cara de niño y 20 años de edad. Casalonga es su nombre. Parachutista comando, fué herido de metralla y descansaba en un hospital de Inglaterra a las cuarenta y ocho horas de comenzada la in¬vasión. Con leves heridas de metralla en piernas y espalda, nos envía recado con las visitas, de que cualquier día de estos espera venir a Euzko Extxea a «hacer una cazuelada». Este podría ser el cuarto, el completo de las dos parejas para un buen partido de pelota.

Manuel de Irujo