Sábado 14 de marzo de 2015
Vi el jueves en TV-2, la película de Arteta sobre aquel año terrible de 1980.Fue el año en el que ETA mató a más gente, y de todo tipo. Horroroso.
Mi conclusión es que la película tenía el nefasto mensaje de señalar al nacionalismo vasco institucional como el origen y la causa de todas esas muertes. No a ETA. Es como acusar a la Iglesia de los crímenes de la Inquisición y al español corriente de la guerra civil, las torturas y las muertes horrorosas ocurridas en el siglo XX. Pero es que Arteta buscaba eso. Y destaco que la película se dio en horario de máxima audiencia un jueves, EN UN MEDIO PÚBLICO. No tiene esos honores Lasa y Zabala.
Y también vi el debate en ETB, «Por Fin Viernes», sobre la nueva película de Borja Cobeaga, «El Negociador», con él de autor del guion y con Jesús Eguiguren y Luis Rodríguez Azpiolea, en el plató.
Curiosamente le había visto a Rodríguez Azpiolea el martes a las nueve de la mañana en la Plaza de España en Madrid y hablamos de muchas cosas pero ni me mentó el dato. Seguramente sabe, aunque no lo dirá, que estamos ante una manipulación. A pesar de haber escrito un libro al respecto.
No le quito mérito al ex presidente del PSE vasco, el gipuzkoano de Aizarna, Jesús Egiguren por el esfuerzo realizado, aunque sabíamos de su última intención, además de acabar con ETA. Cuestión loable y aplaudible. Viví dos veranos en Aizarnazabal y me indicaban que aquel pueblo lejano del monte, arriba, era Aizarna y que la gente era especial. Tengo ese recuerdo. Y especial es Egiguren.
Todos fueron muy obsequiosos con Eguiguren. Y no está mal. Reconoció que lo vivido le había dejado tocado y se le notaba. Pero no puedo olvidar lo que me decía María Antonia Iglesias de Eguiguren y su adversión primaria al PNV. Quería todo con todos, menos con el PNV, y lo volví a constatar al escucharles. ¿Cómo se puede estar hablando hora y media del fin de ETA y hablar de todo menos del papel del PNV en los coletazos de ETA?. Pues eso ocurrió el pasado viernes.
Ardanza, Ibarretxe, Arzalluz, Urkullu, Josu Jon Imaz, Gorka Aguirre, Ollora y Egibar nunca existieron. Ni mentar.
Lo que vimos fue un relato edulcorado de su relación con Arnaldo Otegi al que deseo su pronta liberación. Pero del que no me fío un pelo.
No me gustan nada ni Otegi y mucho menos Pernando Barrena. A Eguiguren le encantan. Dios los cría y ellos se juntan. Están en su derecho.
Y no podía fallar Mariano Ferrer, otro comentarista primario en contra del PNV que le pareció toda la historia que nos contaron, el relato de algo maravilloso, desconociendo que en esos años el PNV había apostado por Lizarra, que el PSE se había retirado del Gobierno Vasco, que la tregua se hace en tiempos del Lehendakari Ibarretxe, de las conversaciones de Loiola, de como Eguiguren llamó angustiado al EBB porque todo ese maravilloso cuadro de comidas en el caserío Txillarre se le venía abajo y no sabía como manejarlo, que ETA había asesinado a Fernando Buesa y a su escolta y a otros socialistas, que ese odio primario de Egiguren hacia el PNV era la gasolina de unas conversaciones que Otegi manipulaba sin tener el coraje de enfrentarse a una ETA que decidió romper la tregua y volver a matar.
Me pareció todo el dialogo de aurora boreal, y muy falso, pues faltaba el dato principal: ¿Dónde estaba y que hacían el lehendakari Ibarretxe y el PNV?. ¿No existían?. Ni mentarlos una sola vez. Es como hablar de la Liga y omitir al Barca.
¡Vamos hombre!. ¡Menos lobos!.
Y para colmo, Eguiguren sabía que ETA iba a dejar las armas y resulta que el entonces Lehendakari Patxi López se enteró en un viaje en tren en Estados Unidos y balbució unas declaraciones de juzgado de guardia. Una de dos. O Eguiguren no sabía nada, o se lo hurtó a su jefe. ¿Por qué no le preguntaron sobre eso?.
Para mi ETA no necesitó para nada esas conversaciones, porque estaba en otra onda y si dejó la lucha armada no fue ni por Eguiguren, ni por Egea, ni por Otegi, ni por Pernando, ni por el anfitrión del caserío Txillarre un señor que se las daba de simpático y que atiende al nombre de Peio Rubio.
¿Y dónde queda el trabajo del ex Fiscal General Javier Moscoso, que sí estuvo involucrado de hoz y coz?.
Una película prescindible de un Borja Cobeaga que lo mismo frivoliza sobre lo vasco y le va muy bien, que hace películas demediadas sobre ETA, y que si por mí fuera, no sacaría un euro de taquilla. Yo no pienso verla.
El tal Peio Rubio ha prometido organizar una comida con Eguiguren, Egea, y Pernando, cuando Otegi salga de la cárcel. Que les aproveche. No se olviden de Borja Cobeaga, Azpiolea y Mariano Ferrer.
El esfuerzo de contar lo recientemente vivido necesita más mimbres y menos sectarismo.
No se puede explicar la historia reciente con semejante manipulación de datos.
Una pena.