En Eibar con la futura Alcaldesa, Eva Juez

Lunes 16 de marzo de 2015

Eva juezConocí a Fernando Irusta en Bogotá. Casado con la hija del ex ministro Paulino Sanz, era un ingeniero cartógrafo que conocía Colombia como nadie y, además, era de Eibar, sobre todo de Eibar. A nadie le he oído hablar más y mejor de Eibar que a aquel Irusta tan singular. Era además el delegado del Gobierno Vasco en Bogotá .Sentía por Eibar y por el Lehendakari Leizaola casi la misma pasión.

Y de él me he acordado hoy lunes 16 cuando he estado en el Batzoki de Eibar donde he acudido para una charla preelectoral. La última vez estuve en el anterior Batzoki hace 26 años. La fecha la recuerdo porque estando hablando en 1989 nos notificaron el fallecimiento de nuestro segundo Lehendakari, que había sido cuidado con mimo por otro eibarrés, el inefable Iñaki Larreategui, aquel que subió al despacho de Pujol y allí estuvo en la entrevista hasta el final, vivencia que he contado varias veces.

Eva Juez Garmendia es la candidata del PNV y actual concejala. Joven, dinámica, con muchas ganas de darle la vuelta a esta muy ejemplar ciudad con tanta tradición y personalidad. Mañana tendrá reuniones con varias asociaciones y, con un equipo de gente joven y entusiasmada, y sobre todo con la gasolina de la ilusión, ven la seria posibilidad de recuperar una alcaldía que ha estado en manos del PNV en dos ocasiones.

Hoy la democracia no es de adhesión sino de participación. Cercanía, humildad, el oído y los pies en la calle, la transparencia, el concepto claro de la subsidiariedad, objetivos claros, cumplir lo que se dice, apostar por la vida de calidad, un buen uso de las redes sociales y mucho trabajo son las pautas de comportamiento de esta candidatura que he visto muy ilusionada y con serias posibilidades de victoria.

Eibar no podrá estar en mejor manos que en este equipo que cree como el S.D. EIBAR que se puede estar en primera y luchando cada domingo.

Una buena experiencia.

¿Quién se acuerda de Castañares?

Lunes 16 de marzo de 2015

Jon CastañaresEl PNV fue a las elecciones de 1979, tras cuarenta años de sequía, con el lema de “Partido Municipalista”.  Fue el municipalismo el que en tiempos de la República  trajo la autonomía. Lo lideró el alcalde de Getxo, José Antonio de Aguirre y Lekube.

Y para esas elecciones necesitábamos candidatos. Yo estaba en el BBB y Makua nos dijo que prefería ser candidato a Diputado General y Mitxel Unzueta serlo para el Senado y ésto nos dejó sin las dos personas en las que habíamos pensado para candidatear para la alcaldía de Bilbao .Al final optamos por Jesús Echeberria, que trabajaba en la Firestone, pero la Junta Municipal de  Gorliz nos negó esa posibilidad. Y, espigando, fuimos al tercer  candidato  de la lista, un  directivo del Banco Bilbao, soltero, que en ese momento estaba con Iribar en aquella campaña en favor del euskera “Bai Euskerari” en Bayona. Había sido niño de la guerra en Inglaterra.

Y a Bayona  le llamé.

Me  contestó que no aceptaba. Le dije que en el Partido los cargos  propuestos por la ejecutiva eran obligatorios, salvo fuerza mayor. Me dijo que podía ser un buen segundo para sanear las malas cuentas del ayuntamiento. Le dije que no, que le queríamos de candidato  para sanear todo el ayuntamiento y, después de muchos forcejeos  y  vicisitudes accedió y con una campaña que traje de Venezuela y con el lema “Castañares arregla esto”, ”Por aquí pasó un amigo de Castañares”, ”Jon Castañares. El Hombre capaz”, le ganamos al virtual candidatos socialista  al que todos daban  como ganador José Luis Rubio, conocido y que se había enfrentado a la alcaldesa Pilar Careaga. Hoy seguramente el PNV no tendría alcalde de Bilbao si en 1979 no hubiéramos ganado aquellas elecciones. Es muy difícil desbancar a un alcalde y a un partido si  los dos trabajan bien en su municipio como ha trabajado el PNV estos años.

Y Castañares ha sido, de todos los alcaldes que Bilbao ha tenido (Castañares, Robles, Gorordo, Duñabeitia, Ortuondo, Azkuna y Areso) el más meritorio porque le tocó bailar con la más fea. Sin presupuesto, sin experiencia, no queriendo serlo, con una ETA matando de manera continua, y con la Gaceta y El Correo en contra, sacó adelante un ayuntamiento que moría de inanición e inició él la limpieza de la ría, puso en orden las cuentas y sentó las bases de lo que ha venido después.

Castañares, de quien pocos se acuerdan, vive en Getxo, solo y enfermo. Y aunque no está para grandes trotes, una sociedad con  calidad humana  debe recordar a sus hijos más débiles. Sé que el ayuntamiento de Getxo se ocupa de él pero falta ese reconocimiento público a una labor que fue pionera.

Me parece extraordinario el recuerdo a Azkuna, pero antes que Azkuna ha habido también grandes servidores públicos y el PNV no se agota en una persona. El PNV es una continuidad histórica y Castañares fue un  extraordinario eslabón de una gran cadena  que seguirá en la persona de Juan Mari Aburto.

El negociador. Una película parcial que no pienso ver.

Sábado 14 de marzo de 2015

Vi el jueves en TV-2, la película de Arteta sobre aquel año terrible de 1980.Fue el año en el que ETA mató a más gente, y de todo tipo. Horroroso.

Mi conclusión es que la película tenía el nefasto mensaje de señalar al nacionalismo vasco institucional como el origen y la causa de todas esas muertes. No a  ETA. Es como acusar a la Iglesia de los crímenes de la Inquisición y al  español corriente  de la guerra civil, las torturas y las muertes horrorosas ocurridas en el siglo XX. Pero es que Arteta buscaba eso. Y destaco que la  película se dio en horario de máxima audiencia un jueves, EN UN MEDIO PÚBLICO. No tiene esos honores Lasa y Zabala.

EguigurenY también vi  el debate en ETB, «Por Fin Viernes»,  sobre la nueva película de Borja Cobeaga, «El Negociador», con él  de  autor del guion y con Jesús Eguiguren y Luis Rodríguez Azpiolea, en el plató.

Curiosamente le había visto a Rodríguez Azpiolea  el martes a las nueve de la mañana en la Plaza de España en Madrid  y hablamos de muchas cosas pero ni me mentó el dato. Seguramente sabe, aunque no lo dirá, que estamos ante una manipulación. A pesar de haber escrito un libro al respecto.

No le quito mérito al ex presidente del PSE vasco, el gipuzkoano de Aizarna, Jesús Egiguren por el esfuerzo realizado, aunque  sabíamos de su última intención, además de acabar con ETA. Cuestión loable y aplaudible. Viví dos veranos en Aizarnazabal y me indicaban que aquel pueblo lejano  del monte, arriba, era Aizarna y que la gente era especial. Tengo ese recuerdo. Y especial es Egiguren.

Todos fueron muy obsequiosos con Eguiguren. Y no está mal. Reconoció que lo vivido le había dejado tocado y se le notaba. Pero no puedo olvidar lo que me decía María Antonia Iglesias de Eguiguren y su adversión primaria al PNV. Quería todo con todos, menos con el PNV, y lo volví a constatar al escucharles. ¿Cómo se puede estar hablando hora y media del fin de ETA  y hablar de todo menos del papel del PNV en los coletazos de ETA?. Pues eso ocurrió el pasado viernes.

Ardanza, Ibarretxe, Arzalluz, Urkullu, Josu Jon Imaz, Gorka Aguirre, Ollora y Egibar nunca existieron. Ni mentar.

Lo que vimos fue un relato edulcorado de su relación con Arnaldo Otegi al que deseo su pronta liberación. Pero del que no me fío un pelo.

No me gustan nada ni Otegi y mucho menos Pernando Barrena. A Eguiguren le encantan. Dios los cría y ellos se juntan. Están en su derecho.

Y no podía fallar Mariano Ferrer, otro comentarista primario en contra del PNV que le pareció toda la historia que nos contaron, el relato de algo maravilloso, desconociendo que en esos años el PNV había apostado por Lizarra, que el PSE se había retirado del Gobierno Vasco, que la tregua se hace en tiempos del Lehendakari Ibarretxe,  de las conversaciones de Loiola, de como  Eguiguren llamó angustiado al EBB porque todo ese maravilloso cuadro de comidas en el caserío Txillarre  se le venía abajo y no sabía como manejarlo, que ETA había asesinado a Fernando Buesa y a su escolta y a otros socialistas, que ese odio primario de Egiguren hacia el PNV era la gasolina de unas conversaciones que Otegi manipulaba sin tener el coraje de enfrentarse a una ETA que decidió romper la tregua y volver a matar.

Me pareció todo el dialogo  de aurora boreal, y muy falso, pues faltaba el dato principal: ¿Dónde estaba y que hacían el lehendakari Ibarretxe y el PNV?. ¿No existían?. Ni mentarlos una sola vez. Es como hablar de la Liga y omitir al Barca.

¡Vamos hombre!. ¡Menos lobos!.

Y para colmo, Eguiguren sabía que ETA iba a dejar las armas y resulta que el entonces Lehendakari Patxi López se enteró en un viaje en tren en Estados Unidos y balbució unas declaraciones de juzgado de guardia. Una de dos. O Eguiguren no sabía nada, o se lo hurtó a su jefe. ¿Por qué no le preguntaron sobre eso?.

Para mi ETA no necesitó para nada esas conversaciones, porque estaba en  otra onda y si dejó la lucha armada no fue ni por Eguiguren, ni por Egea, ni por Otegi, ni por Pernando, ni por el anfitrión  del caserío  Txillarre  un señor que se las daba de simpático y que atiende al nombre de  Peio Rubio.

¿Y dónde queda el trabajo del ex Fiscal General Javier Moscoso, que sí estuvo involucrado de hoz y coz?.

Una película prescindible de un Borja Cobeaga que lo mismo frivoliza sobre lo vasco y le va muy bien, que hace películas demediadas  sobre ETA, y que si por mí fuera, no sacaría un euro de taquilla. Yo no pienso verla.

El tal Peio Rubio ha prometido organizar una comida con Eguiguren, Egea, y Pernando, cuando Otegi salga de la cárcel. Que les aproveche. No se olviden de Borja Cobeaga, Azpiolea y Mariano Ferrer.

El esfuerzo de contar lo recientemente  vivido  necesita más mimbres y menos sectarismo.

No se puede  explicar la historia reciente con semejante manipulación de datos.

Una pena.